Generar un cambio es un proceso social que inicia en cada individuo. Cuando estamos convencidos de cambiar en lo personal, el proceso se convierte en algo colectivo que nos permite superar conductas negativas que no favorecen la convivencia. Existen muchos ejemplos de ello (y lo peor es que todos los conocemos) como dejar de fumar en lugares públicos o usar la bicicleta en la Ciudad. Sin embargo, los cambios nunca son inmediatos y para consumarlos hay que evidenciar lo que realmente hacemos y cómo somos en lo cotidiano.
Es el caso de la relación que tenemos con nuestros animales de compañía. Si bien existen avances en los buenos hábitos en el cuidado que les proporcionamos; la realidad es que todavía no estamos en un escenario de tenencia responsable.

Debido al papel que hoy juegan nuestros animales de compañía en nuestra vida diaria, decidimos hace un año abrir la Línea Ciudadana 5533-5533 como la primera línea civil contra el maltrato animal. A partir de entonces, como ocurre con todos los servicios del Consejo, de manera gratuita recibimos llamadas, quejas y denuncias en este sentido. Con estos datos, hicimos un análisis sobre la forma en que nos comportamos los capitalinos con los animales (los propios y los ajenos).
Son casi siete mil reportes que nos arrojan una realidad que es, probablemente, distinta a la que pensamos cuando salimos a pasear a nuestro perro por el parque o acariciamos a nuestro gato mientras vemos la televisión.
Primero, y esto es sólo una confirmación, somos una ciudad literalmente de perros y gatos; los animales de compañía más comunes en los hogares capitalinos. No obstante, tenemos serpientes, hurones, variedades de roedores, tortugas, arañas, peces, aves y –condenable por ilegal- cachorros de leones, águilas, halcones y otras especies en peligro de extinción.
Si bien todos afirmamos ser dueños amorosos y responsables, los reportes señalan otra historia:
Del total de las llamadas recibidas durante un año, el 55 por ciento han sido para denunciar abandono de animales, la mayoría de los casos en la vía pública. En segundo lugar, con un 11 por ciento, las quejas han sido por maltrato, el cual se muestra sobre todo en condiciones severas de descuido como dejar a los animales encadenados a la intemperie en los mismos hogares, por citar un ejemplo.
Si vemos que cinco de cada diez llamadas que recibimos son para reportar animales abandonados en las calles, es evidente que el problema número uno sigue siendo impulsar una cultura de la tenencia responsable de mascotas. Debemos dejarle claro a la gente que tener un perro o un gato es un compromiso y una responsabilidad de mucho tiempo; que implica gastos, tiempo y atención. Si no se puede ofrecer ningún de estos tres puntos, lo mejor es pensarlo y no comprar o adoptar un animal de compañía. Aún con las mejores intenciones, porque no son un juguete o una diversión pasajera.
Es en este sentido que el Consejo Ciudadano ha construido una red con diferentes organizaciones defensoras de los derechos de los animales con el fin de realizar diversas acciones que permitan generar la conciencia sobre lo importante que es adoptar o comprar un animal con responsabilidad. Es decir, estamos sentando las bases para que tengamos una auténtica educación sobre el compromiso que significa compartir la vida –no menos y no más- con animales de compañía y brindarles calidad de vida.
Finalmente, debemos pensar que la relación que establecemos con otros seres vivos marca la que llevamos con nuestros pares, si un perro es maltratado o abandonado, podemos hacer lo mismo con cualquier ser vivo igual de vulnerable, un niño, un adulto mayor o una persona en situación de calle; por ello, es importante impulsar este cambio y ser corresponsables. Pequeñas acciones generan grandes cambios, no lo olvidemos. Súmate a ellas.

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