Israel y Hamás en pláticas: un efecto más del nuevo panorama regional

A un año del más sangriento conflicto armado en Gaza, Israel y Hamás están negociando una tregua de largo plazo. Este diálogo, como acá lo habíamos anticipado, ha sido producto de una nueva serie de condiciones en la región. Específicamente, el acuerdo nuclear entre Irán y varias potencias, ha detonado una gran cantidad de alianzas regionales a las cuales les sería contraproducente un nuevo choque armado entre Israel y Hamás. Arabia Saudita está buscando reposicionarse como la principal fuente de financiamiento de Hamás, y necesita a Egipto y a Israel dentro de su barco. Adicionalmente,  el “Estado Islámico” o ISIS ha penetrado como franquicia en el Sinaí y la franja de Gaza, cuestionando con ello el predominio que Hamás ha mantenido durante décadas sobre el Islam militante en toda su área de influencia. ISIS, a su vez, ha amenazado con atacar tanto a Hamás como a Israel al mismo tiempo, convirtiéndose así en un enemigo común a ambos actores. Al sur, Egipto necesita también contener la amenaza de ISIS e, incitado por Arabia Saudita, también ha iniciado un acercamiento con Hamás. De modo que el tablero se ha acomodado de tal forma que tanto Israel como Hamás podrían beneficiarse de un arreglo. Ello no significa que hay un diálogo formal, que se esté estableciendo una “paz” permanente, o que han dejado de lado su enemistad. Simplemente hay intereses comunes y la decisión de buscar una tregua de largo plazo. Sin embargo, si esto se hace bien, quizás podría ser un inicio para el restablecimiento de negociaciones entre israelíes y palestinos en un futuro. Hoy en el blog todos los detalles.

Intereses comunes I: Los efectos del acuerdo nuclear entre Irán y potencias

  • Arabia Saudita, uno de los mayores rivales de Irán en la región, entendió las consecuencias geopolíticas del acuerdo nuclear que Rohani negociaba con Estados Unidos y otras potencias, desde mucho antes que este acuerdo fuese firmado, y por tanto, comenzó a trazar sus movimientos de manera muy veloz desde hace meses.
  • En Yemen, Arabia Saudita decidió intervenir militarmente en la guerra civil con el fin de detener a los rebeldes houthis, grupo chiíta armado, financiado y apoyado por Irán. Riad percibe la amenaza houthi como el inicio de la penetración de Irán en la península, en donde existe una gran cantidad de grupos de minoría chiíta.
  • Paralelamente, Arabia Saudita se movió para limar sus asperezas con Qatar y Turquía. Este entendimiento se trasladó a la guerra civil siria. Ahí, las tres potencias consiguieron establecer una alianza formada por las diferentes milicias que cada una de ellas apoya con el propósito de conformar un frente unido para combatir a Assad, el mayor aliado de Irán. El objetivo último es cortar de tajo la esfera de influencia iraní en esa zona de Levante.
  • El siguiente paso era evitar que Irán, financieramente fortalecido tras el retiro de las sanciones, pudiese retomar su lugar como la principal fuente de recursos de Hamás, pues ello otorga a Teherán un importantísimo foco de influencia en otra zona crucial de Medio Oriente, y de paso, permite a Irán portar la bandera palestina en contra de Israel, un tema por demás popular en el mundo árabe. Es decir, el apoyo a Hamás y el enarbolamiento de la causa palestina,  ayuda a Teherán a disputar una enorme pieza del control político de las poblaciones de toda la región.
  • Con ese tema en la mira, Arabia Saudita rápidamente invitó al liderazgo de Hamás a una serie de reuniones en Riad. En estas reuniones, el rey Salman ofreció cantidades billonarias de dólares a Hamás con el objeto de reposicionarse (como lo era hasta hace unos años) como el mayor proveedor de financiamiento del grupo islámico.
  • Adicionalmente, Arabia Saudita logró que Egipto –uno de sus mayores aliados- se suba al tren, levante el bloqueo que El Cairo mantenía sobre la franja de Gaza, elimine a Hamás de la lista de grupos terroristas, y coadyuve al acercamiento entre esa organización islámica e Israel.
  • Finalmente, entre Riad y Cairo, se consiguió que Israel comprenda los beneficios de esta nueva alianza para contener el poder que Irán está adquiriendo tras la firma de su acuerdo nuclear.

Intereses comunes II: ISIS

  • Una de las mayores fortalezas de ISIS o “Estado Islámico” tiene que ver con su capacidad para penetrar como nombre, como bandera o franquicia que es adoptada por grupos locales preexistentes. Un ejemplo muy claro y conocido es el caso de Boko Haram, grupo terrorista nigeriano que se ha hecho famoso por sus masacres, violaciones y secuestros, y que ahora ya no se llama Boko Haram sino “Provincia en África Occidental del Estado Islámico”.
  • Así, en el caso de Israel-Palestina-Egipto, podemos hablar de dos tipos de grupos que recientemente han adoptado el nombre o bandera de ISIS. En primer término tenemos al grupo Ansar Bayt al Maqdis, un grupo que opera desde 2011 en el desierto del Sinaí y otras partes de Egipto, incluido El Cairo, y que principalmente ataca objetivos militares, policías y políticos egipcios, pero que también ha atacado a civiles, a turistas y ha enviado cohetes en contra de Israel numerosas ocasiones. Este grupo, anteriormente afiliado a Al Qaeda, hoy se autodenomina “Provincia del Estado Islámico en el Sinaí”. Si bien Hamás siempre mantuvo relaciones de cercanía y cooperación con Ansar Bayt, la realidad es que a Hamás no le conviene el triunfo último del “Estado Islámico”. A medida que ISIS se expande, obliga a todos los musulmanes a someterse al liderazgo del Califa Bagdadi. Esta sola idea pone en cuestión el liderazgo que Hamás ha pretendido mantener en su zona.
  • El segundo caso son grupos de salafistas que ya operaban en la franja de Gaza pero que ahora han adoptado el nombre de ISIS. Estos grupos no solo cuestionan el liderazgo de Hamás en Gaza sino que le han atacado varias veces, al mismo tiempo que han estado lanzando misiles en contra de Israel.
  • Por consiguiente, tanto Israel como Hamás y por supuesto Egipto, necesitan detener la expansión de ISIS en esa zona, situación que se suma a todo lo expuesto arriba y propicia un acercamiento entre estos actores.

El diálogo Israel-Hamás

  • Antes de tronar las copas de champaña es importante señalar que no se trata de un diálogo abierto y plenamente reconocido, sino de negociaciones conducidas a través de canales informales y a través de terceros. La desconfianza entre las partes sigue siendo enorme y por lo tanto nada garantiza el éxito de estas conversaciones.
  • Aún así, para Hamás, una tregua de largo plazo con Israel significaría, primero que nada, un mayor, quizás sin precedentes, flujo de capital procedente de Arabia Saudita y sus aliados, un relajamiento del bloqueo, la oportunidad de finalmente iniciar la reconstrucción de la franja –tema indispensable tras un año del último conflicto-, recuperando con ello popularidad entre los habitantes de Gaza (Hamás es muy popular entre palestinos de Cisjordania, pero ha perdido popularidad en Gaza). Estos elementos le ayudarían a contener la creciente amenaza de ISIS y ultimadamente, quizás, le ganarían el favor de varias potencias para reactivar primero el diálogo entre las facciones palestinas y, en última instancia, su reincorporación a la política palestina para eventualmente colocarse como uno de los más serios contendientes en futuras elecciones.
  • Israel tiene también mucho que ganar de este diálogo. En primera instancia, le permite evitar la penetración de Irán en Gaza, una de las zonas desde donde mayor daño puede hacerle. Eso facilita que Jerusalem concentre sus fuerzas en la contención de la amenaza iraní en el norte donde opera Hezbollah, la milicia libanesa armada y financiada por Teherán. De paso, Israel estaría en condiciones de exigir las garantías para evitar el rearme de Hamás, o al menos para garantizar que este rearme sea lo suficientemente limitado como para evitar amenazas futuras. Habrá que ver el tipo de supervisión que se negocie, pero la firma de una tregua de largo plazo podría condicionar los recursos destinados a Hamás al cumplimiento de este tipo de arreglos.  Por último, Israel podría colaborar con Hamás en el tema de la penetración de ISIS en la zona, algo que si bien no es la mayor preocupación de Jerusalem en estos momentos, podría convertirse en un verdadero dolor de cabeza en el futuro.

Desactivar el conflicto de Gaza podría ser un paso hacia el diálogo Israel-Palestina

Por último, si este diálogo se lleva a cabo con cuidado y sus resultados demuestran ser eficaces para todas las partes, quizás se podría estar abriendo una ventana de oportunidad para abordar todo el conflicto palestino-israelí de una manera mucho más integral.

En otras palabras, si las negociaciones actuales resultan en una franja de Gaza en vías de reconstrucción, con un importante capital fluyendo y al mismo tiempo con la vigilancia necesaria para garantizar que ese capital no sea utilizado para fortalecer la infraestructura militar de Hamás y por consiguiente, la tregua se sostiene (es importante señalar que el éxito de una potencial tregua depende en buena medida del grado de militarización de la franja), entonces se podría pensar en la re-institucionalidad de la franja de Gaza –es decir su reincorporación de facto a la ANP- como un paso en la dirección del restablecimiento de una mesa de negociaciones para temas de más largo plazo.

¿Imposible? ¿Usted qué piensa?

Twitter: @mauimm

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