Por Demian Chávez*

En los días previos al informe del rector de la Universidad Autónoma de Querétaro, Gilberto Herrera; dos columnistas (cada quien en su medio de comunicación) realizaron su trabajo periodístico, mientras que uno regalaba senda tunda al rector quien había convocado a una marcha y rendir su quinto informe en la plaza de armas, el otro columnista salía a la crítica del texto calificándolo de compilado de fobias y filias.

Lo relevante de estos dos columnistas es que en redes sociales ambos compartieron la columna del otro dándose espacio entre ambos para la dialéctica. Como buenos caballeros y amigos, aunque no tuvieron puntos en común, si realizaron de forma honesta su trabajo en las letras. Esto me recordó las columnas recientes que se publicaron a propósito de la bienal de fotografía, en la que la falta de caballerosidad entre los que defendían la selección del Centro de la Imagen, incluso amenazando al fotoperiodista que había tirado la bomba que detonaría lo descompuesto que se presentaba la bienal. En ningún momento hubo esta caballerosidad entre columnistas por el contrario, violencia verbal. Incluso, ahora que están instaladas y trabajando las mesas de diálogo, (que resultaron un tremendo fracaso según leo) la violencia está contra quienes no entienden los contenidos de la obra, el publico es calificado como el gran ignorante.

¿Y qué tiene que ver los columnistas del tema universitario con la fotografía se preguntará el lector?. Mucho. Aterrizando el tema en la universidad, el rector marchó para exigir un presupuesto digno para esta institución, quien en múltiples ocasiones ha abordado el tema del riesgo de ir a la quiebra por falta de los presupuestos. Ya otras instituciones se han declarado en quiebra, Zacatecas por ejemplo.

En la reducción presupuestal presentada por el ejecutivo para el ejercicio fiscal 2017 en educación y cultura, las más afectadas serán las áreas de las humanidades, mientras las áreas de educación tecnológica se ven beneficiadas. Esto es que: frente a la Revolución Industrial 4.0 de la que hablan los expertos, las humanidades están fuera de la mira educativa, pero hay una gran apuesta por educar para servir a la industria, generando así modelos de personas desinteresadas por el arte. Las políticas públicas están construidas para realizarse anualmente y no con una proyección a largo plazo.

La crisis que podría generarse en la enseñanza de las artes, y evidentemente en la de la fotografía será la ausencia de corpus en la imagen, esto generado por las nuevas tecnologías de la enseñanza como ya lo son los tutoriales (una nueva forma de aprender fotografía desde la técnica). Eso sin contar los mediocres talleres que se ofrecen en las redes sociales, en donde nadie conoce el portafolios, la experiencia docente, la herramientas pedagógicas del quien ofrece el taller. Y es que en la búsqueda por aprender fotografía “el cliente” se encontrará a un sin número de personajes que brindan solo discursos motivacionales. Echarle ganas no es lo mismo que aprender seriamente la responsabilidad de generar imágenes. Habrá que ser serios y de menos saber en manos de quien está la educación visual, ya que en la educación oficial pareciera un objeto innecesario en el desarrollo humano.

Para leer las columnas referidas:

y luego

Demian Chávez*

Fotoperiodista y académico en Querétaro

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