Alianza por la Salud Alimentaria

Sí, los individuos tenemos poder de elección sobre qué comemos y bebemos - nadie nos “obliga” - pero es necesario que estas elecciones se tomen con base en información real otorgándonos una verdadera libertad para elegir, pues hay mucho dinero invertido para influir en nuestras elecciones. Sinceramente, ¿has reflexionado cómo eliges qué alimentos comprar en el súper?, ¿es el precio, el sabor, que parecen saludables, que están de oferta, porque fue lo primero que viste?

Además de por nuestro bien, estimado lector, es muy importante que quienes están a cargo de comprar los alimentos y bebidas que nutren a las infancias mexicanas - y del mundo- cuenten con la información necesaria para garantizar que nuestros niños y niñas reciban los nutrimentos necesarios para su sano desarrollo y bienestar, y no aquellos que puedan comprometer su salud y ponerlos en riesgo de desarrollar enfermedades como obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares. Es decir, productos altos en azúcares, sodio y grasas.

Actualmente en México vivimos una emergencia epidemiológica por obesidad y diabetes, declarada por la Secretaría de Salud, frente un escenario donde 98,450 mexicanos murieron por diabetes en 2015 y 1 de cada 2 niños nacidos a partir del 2010 está en riesgo de desarrollar esta enfermedad a lo largo de su vida. Un etiquetado frontal en alimentos y bebidas claro y fácil de entender juega un papel relevante en el combate a estas epidemias.

Recientemente el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) y el Instituto Nacional de Salud Pública analizaron sistemas de etiquetado frontal en países latinoamericanos como Argentina, Chile, Costa Rica y México.

Fuente: Análisis de regulaciones y prácticas para el etiquetado de alimentos y bebidas para niños y adolescentes en algunos países de América Latina (Argentina, Chile, Costa Rica y México) y recomendaciones para facilitar la información al consumidor.

Este análisis, cuyo fin es contribuir a la lucha contra la obesidad y el sobrepeso en niños, niñas y adolescentes, invita a los países a promover un etiquetado frontal sencillo e integral, que pueda ser interpretado por toda la población de forma fácil y rápida.

Algunos de sus hallazgos son:

  1. Mientras el sistema de Guías Diarias de Alimentación (GDA) es uno de los más prevalentes en la región, este ha demostrado ser confuso aún en población con alto nivel educativo, por lo que otros sistemas como el “semáforo” o las etiquetas de advertencia como los octágonos nutrimentales han tenido una mejor aceptación y un mayor uso por parte de la población.
  2. Se detectó un alto uso de leyendas, personajes promocionales y otras técnicas de atracción y persuasión dirigidas al consumidor, que no están regulados en la actualidad.

El estudio plantea recomendaciones y acciones para mejorar las regulaciones y prácticas vigentes del etiquetado frontal en la región, por ejemplo:

  1. Incluir todos los componentes del empaque, es decir, cualquier tipo de leyendas, personajes promocionales, ofertas, entre otros.
  2. Una regulación basada en evidencia científica, generada por instituciones que no tengan conflicto de interés.
  3. Enfatizar el contenido de nutrimentos más relevantes relacionados al sobrepeso, obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) de acuerdo con la OMS y OPS como azúcares añadidos, grasas, sodio y energía

Implementar estas acciones, y otras que se abordan en el documento, ayudaría a que padres y madres puedan tomar mejores decisiones con respecto a la alimentación de sus familias. Finalmente, garantizaría nuestro derecho a la información, consagrado en la Constitución Mexicana, y que también es un derecho necesario para ejercer otros derechos como el de la salud y la alimentación.

Consulta el resumen ejecutivo del estudio de Unicef y INSP aquí

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