periodismo.investigacion@eluniversal.com.mx

Todavía con la resaca de su accidentado “centenario de leyenda”, no importa lo que suceda en el torneo Clausura 2017, pues el Club de Futbol América puede presumir un nuevo campeonato, que no precisamente se podrá exhibir en sus laureadas vitrinas.

Además de los dos trofeos de Liga y otro par en la Liga de Campeones de Concacaf, la era de Ricardo Peláez, con un buen balance deportivo al frente de la directiva azulcrema, ahora cuenta con el título del equipo que más recursos le cuesta al gobierno de la Ciudad de México en materia de seguridad.

Datos oficiales obtenidos vía Ley de Transparencia, muestran que durante los últimos cuatro años ningún club capitalino movilizó tantos efectivos de seguridad durante sus juegos en casa, como el equipo propiedad de Grupo Televisa.

Desde 2013 hasta la final que en diciembre pasado perdieron frente a Tigres de la UANL, los operativos implementados por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la ciudad para los juegos de Las Águilas en el Estadio Azteca tuvieron la participación de casi 144 mil elementos de seguridad de diferentes corporaciones.

En conjunto, para cubrir los juegos de América y Pumas en la delegación Coyoacán, y Deportivo Cruz Azul, en la Benito Juárez, el gobierno de Miguel Ángel Mancera incrementó 48.4% el uso de uniformados de 2013 a 2016, mientras que la cantidad de vehículos creció 141%.

Además de señalar que el uso de esos elementos en un juego deportivo resulta un fracaso para la sociedad civil, especialistas preguntan quién cubre los gastos de dichos operativos. La SSP omitió responder a dicho cuestionamiento.

Balón protegido. Quien haya asistido a un juego de futbol profesional en la capital, podría decir que los operativos policiacos son más que visibles. Desde las estaciones cercanas del Metro, avenidas aledañas, calles contiguas y explanadas, los uniformados hacen filas por doquier y vigilan los movimientos de los aficionados.

Para ejecutar las maniobras de seguridad en los inmuebles, durante el último año la dependencia encabezada por Hiram Almeida —a menudo presente en los operativos— utilizó 30% más elementos de seguridad que en 2015. Casi 110 mil efectivos destinados a prevenir la reventa, mantener el orden vial y evitar la violencia entre los aficionados locales y visitantes.

La presencia de policías de proximidad, granaderos metropolitanos, elementos de Seguridad Escolar, Derechos Humanos, Policía Montada, elementos aéreos, de inspección, jurídicos y de enlace institucional, sin embargo, no garantizan total seguridad. En el más reciente Clásico Nacional jugado en el Azteca, cuando un aficionado fue herido de gravedad por policías.

Tras conocerse el caso, los administradores del inmueble declararon que era seguro. Sobre el papel, al menos se trata del que provoca el mayor gasto en seguridad, con un promedio de mil 468 policías por juego.

Documentos obtenidos por EL UNIVERSAL indican que, en los últimos cuatro años, América recibió el apoyo de 143 mil 906 elementos públicos para la realización de 98 partidos, entre la Liga, Copa y Copa de Campeones. Su reciente éxito deportivo y tener el campo con más aforo, son los principales motivos de que hayan movilizado más efectivos, en comparación con sus vecinos universitarios y cementeros.

Apenas debajo de los azulcremas están los universitarios, que acumulan 108 mil 309 elementos en 86 encuentros. En contraste, las pobres campañas del Cruz Azul lo sitúan en el tercer sitio de este ranking, con 83 mil uniformados en 81 partidos.

Para Marcela Villalobos, directora del Observatorio Ciudad de México Seguridad y Justicia, si bien el estado es el encargado de garantizar la seguridad de los ciudadanos, al tratarse de un evento privado, como un juego de la Liga MX, “lo menos que deberían hacer estos clubes deportivos es pagar cierta cantidad de dinero a los elementos policiales que se destinan a estos eventos, porque están dejando de atender otras partes de la ciudad”.

Según datos oficiales, durante la realización de 265 juegos, los tres equipos requirieron el apoyo de 335 mil 217 policías. La mayoría de la Subsecretaría de Operación Policial (SOP), apoyados por elementos de Control de Tránsito (SCT), del Escuadrón de Rescate y Emergencias Médicas (ERUM), la Policía Bancaria Industrial (PBI) y la Procuraduría General de Justicia (PGJ).

Según el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2016, la Ciudad de México cuenta con 79 mil 122 elementos operativos de seguridad.

Tan sólo en 2015, los tres clubes de futbol ocuparon más de 84 mil, mientras que el año pasado fueron 110 mil agentes oficiales.

En promedio, para cada juego de la Liga MX se utilizan mil 264 efectivos policiacos, que, durante las seis horas que dura, en promedio, un operativo en los estadios, desprotegen otras áreas de la ciudad. “Eso hace que se vuelvan más susceptibles tanto de robos de casa-habitación, como robos en vía pública, entonces esto es un elemento que siempre va a actuar en contra de la autoridad”, afirmó Simón Vargas Aguilar, especialista en seguridad pública y justicia.

Tarjeta roja. Crece seguridad en estadios de futbol de CDMX
Tarjeta roja. Crece seguridad en estadios de futbol de CDMX

Se dispara uso de vehículos. De acuerdo con la SSP, mientras el incremento de elementos utilizados y partidos fue gradual entre 2013-2017, el uso de vehículos oficiales se disparó 141%. Si en los primeros 12 meses de la administración Mancera se usaron 7 mil 784, el año pasado la cifra llegó a 18 mil 777.

En total, fueron 41 mil 879 vehículos (patrullas, motocicletas y camionetas) pero a partir del año pasado los operativos del Torneo de Liga y de Copa fueron apoyados por un helicóptero de los llamados Cóndor, destinados para emergencias.

Villalobos asegura que se trata de “muchísimos” recursos humanos y económicos los que están destinando, “que es importante, por supuesto, pero sí debe haber una corresponsabilidad de parte de la iniciativa privada (…) no es un trabajo que dependa sólo de la ciudad.

“En otros países del mundo son los clubes de futbol los que financian elementos de seguridad pública, y al final los estados que ayudan, en este caso la ciudad, a reforzar la seguridad a través de cámaras al terminar el partido, con elementos alrededor de los estadios y demás, justamente para garantizar este derecho de seguridad y preservar la paz y el orden social”, expuso la también investigadora.

Vargas Aguilar coincide en que la responsabilidad debe ser compartida, en especial porque los clubes de futbol obtienen un beneficio económico de los eventos, por lo que las autoridades deberían instarlos a contratar una parte de la seguridad. “Que llegue la Policía Bancaria o la Auxiliar, porque si no se desprotege a otros sectores de la sociedad que también requieren y reclaman seguridad”, dijo el especialista.

Del costo de los operativos, la unidad de Transparencia de la SSP mencionó que dentro del presupuesto no hay un rubro específico para esas operaciones. Respecto al responsable de cubrir los gastos, la dependencia omitió responder si se trataba de la iniciativa privada o del propio gobierno capitalino.

Seguridad en código de barras. Aunque los tres clubes capitalinos por sí solos movilizan miles de seguidores, hay visitantes incómodos como Guadalajara o Monterrey que, por su popularidad e intensidad de sus porras, hacen que la seguridad se refuerce en juegos denominados de alto riesgo.

Según especialistas, los clubes a menudo solapan el accionar de las barras y cuando la violencia sale de los estadios, la responsabilidad es exclusiva de las autoridades. “Si tienes un evento privado también tiene el componente público, porque muchos de los efectos se dan fuera del estadio (…) ahí sí es responsabilidad del gobierno mantener la tranquilidad social”, afirmó Vargas.

Aunque América lidera casi todos los gastos, los operativos policiacos más imponentes se organizaron en casa de Pumas. Ambos sucedieron en 2015; semifinales contra América y la final frente a Tigres, con 4 mil 689 uniformados cada uno, para contener a La Rebel, La Monu y los Libres y Lokos, tres de las barras más eufóricas del país.

Al respecto, el experto en seguridad indica que no se puede dar un tratamiento uniforme a los distintos partidos. “No es lo mismo el clásico América-Chivas, que sí trae un componente muy fuerte, o en el caso de UNAM-América (…) son muchos partidos que requieren una seguridad mínima, porque no generan pasión, las situaciones varían”.

Cuestionado sobre la necesidad de invertir tantos recursos en un evento deportivo, Vargas acepta que se trata de un fracaso como sociedad civil. “No nada más en el caso del futbol, sino en las manifestaciones de violencia, sí es un reflejo de que está fallando nuestro sistema de educación, de cultura y de formación”, afirmó el especialista.

Google News

Noticias según tus intereses