Al parecer, escribir en los aviones se ha vuelto una constante en mi vida. Incluso lo considero un tanto poético, ¿no creen? Hoy les escribo de madrugada a mi regreso a la ciudad de México. Vengo de Nueva York, una de mis ciudades predilectas, un lugar que desafía los sentidos y los enriquece: desde lo más ordinario, hasta lo más excéntrico.


La moda es importante para la economía, la sociedad y también a nivel personal, lo queramos o no, porque nos permite expresarnos. Lo que llevamos puesto cuenta una historia —más rápido que cualquier otra cosa— sobre quiénes somos, y más importante, quiénes queremos ser o a dónde queremos llegar. Con esto siempre en mente, visité hace unos días la exposición Manus X Machina, en el Museo Metropolitano de Nueva York. ¡Moría por ir y por fin se me hizo!  La muestra explora la preferencia de los diseñadores por lo hecho a mano frente al uso de máquinas para confeccionar creaciones artísticas de alta costura o bien, piezas de vanguardia creadas por firmas de ready-to-wear.


La muestra reúne más de 170 piezas de distintas eras que demuestran la relación intrínseca que tienen la moda, el arte, la mano del hombre y las máquinas, así como la evolución del pensamiento. Al llegar, nos recibe una suntuosa pieza: un inigualable vestido de novia de Chanel diseñado por el mismísimo Karl Lagerfeld, que mezcla materiales y técnicas de manera asombrosa. Iris Van Herpen, Hussein Chalayan, Dior, Maison Martin Margiela, Alexander McQueen, Balenciaga, por solo mencionar algunos, demuestran  cómo ambas técnicas contrastan, pero también interactúan. Vestidos hechos con popotes, flores y plumas artificiales, impresiones en tercera dimensión, neopreno conviviendo con drapeado a mano, todo reunido en un espacio que también aloja las técnicas más detalladas de bordado y plisado a mano.


Una de las citas que más llamó mi atención durante el recorrido fue una de Miuccia Prada: “Para mí, la mezcla de las manos y las máquinas da los mejores resultados. No creo que ninguna tenga un valor por sí solas. Lo que verdaderamente importa es la forma en relación con la idea”. La mano del hombre y la tecnología trabajan en conjunto. Ninguno es más protagónico que el otro en esta exposición: todas las piezas nos quitan el aliento, y forman parte de un conjunto. Ambas materializan la idea y la llevan a una forma de expresión artística que adorna el cuerpo y alimenta el alma de quien la porta.


La exposición también me dejó pensando en lo que está sucediendo con la democratización actual de la moda y la liberación de lo artesanal y la tecnología ante las exigencias cada vez mayores en la industria de la moda. Hoy por hoy, lo que debemos buscar, exaltar y promover son todos los impulsos creativos y artísticos  que en conjunto nos puedan ayudar a expresarnos mejor.
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Con cariño, Gina. 
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