El miedo y el silencio se han apoderado de muchas redacciones del país. Con el asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa se rompió la burbuja de protección que significaba poder llegar a la Ciudad de México cuando muchos colegas que se veían obligados a abandonar sus entidades ante amenazas o agresiones. Bajo la idea de “la ciudad de la esperanza, la capital del país fue considerada por muchos años el destino seguro para muchos colegas periodistas. Sin embargo, el multihomicidio en la Narvarte dejó ver que la violencia y la impunidad no es ajena a un partido político o una entidad, sino un cáncer de un México completo.

En un país con 90 periodistas asesinados y 23 más desaparecidos, ¿cuál tendría que ser la solución ante la violencia contra la prensa? Actualmente existen instituciones tanto federales como estatales, que en papel, tiene la función de garantizar la libertad de expresión y procurar justicia ante las agresiones. Sin embargo, la falta de resultados y la impunidad han generado desconfianza ante el gremio, quienes prefieren no denunciar por desidia ante la maquinaria burocrática que implica y que a final de cuentas no genera resultados. Los colegas de Tamaulipas, por ejemplo, han encontrado en el silencio la única solución. Pero también hay grandes ejemplos, como lo fue Rubén Espinosa, donde en la solidaridad del gremio se hallan esperanzas para seguir informando.

En México, ser fotoperiodista es vivir en constante amenaza. No importa que trabajes en espectáculos, política, cobertura de vida cotidiana, violencia o incluso deportes, el simple hecho de tener una cámara fotográfica te hace visible en el lugar de los hechos. En muchas entidades la delincuencia organizada decide la agenda del fotoperiodista; en otras el gobierno, pero también hay casos en que la sociedad es quien directamente agrede al fotoperiodista. La cámara resulta, en general, un mal incómodo para quien se encuentra frente al lente. De acuerdo con Artículo 19 los fotoperiodistas son el tipo de periodistas con mayores agresiones; del inicio de 2009 al cierre de 2015, fueron agredidos 315.

Durante la marcha conmemorativa al Halconazo, el 11 de junio de 2014, una persona encapuchado fue directamente contra el fotoperiodista Marco Ugarte, lo golpeó en la nariz y le causó una fractura. El corresponsal de AP no lograba recordar otro lugar de América Latina que fuera la misma sociedad quien agrediera a su prensa, al contrario, decía que esta los protegía. En ese momento muchos medios y fotoperiodistas nos preguntamos ¿qué estamos haciendo mal como prensa si para quien trabajamos, la sociedad, nos da la espalda?

Las amenazas y hostigamientos contra Rubén Espinosa sonaron en medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, el trabajo del fotoperiodista mostraba un papel más cercano a la sociedad que al poder, una voz más cercana a las víctimas y a los movimientos sociales que al poder y al gobierno. A los pocos días de que huyó de Veracruz para refugiarse en la Ciudad de México, donde como muchos periodistas creía que la capital sería el refugio ante la violencia de la que era víctima.

En octubre de 2012, Rubén Espinosa se acercó a fotoperiodistas de la Ciudad de México y pidió ayuda para denunciar las agresiones constantes de las que eran víctimas los fotorreporteros de Veracruz. Él, como otros colegas que siguen en la entidad, sufría acoso por parte de las autoridades estatales, debido a su constante cobertura sobre violaciones graves a derechos humanos. Lo seguían y fotografiaban constantemente, lo intimidaban no solo en su trabajo sino en su vida personal. Creyó que en la Ciudad de México encontraría calma. De acuerdo acon la documentación realizada por Artículo 19, la Ciudad de México fue la entidad con mayor número de agresiones contra la prensa, 67 en total, una más que en Veracruz.

La historia cimbró al país, un multihomicidio en la Narvarte, una colonia de clase media en el sur de la ciudad. cuatro mujeres y un hombre fueron asesinados sin que hasta la fecha se conozca el móvil, con una investigación manipulada, las autorizadas capitalinas se empeñan en criminalizar a las víctimas y con ello, el tema de violencia contra la prensa se enfatizó, no existe un lugar seguro en el país para la prensa disidente. ¿Qué hacer ante este panorama?

En varias partes de México se habló de la urgencia de crear más redes de solidaridad y de denuncia para proteger a los periodistas, y a su vez encontrar nuevas formas de informar sin poner la vida en riesgo. Ninguna foto vale la vida. A partir de ello se creó la organización  Derecho a Informar, y otras se consolidaron con mayor fuerza como FotoReporterosMx, que creó Foto X Rubén, una subasta con más de 110 fotografías donadas por fotógrafos nacionales y extranjeros  y ofertadas; en total, se recaudaron 220 mil pesos, destinados en 90 % para los padres de Rubén, quienes dependían económicamente del fotoperiodista, con el 10 % se organizó la exposición a Cartas a Rubén,

Esta muestra inaugurada en el Instituto Goethe el 29 de enero, seis meses después del asesinato, reúne 29 fotografías del trabajo de Rubén Espinosa, quien tenía como sueño que sus fotografías traspasaran los medios de comunicación y llegaran a la sociedad. Aspiraba que su trabajo tuviera un diálogo con la sociedad, que las personas conocieran la problemática de Veracruz y mostrar una agenda muy distinta a la de los medios y el discurso político.

Cartas a Rubén es un homenaje contra el silencio, es una luz ante toda la violencia que impera en el país, un recordatorio que ante las fallas instituciones y la creciente violencia contra la prensa, es la unidad entre los periodistas y la sociedad lo que podrá fortalecer la libertad de expresión y el derecho a la información. La solidaridad entre el gremio es la pieza clave para no dejar que una agresión contra la prensa quede en cifras, más bien que se vuelva la voz de cada periodista que desde sus trincheras trabajan en favor de la democracia. Con el silencio y la impunidad ganan los poderosos y pierde la sociedad.

La imagen de esta semana es de autoría de Rubén Espinosa, sobre las protestas en Veracruz, referentes a la desaparición y asesinato del periodista Gregorio Jiménez, en Coatzacoalcos. cuando Rubén salió de Veracruz, temía ser el doceavo periodista asesinado; fue el número 14.

Aquí un video de la última expo 

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Por Lucía Vergara García

Twitter: @LuuMafu

Oficial del Programa de Comunicación y Contenidos Digitales de ARTICLE 19 Oficina para México y Centroamérica. Integrante del Celctivo FotoReporteros Mx.

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