Terrorismo en Turquía sigue aumentando

Lamentablemente este fin de semana dos nuevos ataques sacudieron la ciudad de Estambul, causando 38 muertes y 155 heridos. En su última publicación de noviembre, el Índice Global de Terrorismo ubica a Turquía como el país número 14 de un total de 163 medidos en cuanto a esta clase de violencia en el planeta, y como uno de los seis países en donde las muertes por terrorismo crecieron más en el último año. Los atentados en Turquía proceden de tres fuentes diferentes; con el fin de sintetizar, en este texto me concentro en las dos más importantes: ISIS y la militancia kurda. Los atentados del fin de semana fueron reivindicados por loa Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), un grupo afiliados al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Cada uno de esos dos actores, ISIS y los militantes kurdos, tienen razones propias para atacar, difieren enormemente en motivaciones, blancos y en la forma para llevar a cabo sus atentados. Sin embargo, sumando los ataques de ambos, Turquía se encuentra en un estado de tensión que hacía mucho tiempo no vivía. En el texto de hoy algunos datos de contexto y posibles repercusiones.

Turquía y la guerra civil siria

1. Turquía es probablemente el país limítrofe más afectado por la guerra civil siria, tanto por el flujo de refugiados como por la violencia y riesgos esparcidos a través de su frontera.

2. Pero más allá de ello, Ankara ha sido uno de los actores que más ha intervenido en este conflicto. Por motivos geopolíticos, Turquía decidió tomar partido y, junto con las monarquías sunitas de la región como Arabia Saudita y Qatar, ofreció su respaldo logístico, financiero y en armas, a ciertas milicias que combatían al presidente Assad.

3. De manera paralela Turquía mantiene un conflicto con la militancia kurda desde hace muchos años. Recordemos que los kurdos son un grupo étnico con presencia en cinco países (incluidos Siria, Turquía e Irak). Turquía no solo es el país que tiene la minoría kurda más importante, sino que, a raíz de las aspiraciones nacionalistas de este grupo, ha librado una guerra con la militancia kurda desde hace décadas. Sin embargo, aún hasta el año pasado, había un cese al fuego entre Ankara y dicha militancia.

No intervención directa contra ISIS hasta 2015  

Turquía, un miembro de la OTAN y aliado de Estados Unidos, había elegido no entrar en la estrategia implementada por Washington contra ISIS en 2014 por varias razones:

a. ISIS era el mayor enemigo de Assad. Al haber convertido el combate a ISIS en su prioridad, Washington no solo estaba ayudando al presidente sirio, sino que parecía aceptar de manera implícita el que cualquier salida a la crisis siria tendría que considerar un acuerdo negociado con Assad y con sus patrocinadores iraníes. Y ello implicaba fortalecer a Irán, un rival de Ankara.

b. Como se vio a lo largo de 2014 y 15, el combate contra ISIS era imposible de efectuarse sin el crucial apoyo y consiguiente fortalecimiento de los kurdos en toda la región (no solo en Siria). Esto significaba perjudicar otra de las mayores prioridades estratégicas turcas, debido al añejo conflicto turco-kurdo arriba señalado.

c. Por último, Turquía quiso evitar hasta el final los costos internos de combatir a ISIS, específicamente el surgimiento de ataques terroristas implementados con la eficacia y capacidad que ese grupo había demostrado a lo largo de estos años, sobre todo considerando (a) la porosidad de la frontera turco-siria,  (b) el hecho de que Turquía había tenido que absorber a más de dos millones de refugiados sirios de entre quienes podría generarse un gran caldo de cultivo para el reclutamiento de jihadistas, y (c) la existencia de grupos jihadistas entre la propia población turca.

El cambio del panorama en julio 2015

Sin embargo, el panorama cambió, y a pesar de que los puntos anteriores seguían existiendo y pesaban enormemente en la conciencia de Erdogan, resultaba imposible para Ankara seguir evitando un mayor involucramiento en Siria:

1. El acercamiento entre Estados Unidos e Irán, tema que no fue percibido regionalmente solo como un acuerdo limitado a lo nuclear, sino como la vía directa al fortalecimiento de la esfera de influencia de Teherán, algo que Turquía había buscado evitar desde el inicio. Ankara tenía que encontrar maneras de hacerse indispensable ante Washington, su aliado tradicional.

2. Como dijimos, desde el principio de la guerra civil siria Turquía apoya a varias milicias rebeldes. Bajo las condiciones del 2015, para esta coalición de milicias era imposible prevalecer sin también combatir al poder que controlaba prácticamente la mitad del territorio: El “Estado Islámico” o ISIS.

3. Además, el tema de ISIS se empezaba a complicar cada vez más para Turquía. A medida que los dominios de esta organización islámica se empezaron a expandir en Irak y en Siria, su atractivo fue creciendo entre militantes de distintas partes del mundo. ISIS, entonces, no solo estaba en la frontera sirio-turca. ISIS había penetrado la militancia islámica en el interior de Turquía generando riesgos a futuro. Mientras más esperaba Ankara o mientras más deseaba evitar chocar con ISIS, más posicionada estaba esta organización para tenerle bajo amenaza perpetua.

4. La salida que Ankara encontró a este rompecabezas fue pelear contra todos sus enemigos al mismo tiempo y de ese modo, garantizar que sus prioridades se encontrasen debidamente alineadas. Así, Turquía, además de mantener su respaldo a las milicias rebeldes e incrementar su presión militar sobre Assad, empezó a bombardear objetivos de la militancia kurda, y se sumó a la estrategia de Washington contra ISIS prestando sus bases aéreas para que la superpotencia atacase al grupo islámico, y también atacándole mediante bombardeos directos por parte de Ankara.

Ataques turcos contra los kurdos

1. Desde la óptica de Erdogan, la guerra siria, y en particular, el combate a ISIS, estaban resultando en el fortalecimiento de los kurdos en Siria y en Irak –concretamente en el fortalecimiento de combatientes/militantes kurdos-, lo que eventualmente repercutiría en los kurdos-turcos, algo que Turquía no podía permitir.

2. Para Washington, la lucha contra ISIS estaba anclada justamente en su alianza con los kurdos, tanto en Irak como en Siria. Los kurdos eran quienes mayores victorias estaban consiguiendo contra la organización islámica, y, por consiguiente, Estados Unidos debía seguir armándolos y apoyándolos, situación que sigue siendo muy mal vista por Ankara.

3. Por lo tanto, antes de aceptar colaborar con Washington en su guerra contra ISIS, Erdogan exigió a la Casa Blanca que se le permitiese atacar a la militancia kurda, tanto en Irak como en Siria. Washington se hizo de la vista gorda porque incluir a Turquía en el combate a ISIS, era prioritario.

4. En 2016, Ankara incluso amplió su intervención militar incursionando y tomando posiciones directamente en territorio sirio para arrebatar a ISIS una parte de la zona fronteriza que controlaba, y para, desde ahí, ubicarse y atacar a los kurdos con mayor holgura.

5. Como resultado de todos estos factores, Turquía estaba arriesgando el ser el objeto de la respuesta ya de tres tipos de actores distintos: (a) ISIS, (b) los kurdos, y (c) los poderosos aliados de Assad: Rusia e Irán. Esto último lo dejamos para otro momento. Nos concentramos en los kurdos y en ISIS.

Las respuestas terroristas

1. Esta serie de decisiones ocasionó respuestas tanto por parte de ISIS como por parte del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y sus grupos afiliados. Ya el mismo julio del 2015, ISIS lanza su primer atentado importante en territorio turco. Desde entonces, esa organización ha cometido varios ataques mayores causando cientos de muertos y heridos.

2. Paralelamente, grupos militantes kurdos han estado cometiendo una serie de atentados, principalmente contra fuerzas de seguridad y policías turcos, pero en los que también han muerto y han sido heridos decenas de civiles como ocurrió el find e semana pasado.

3. En junio ocurrió uno de los ataques terroristas más sonados. El aeropuerto de Estambul, uno de los que más movimiento tienen en Europa y el mundo, fue atacado por militantes de ISIS, causando decenas de víctimas mortales y heridos.

4. Por si eso no bastara, pocos días después, ocurrió un intento de golpe de Estado en ese país, el cual, si bien fracasó, ocasionó una enorme inestabilidad política. Entre otras repercusiones, esta intentona causó que Erdogan mandara a arrestar o despidiera a cientos de generales, mandos medios y personal del ejército, ese mismo ejército que tiene a su cargo la seguridad del país en un entorno explosivo como lo es el actual.

5. Esto produce una espiral ascendente de violencia. Al margen de las siempre lamentables víctimas, con los atentados, Turquía está siendo continuamente golpeada en lo psicológico y en lo político. Esto le ha incentivado a intervenir de manera cada vez más firme en contra de ambos enemigos –ISIS y el PKK o cualquier organización que sea considerada como su filial, como lo son las fuerzas sirias del YPG- tanto en Siria como en Irak. A su vez, estos grupos responden mediante más atentados.

6. Esta serie de factores está llevando a Ankara a reorientar sus prioridades, redefinir sus alianzas y quizás sus metas. En los últimos meses, vimos un importante acercamiento entre Turquía y Rusia, así como el inicio de un acercamiento entre Turquía e Irán. Turquía parecía estarse acomodando con la idea de permitir algún arreglo que incluya a Assad en la resolución del conflicto sirio, para entonces poderse concentrar en sus otras dos prioridades: ISIS y los kurdos.

7. La cuestión es que, a lo largo de los meses, la posición de Assad, asistido por Rusia, fue mejorando. La última de sus victorias, Alepo, está en curso. Esto ha afectado de manera crucial a varias de las milicias que Turquía apoyaba.

8. También, hace 15 días vimos un elemento que hasta ahora no se había manifestado. Los kurdos-sirios trabajaron en colaboración con el ejército de Assad para asegurarse que las milicias rebeldes abandonasen sus posiciones en Alepo.

9. Como resultado, a Ankara no ha quedado otra alternativa que fortalecer su propia posición en Siria, asegurando por una parte la contención del avance kurdo, y por la otra, la contención de ISIS. Esto está ocurriendo tanto en Siria como en Irak.

10. Estos dos actores, a su vez, siguen respondiendo contra Turquía mediante ataques terroristas. Al final, para Ankara, además del daño a las víctimas directas, esto representa un terrible estado de tensión, un enorme daño psicológico a la población, con consecuencias políticas muy difíciles de manejar.

11. Todo lo anterior coloca a Turquía en un círculo violento del que, por las condiciones actuales en Siria y en Irak, no está próxima a salir. Así que tristemente, todo parece indicar que los datos del último Índice Global de Terrorismo, seguirán mostrando alzas marcadas en lo que hace a este tipo de violencia en ese país.

Twitter: @maurimm

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