L.U.C es el distintivo más importante al que puede aspirar un reloj de Chopard. Son las iniciales de Louis-Ulysse Chopard, quien fundó esta marca en el siglo XIX, y así se llama la colección con mecanismos de alta precisión diseñados, desarrollados y producidos de manera interna en su manufactura de Fleurier, Suiza.

Fleurier es una población de 3 mil 500 habitantes en la cadena montañosa del Macizo del Jura, cerca del Vallée de Joux, la cuna de la relojería helvética. Mientras en lugares como Le Sentier y Le Brassus los granjeros de los siglos XVIII y XIX se encerraban durante los crudos inviernos a elaborar componentes de relojes porque no podían trabajar las tierras congeladas, en Fleurier muchos se especializaron en las artes decorativas, aunque también hubo relojeros importantes como David Jean-Jacques-Henri Vaucher, Ferdinand Berthoud y Edouard Bovet.

Karl-Friedrich Scheufele, copresidente de Chopard e integrante de la familia que es dueña de la firma desde 1963, impulsó la idea de instalar la fábrica en Fleurier. Su deseo se vio cumplido hace 21 años y los guardatiempos femeninos Esprit de Fleurier representan lo mejor de lo que se produce bajo ese techo.

En el siglo XIX, los relojes de Fleurier ganaron enorme prestigio en China, no sólo por su calidad mecánica, sino por el estilo decorativo conocido como fleurisanne que es característico de ese pueblo. Se trata de grabados en relieve de flores que parecen recién brotadas, inspirados en la vegetación local en la que destacan las opulentas peonías de color rojo o rosáceo, que fueron muy importantes para la dinastía Tang. Se calcula que en 1860, en Fleurier había 600 relojeros y más de 40 familias que hacían estos productos para los chinos.

La esfera de dos niveles del nuevo modelo L.U.C XP Esprit de Fleurier Peony es de oro gris y está sembrada con un ramillete de peonías hechas a mano con la técnica fleurisanne. Al tallar el material y quitarlo progresivamente, el artesano deja secciones en relieve con las formas que dibujó antes. Así se logra un aspecto tridimensional y un contraste con el fondo; éste tiene un aspecto graneado que se ha obtenido punto por punto.

Algunas partes de la platina principal se asoman por la carátula, por lo que también han sido decoradas. Los pistilos de las flores tienen engaste de diamantes.

Este diseño se extiende al movimiento, visible en la parte trasera gracias a un cristal de zafiro, e incluso el microrrotor de platino luce motivos florales hechos con lujo de detalle. Después del fleurisanne, todos los ornamentos han sido bañados en oro, lo que requiere de mucho cuidado y paciencia. El proceso entero dura un mes y medio. Chopard forma a los artesanos expertos en este exclusivo Métier d’art que está en peligro de desaparecer.

La caja del L.U.C XP Esprit de Fleurier Peony mide 35 milímetros de diámetro y es de oro rosa. Con apenas 7.70 milímetros de espesor, es una pieza delgada, y sus dimensiones provocan aún más admiración por la proeza artesanal. El bisel, las asas y la carrura están engastados con diamantes. La correa es de loneta y la hebilla de oro rosa también tiene diamantes.

Alberga un movimiento de carga automática L.U.C 96.23-L con 65 horas de reserva de marcha, una cantidad generosa que se consigue gracias a los dos barriletes coaxiales superpuestos con la tecnología patentada Twin. Es una edición limitada a ocho ejemplares.

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