Con máquinas que crean cascos y aplicaciones digitales que estudian y reconstruyen la estructura del cráneo, Julio César García Vázquez encontró la forma de corregir deformaciones craneales en recién nacidos.

Después de probar con infinidad de técnicas y estudiar las soluciones que hasta entonces había en el mercado, Julio César, ingeniero biónico y maestro en Ingeniería Industrial por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), diseñó la órtesis craneal 20% más barata del continente americano.

Hace cinco años, Julio César García, junto con Lucero Rosas, ingeniera biónica y cofundadora de Fix You Casquitos, buscaba ansioso un proyecto de tesis para desarrollar. La titulación estaba cerca y las ideas eran escasas. Inesperadamente, la solución la halló en el Instituto Nacional de Pediatría (INP).

Ahí detectó que ciertas enfermedades no recibían un tratamiento adecuado. Incluso eran consideradas “normales” dentro de los estándares de la medicina. A decir de algunos médicos, el bebé sólo presentaba un defecto físico. Algo sin importancia si se tomaba en cuenta que la salud del cerebro no estaba comprometida.

En México, los doctores decían: está deforme tu bebé, pero su cerebro está bien. Va a ser un defecto físico solamente. Ante el problema, Julio César decidió emprender, con el Instituto Nacional de Pediatría, una investigación de dos años.

Durante ese tiempo estudió las alternativas existentes en el mercado, en especial en España y Estados Unidos, dos países que fabrican órtesis craneales, aunque a un precio elevado. Julio César sabía que en México las condiciones económicas eran diferentes. No todos los padres tenían la posibilidad de desembolsar 54 mil pesos, el costo más económico para un tratamiento de este tipo, ni mucho menos viajar dos o tres veces a otro país para recibir la atención adecuada.

“El tratamiento era muy costoso para los papás y, sobre todo, tenían que viajar a esas zonas para recibir el tratamiento. El precio que la gente estaba dispuesta a pagar en países como Estados Unidos y en España no se podía cubrir en México”, afirma el ingeniero biónico.

Inicialmente, pensaba en traer el casco ortopédico. Importar la tecnología que funcionaba con éxito en otras naciones y adaptarla a las necesidades de su país. Pronto encontró la oportunidad de diseñar un dispositivo que corrigiera de manera oportuna las deformaciones craneales en los primeros años de vida y, además, que contara con la aprobación de especialistas.

“Buscamos una solución que cualquier paciente pudiera adquirir. Entonces diseñamos un tratamiento similar en México que estuviera apoyado por expertos”. Así nació el primer proyecto de Julio César: los cascos ortopédicos.

De esta manera, la investigación de tesis comenzada en 2011 le abrió las puertas para en 2013 fundar, con ayuda del Centro de Incubación de Empresas de Base Tecnológica (CIEBT) del IPN, Fix You Casquitos, la primera empresa mexicana en aplicar tratamientos contra deformaciones craneales 20% más económicos.


Males poco conocidos

En México no existe una cifra exacta de niños con malformaciones craneales. Incluso, antes de Fix You Casquitos, las instituciones de salud no contaban con datos precisos de esta condición.

Sin estadísticas previas, Julio César, junto con el Instituto Nacional de Pediatría (INP), rastreó los casos registrados en España y Estados Unidos para aproximarse a la cifra que hasta entonces en México se desconocía.

“Antes de nosotros no había análisis sobre la incidencia de este tipo de casos. En Estados Unidos manejaban un índice de aproximadamente 9% y en España de 12%”, señala García.

Ahora se sabe que 3% de los bebés en México —equivalente a 6 mil 480 nacimientos con deformaciones durante 2016— presentan algún tipo de deformidad craneal posicional en cualquiera de sus niveles: leve, moderado y grave.

El de mayor incidencia, de acuerdo con lo detectado por García Vázquez, es plagiocefalia (aplanamiento lateral del cráneo), con 92%; le siguen braquicefalia (aplanamiento de la parte trasera del cráneo), con 6%, y dolicocefalia (alargamiento prominente del cráneo), con 2%.

A diferencia del diagnóstico médico de algunos pediatras, Julio César encontró que las malformaciones craneales en cualquiera de sus tipos tienen consecuencias en la salud de los niños: “En un futuro pueden afectar a los bebés en la visión, la masticación, la audición o en un retraso sutil que se ve cuando sea mayor”.

Ingeniero biónico desarrolla casquitos contra deformaciones
Ingeniero biónico desarrolla casquitos contra deformaciones

Cascos: la solución a las deformaciones

Ligeros, hipoalergénicos y diseñados a la medida, los cascos ortopédicos moldean, con la misma fragilidad con la que un artesano trabaja sus artesanías, la cabeza de un bebé.

La estructura del casco responde a las necesidades de la cabeza. Elaborados con fibra de vidrio, su diseño está pensado para devolverle a la cabeza su forma perfecta y evitar que la enfermedad progrese.

“El casco va a darle forma a la cabeza del bebé, porque lo adecuamos para que tenga los índices craneales normales”, asegura. Su interior se ajusta a cualquier tipo de deformidad, incluso se adapta al crecimiento del cráneo para que se use una sola órtesis a lo largo de todo el tratamiento.

Con ayuda de dispositivos digitales, segundo proyecto creado por Julio César, después de los cascos, analiza, como si se tratara de una escena sacada de alguna película futurista, el cráneo del bebé. Así determina el tipo y el nivel de malformación que presenta el paciente. Incluso, la magia de este dispositivo puede llegar, conectado a una red inalámbrica, a países sudamericanos como Colombia y Perú, desde donde se realizan análisis a distancia para conocer el avance de la enfermedad.

“En la primera cita tomamos mediciones craneales y hacemos un análisis de la forma de la cabecita mediante nuestro software. Con eso podemos hacer un molde y empezamos a diseñar el casco.

“Posterior a eso se hace la parte del diseño interno, que es personalizado de acuerdo con el tipo de deformidad. Después viene una sesión donde se hacen pruebas de ajuste, probamos el casco al bebé, se muestra a los papás cómo usarlo todos los días y cómo va a ser el uso de adherencia”, explica Julio César.

A diferencia de la banda elástica, uno de los tantos prototipos que Julio César desarrolló antes del casco ortopédico, con la órtesis la corrección del cráneo es más rápida, puesto que la cabeza alcanza su forma perfecta entre seis y ocho meses.

“Es importante que los papás identifiquen este tipo de deformidades de forma temprana, para que la corrección sea más rápida y el tratamiento menor”, señala.

Para lograr la simetría correcta de un cráneo, la edad máxima recomendable de un bebé debe ser de un año y medio. Después de ese tiempo, la estructura de la cabeza es más definida y menos manipulable.

“El mejor momento para usar una órtesis craneal es a partir de los cuatro meses y se puede utilizar hasta el año y medio, en promedio. Depende mucho el mejoramiento y la edad del bebé en la que empieza su tratamiento”, afirma el ingeniero biónico.

Aunque no todos los niños atendidos en Fix You Casquitos, con previa valoración médica del INP, requieren de una órtesis craneal.


Otras alternativas

En promedio, 25 pacientes al mes son atendidos en Fix You Casquitos por presentar deformidades craneales posicionales. De éstos, sólo ocho reciben el tratamiento completo.

“Tenemos una evaluación que nos permite clasificar al paciente entre un caso leve, moderado y severo.

“Generalmente, los moderados y los leves no utilizan el tratamiento completo, que es el que incluye el casco”, comenta Julio César.

A diferencia de las deformaciones severas, las malformaciones moderadas y leves son más fáciles y rápidas de tratar.

De hecho, pueden atenderse con mayor eficacia los casos provenientes del extranjero, porque al menos cinco de sus pacientes son originarios de Perú y Colombia, donde García espera extender los beneficios de la empresa.

En los casos menos graves, señala, es suficiente recibir fisioterapia y dar seguimiento al paciente mediante software para ver los avances del tratamiento, explica.

“Parte del tratamiento consiste en enseñar a los papás una fisioterapia que se practica a diario y también hacemos un seguimiento por software para saber cómo va mejorando la deformidad del bebé”, detalla el ingeniero biónico.

Los niños se van a casa con un seguimiento continuo, pero con otra técnica de manejo”, expone Julio César.

El costo del tratamiento completo es de 11 mil 120 pesos. Mientras que el del casco ortopédico ronda los 8 mil 500 pesos, 20% más económico que los producidos en otros países.

Actualmente, Julio César busca alianzas con el sector salud para que Fix You Casquitos pueda llegar a más niños de bajos recursos, puesto que aunque desde 2014, cuando inició la comercialización de las órtesis, les ha otorgado tratamientos gratuitos, es difícil ayudar a todos.

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