Malnutrición se ha convertido en "la nueva normalidad", alerta Informe Global de Nutrición

Vera Penêda

Coordinadora de Comunicación, THP-México

El doble reto de la desnutrición y la obesidad en México no son novedad, pero la realidad está empeorando en los últimos años. La malnutrición afecta principalmente a la población en situación de pobreza, que no cuenta con los ingresos necesarios para comprar comida nutritiva, no tiene acceso a agua y saneamiento, o a los servicios de salud. La malnutrición afecta actualmente a un tercio de la población mundial, volviéndose el mayor factor de riesgo para la salud de toda la población en todos los países del mundo, de acuerdo al Informe Global de la Nutrición (IGN) 2016 publicado este mes. Los hábitos alimenticios no saludables amenazan con superar el sistema de salud y reducir el crecimiento económico con consecuencias para todo el país, han advertido expertos.

Con el título “De la promesa al impacto: erradicar la malnutrición para el 2030,” la tercera edición del IGN publicado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), observa que la desnutrición se ha convertido en "la nueva normalidad" y describe el costo humano y económico significativo de la desnutrición y la obesidad. Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de México citados por Forbes, la obesidad le costó a la economía mexicana unos 5,500 millones de dólares (mdd) estimados en 2008, y si no se aborda el problema la cifra podría alcanzar los 12,500 mdd para 2017.

México figura en el IGN como uno de los países donde coexisten los problemas de la desnutrición crónica entre menores de cinco años, la anemia entre mujeres en la edad reproductiva y, adultos que sufren de sobrepeso y obesidad. De las metas globales de nutrición para el 2015 adoptadas en Asamblea de la Salud del 2012, México se encuentra fuera de curso en la mayoría de las metas. México he promovido algunas mejoras en la desnutrición crónica y está en curso de reducir la desnutrición aguda, aunque la desnutrición sigue siendo un problema grave para niñas y niños en comunidades indígenas. A la par, México no ha logrado reducir los niveles de obesidad en menores de cinco años, la prevalencia de anemia en las mujeres de edad reproductiva, el sobrepeso, la obesidad y la diabetes en los adultos.

El informe también demuestra el vínculo entre la nutrición y el bienestar y desarrollo de la mujer. Las inadecuadas condiciones de salud y educación de las mujeres afectan directamente a la magnitud de la desnutrición. Por ejemplo, las madres que dan a luz cuando son menores de 18 años tienen un mayor riesgo de tener hijos con retraso del crecimiento - o niños que tienen baja talla para su edad. Expertos hablan de una “epidemia de embarazos adolescentes” en el país - con 400 mil bebés de madres menores de edad registrados anualmente (20% del total de nacimientos), que tiene graves consecuencias en la nutrición de las mujeres y los niños, perpetuando un ciclo intergeneracional de desnutrición. Si la madre tiene educación secundaria, los niños son menos propensos a crecer desnutridos, indica el IGN.

Más pesos para la nutrición

Por cada dólar adicional invertido en el desarrollo en la primera infancia, el país puede ahorrar 16 dólares, sugiere el IGN. O sea, la inversión en nutrición es una de las medidas más rentables y estratégicas para garantizar la salud de toda la población y estimular el crecimiento económico. Por otra parte, hay un claro déficit de financiamiento en las enfermedades no transmisibles relacionadas con la nutrición, que son también la causa de la mitad de todas las muertes y discapacidades en los países de ingresos bajos y medianos. México registra el mayor número de fallecimientos por diabetes de Latinoamérica según la Organización Mundial de la Salud (OMS) por ejemplo.  El reporte instiga a gobiernos e inversionistas a triplicar sus inversiones en nutrición.

El triple problema de pobreza, desnutrición y obesidad en México demanda políticas y programas para prevenir las tres condiciones - pobreza, desnutrición y obesidad - que ataquen las causas estructurales desde todos los frentes para garantizar el derecho a la alimentación. Para esto se requiere de acciones y alianzas entre el sector público, sector privado y sociedad civil para incrementar la accesibilidad y disponibilidad de alimentos saludables tanto en el ámbito urbano como el rural.

Podemos argumentar que las estadísticas y el impulso global en torno a la nutrición como un elemento clave para el desarrollo sostenible son oportunidades de validar y demandar que esta sea la estrategia.

El ING hace cinco "llamadas a la acción":

• alentar a la comunidad mundial para tomar la decisión política de poner fin a todas las formas de malnutrición;
• invertir más y hacer una mejor asignación de esta inversión;
• hacer monitoreo de datos para maximizar las inversiones;
• invertir en la realización de soluciones probadas y basadas en datos empíricos;
• y finalmente, luchar contra la malnutrición en todas sus formas.

Por lo tanto, como actor de sociedad civil THP-México promueve una nutrición adecuada y el derecho a la alimentación con socias y socios de comunidades rurales e indígenas en Oaxaca, Chiapas, San Luis Potosí y Zacatecas. Esto se realiza a través de un modelo integral de desarrollo participativo que incrementa el acceso al agua y al saneamiento, la producción de alimentos, y los ingresos. A la vez, busca que el gobierno federal establezca un ambiente favorable para el ejercicio del derecho humano a la alimentación. En Abril de este año, la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa de ley del derecho a la alimentación. La minuta se turno al Senado donde está en espera de su dictaminación. La aprobación de esta ley por ambas cámaras sería un gran paso para avanzar en el derecho a la alimentación en nuestro país.

El informe llama al gobierno mexicano a crear nuevas políticas y programas que transformen de fondo la situación de la malnutrición en nuestro país. Se deben establecer políticas integrales, diferenciadas para las personas en las ciudades y en el campo y que promuevan la participación ciudadana en estos esfuerzos. Solo a través de una transformación e integración de las políticas, podremos lograr que México esté en curso de cumplir con las metas globales de nutrición.