A menudo se habla de la relojería como una inversión, pero esta afirmación es menos atinada de lo que parece. La realidad es que pocos relojes tienen la cualidad de mantener o aumentar su valor una vez que han salido del establecimiento donde se han adquirido.

Esta característica es fundamental para entender la importancia de un guardatiempo. Y el Cosmograph Daytona es uno de esos casos en los que el valor se mantiene inalterable o aún mejor, se incrementa. Sólo si se considera este factor es posible entender su carácter tan especial y la expectativa tan grande que genera cada noticia relacionada con este reloj, por ejemplo, las listas de espera para comprarlo.

El Cosmograph Daytona apareció en el mercado en 1963, en pleno auge de los cronógrafos. Se distinguió de su predecesor, la referencia 6238, por el desplazamiento de la escala taquimétrica de la carátula al bisel de la caja. Pequeño detalle estético, pero con una carga simbólica muy importante que explica la génesis de su creación.

El cronógrafo representa la esencia del reloj deportivo porque encarna los valores de precisión, fiabilidad, resistencia y funcionalidad. Su popularización se entiende por el crecimiento de la afición a las carreras de autos. La escala taquimétrica es un elemento esencial de estos relojes para medir las velocidades que alcanzan los bólidos; cambiarlo al bisel sin duda mejoró la legibilidad.

No es extraño que Rolex decidiera bautizarlo con el nombre de Daytona. Este circuito cercano a la playa del mismo nombre en Florida es el símbolo de la velocidad en tierras estadounidenses. El Cosmograph Daytona se concibió para los amantes de las carreras y así se ha mantenido hasta nuestros días.

Aunque su diseño ha permanecido prácticamente idéntico en sus 53 años de historia, el Cosmograph Daytona ha evolucionado de forma sustancial a lo largo de este tiempo. En el plano técnico, fue hasta el año 2000 cuando incorporó un calibre fabricado por Rolex. Durante los primeros años utilizó un movimiento manual de la casa Valjoux para después pasar a la conocida versión automática 7750. En 1988 apostó por el calibre El Primero de Zenith, otro de los símbolos de la relojería deportiva moderna; así continuó hasta el aterrizaje definitivo del mecanismo propio 4130.

La carátula y el bisel también han pasado por numerosas modificaciones, como el uso de materiales de fabricación distintos al acero original. Uno de los cambios más significativos fue el lanzamiento en 2011 de la versión Everose (oro rosa) con el bisel de Cerachrom, la cerámica exclusiva que Rolex patentó en 2005.

El Cerachrom volvió a aparecer en la colección dos años después con motivo de la edición del 50º aniversario hecha en platino. Así se ha mantenido hasta este año, cuando Rolex decidió incorporarlo a su línea en acero.

Con la combinación de Cerachrom y acero, el Cosmograph Daytona cambia por completo su imagen y la adecua a las primeras referencias de la colección, en especial al modelo de 1965, con la diferencia de que en aquellas el bisel estaba fabricado con componentes sintéticos.

La idea es clara: recuperar la imagen original del Daytona jugando con el contraste entre los acabados plateados y negros tanto de la carátula como del bisel. Además de aportar una nota de color, el Cerachrom tiene la gran virtud de ser resistente a las rayones e inmune a los efectos de los rayos ultravioleta del sol, lo que impide el desgaste de la tonalidad. Poco más cambia en las dos novedades del Cosmograph Daytona.

La caja mantiene su diámetro de 40 milímetros y está fabricada en acero 904L. Las carátulas están disponibles en acabado negro o blanco lacado, en ambos casos con los contadores en contraste. Tanto los índices como las manecillas están fabricados en oro blanco y tratados con Chromalight luminiscente.

El brazalete, también hecho de acero, es tipo Oyster con cierre Oysterlock y sistema de extensión Easylink que permite alargar su longitud cinco milímetros.

La llegada de estas versiones con Cerachrom causará la próxima salida del catálogo de las referencias actuales que tienen bisel de acero. Este ajuste tendrá una consecuencia doble de cara a los minoristas: el aumento en la demanda de las piezas que están a punto de desaparecer del mercado y los pedidos de las nuevas referencias. Se tata de un efecto en el mercado que sólo un reloj como el Cosmograph Daytona es capaz de provocar.

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