Durante años se habló del daño que las actividades humanas estaban generando, particularmente el impacto de éstas en la temperatura global. Los científicos habían advertido que esto podría pasar en el futuro. Bien, el futuro ya está aquí y todo está pasando aún más rápidamente de lo que incluso se había previsto.

Temperaturas cada vez más altas, huracanes más fuertes y destructores, sequías más largas y devastadoras. El cambio climático llegó para quedarse. Hace una década hablar del cambio del clima y del calentamiento global era cosa de risas, de miradas confusas, pero sobre todo de indiferencia. Las cosas han cambiado; los efectos del cambio climático hoy pueden sentirse cada vez más en nuestra vida diaria y están moldeando nuestro futuro… para mal.

20 de los años más calurosos registrados en los últimos 100 años han ocurrido en los últimos 22 años. La tendencia es, todo parece indicar, irreversible. Y parece que así seguirá. Hace unos días se daba a conocer que los niveles de CO2 en la Tierra habían superado las 415 partes por millón.

Apenas en 2016 habíamos superado ese nivel alcanzando los 400 ppm. Aumentar esa concentración es hacer “más gruesa” la capa de la atmósfera que protege a la Tierra, es casi como cambiar una sábana y poner una cobija, con exactamente los mismos efectos de calentamiento al interior.

Al tiempo que se daba a conocer este hecho, también se presentaba el informe de la Plataforma Intergubernamental en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) asegurando que un millón de especies animales y vegetales se encuentran en riesgo de extinción debido al impacto humano: consumo, métodos de producción y, por supuesto, el cambio climático.

Enfrentamos el riesgo más grande en toda nuestra historia. El mundo como lo conocemos está desapareciendo frente a nuestros ojos y somos responsables por ello. Debemos comprender que lo que está hoy en riesgo es nuestra propia extinción.

Y aún sabiendo y viendo todo eso el mundo sigue quemando fósiles, los humanos mantenemos nuestra cómoda postura de pensar que por ignorarlo las cosas no van a pasar. Los años que estamos

Hoy la ciudad de México está envuelta en humo. La mayor incidencia de incendios forestales, no sólo en la Ciudad sino en diversos puntos del país está también relacionada con el aumento de las temperaturas promedio.

Desde 2015 hemos visto una mayor cantidad de incendios de gran intensidad en Alaska, Indonesia.Su impacto ha sido particularmente destructivo con enormes pérdidas de vidas humanas y materiales en Chile en 2017, en 2018 en Grecia, en California (el mayor incendio en toda su historia), en Canadá, en Australia y la lista sigue; hace pocos días en Andalucía en España se iniciaron tres en menos de 24 horas.

Ante acciones urgentes ¿aún apostamos por una refinería? ¿aún destruiremos la reserva de la Biósfera para construir un tren? ¿aún pensamos que lo único que nos queda es el carbón para generar energía? Lo que hacemos ahora creará el camino para las generaciones futuras ¿qué les queremos dejar?

Una distopia posible. Aún queda tiempo para evitarla, pero es muy poco, el reloj avanza ¿y nosotros? Aún hay esperanza, pero el reloj avanza y la ventana se hace cada vez más pequeña. Debemos actuar en conjunto para cambiar las cosas, exigir gobiernos responsables con nuestra salud, con nuestro medio ambiente y con nuestro futuro.

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