Esto es lo que piensa la maestra Miriam Peraza, presidenta de Maestras del Fuego de Yucatán,  organizadora del 2º. Encuentro de Cocineras Tradicionales de Yucatán.

Soplan vientos oscuros y la tormenta amenaza con ensañarse sobre nuestra tierra. El norte anuncia días sin sol y quienes habitamos al sur del Río Bravo nos miramos perplejos por la incertidumbre que nos recorre el cuerpo.

Pero los que creen en la tierra, la respetan, la quieren y la cultivan a diario con amor saben que sobre los muros siempre crecerá el verde. No hay piedra que pueda detener la vida.

Quizá sea hora de mirarnos de nuevo a los ojos. Dejar de ser extraños en nuestra propia casa. Quizá debemos de viajar de nuevo al interior de nosotros mismos y aprender de las mujeres y los hombres que le toman prestado los frutos al suelo y hacen hablar al humo. Quizá debemos evitar perdernos tanto en las luces de neón de los supermercados y dejarnos guiar por el sabio canto que nace del calor colectivo de los pueblos.

Quizá sea hora de ver en las formas de vida comunitaria las respuestas al acertijo amurallado que aparece en el horizonte. Las señoras que extraen sabores de la candela nos pueden enseñar algo, mucho más que el mero ejercicio de la cocina. La milpa, la necesaria sustentabilidad de los montes, el comercio justo, el trueque, la solidaridad comunal y el sagrado compromiso con la tierra que nos presta sus mejores frutos son lecciones milenarias que pueden contener los secretos que ayuden a resolver crisis pasajeras.

Quizá sea hora de repasar con ellas, un año más, el alfabeto que está bajo nuestros pies. El mensaje que nos envía el subsuelo aparecerá de nuevo es sus calderos y el vapor se volverá de nuevo un solo signo que ellas descifrarán con maestría. Lo compartirán con generosidad y los cinco sentidos se hermanarán con los cuatro elementos y entenderemos que este país es uno y que es único porque es orgullosamente diverso.

Es hora de conversar con los que hablan con la selva. Es hora de estrechar las manos agrietadas de los que extraen luz de las mazorcas. Es hora de la alquimia que hace que el sudor se transforme en sabor. Es hora de mirar arder la leña que el viento obsequia a los guardianes del monte. Es hora de entrelazarnos alrededor de los custodios de las semillas.

Es hora de emocionarnos alrededor de la riqueza que danza en el agua bullente de los peroles. Es hora de viajar, bocado a bocado y con los ojos cerrados, a la mesa de los abuelos y dialogar con sus amorosos fantasmas mientras nos murmuran que recordar es volver a comer. Es hora de entregarles el corazón a esas madres portentosas que nos regalan una lección de vida en cada plato.

El calendario ha dado una vuelta más y la caracola anuncia el esperado retorno del fuego de las Maestras Cocineras, esas mujeres que hacen que las madrugadas huelan a eternidad y que los platos sean libros de historia permanentemente abiertos y nuestros paladares aprendices eternos.

Y cuando amanezca de nuevo, descubriremos que, si el miedo hizo que nos abrazáramos, será el amor a este país lo que nos hará permanecer unidos.

De este lado del muro está la magia. Y todos están invitados.

Finalmente, la maestra Peraza, agradeció al diputado Jorge Carlos Ramírez Marín por apoyar la salvaguarda, rescate y promoción del Patrimonio Cultural Gastronómico de Yucatán. Asimismo, mencionó que el encuentro no sería posible sin el apoyo y sensibilidad de Saúl Ancona, secretario de Fomento Turístico de Yucatán.

Google News

Noticias según tus intereses