La línea Slim d'Hermès ha destacado gracias a su elegancia y sobriedad, ejemplo perfecto del minimalismo como bandera estética. Pero no sólo de diseño vive Hermès: al tiempo que ha depurado la parte visual, ha perfeccionado diversos aspectos de la maestría relojera. Y para muestra, este magnífico guardatiempo.

El Slim d'Hermès Quantième Perpétuel Platine muestra, desde su caja de platino, una serie de complicaciones mecánicas que están a la altura de los mejores artesanos. Empecemos por los elementos que seducen la mirada.
Las cifras de la esfera, cuya tipografía fue especialmente diseñada para esta pieza, sobresalen por su delicadeza; la fecha, el mes, el segundo huso horario y los años bisiestos poseen sus propios contadores, mientras que las fases lunares, realizadas en nácar y aventurina (una variedad de cuarzo), se encuentran a las 3 h.

En la parte técnica, Hermès presenta el calibre extraplano automático de manufactura H1950, al cual se suma una de las complicaciones más exigentes, el calendario perpetuo, memoria mecánica que ajusta automáticamente los días de cada mes, así como los años bisiestos, sin necesidad de hacer corrección alguna.
En cuanto al movimiento, este aparece biselado a mano y con la letra H, inicial de la firma, como decoración. 4 mm de grosor son suficientes para asociar el calendario perpetuo con las indicaciones día/noche, un segundo huso horario y fases de la luna.

Como podemos observar, el savoir-faire de Hermès ha alcanzado un nuevo hito con este reloj, el cual ve coronada su astucia mecánica con un bello cristal de zafiro antirreflejante, reserva de marcha de 42 horas y correa aligátor azul Abysse. La caja mide 39.5 mm.

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