Inspirada en la agitación del mar, la nueva creación de los talleres de Oficios Artísticos de Blancpain cede el protagonismo a la obsidiana plateada de México. Esta piedra y la técnica de pátina japonesa rokushō reinterpretan la Gran Ola de e Kanagawa. El resultado engrandece la colección Villeret 8 Jours Manuelle.

La obsidiana plateada, conocida por sus cualidades relajantes, es una roca volcánica vidriosa. Su misterioso color, punteado con nubes de copos plateados, le confiere el encanto idóneo para el nuevo reloj. La piedra sirve de base para la aplicación de la famosa pintura de la Gran Ola, de Hokusai, en oro blanco. La técnica empleada requiere varias fases. Primero, se fija en una base realizada en shakudō (una aleación de oro y cobre), para ser patinada con la tradicional técnica rokushō. Esta etapa consiste en un baño de sales de cobre en el que se sumerge el guardatiempo. Tras realizar la pátina, el shakudō se retira. Seguidamente, se pulen algunas partes del tubo para intensificar la sensación de fuerza de la ola que rompe. Por último, el grabado se fija sobre la obsidiana plateada mexicana. Gracias a la habilidad de los maestros grabadores, la potencia y el movimiento de la ola contrastan con el simbolismo de la obsidiana gris, que evoca la pureza y el equilibrio.

La nueva creación firmada por Blancpain no solo se distingue destaca por su estética impactante, sino también por su técnica. Para este reloj, Blancpain modificó su conocido calibre de cuerda manual 13R0 para convertirlo en el 13R3A. En esta versión, la visualización de la reserva de marcha está junto al puente para ofrecer el espacio necesario a la visibilidad del grabado.

El movimiento tiene tres barriletes montados en serie que se arman y se desarman sucesivamente. El segundo toma el relevo del primero antes de que la fuerza disminuya, exactamente lo mismo que sucede con el tercero. Este sistema le permite beneficiarse de una reserva de marcha de ocho días (192 horas). La caja doble pomme es de platino. La correa es de piel de vaquilla que ha sido hecha a mano por un artesano suizo. Su color gris tormenta contribuye a la estética enigmática que expresa la carátula. La caja mide 42 mm. Tiene 211 componentes, 28 rubíes y es una pieza única.

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