Estudió Comunicación porque es una carrera en la que no se ven matemáticas ni números, pero terminó dando capacitación sobre conceptos financieros y explicando procesos empresariales a la comunidad Godínez de una empresa. Sí, a través de chistes. Como estandopero, Raúl Meneses hace de las finanzas algo divertido que puede ser accesible para todos.

Godínez es la especie que habita en el espacio oficinista de un corporativo empresarial, aquellos que checan su entrada y salida del trabajo todos los días, los que llevan su tupper al comedor y que viven bajo las reglas de una cadena empresarial.

Lo que hace un estandopero empresarial, faceta innovadora del trabajo de Raúl (al que se dedica desde hace tres años), es formar un lazo de comunicación entre los empleados de una empresa y sus patrones, que paradójicamente también se convierten en los jefes del comediante, porque sigue sus consejos sobre qué decir en el escenario. Se disfraza de un Godínez para hablarles a otros Godínez.

Hace divertida una junta de oficina. En lugar de que sea con una presentación de Power Point, acompañada con café y galletitas, les da la oportunidad de pasar un buen rato riéndose de él o de ellos mismos, hablando sobre economía y negocios.

Raúl lo hace bien, porque no le cuesta trabajo. Se carcajea de sí mismo. Mide apenas un metro con 50 centímetros, la altura del trípode rebasa su cuerpo, pero toma el micrófono y comienza su discurso. Su voz parece el rechinido de un globo cuando se estira y acepta con franqueza que es homosexual. Las risas no paran, pero no sólo son las suyas.

Para algunas personas burlarse de otras o de sí mismo es algo mal visto, pero para Raúl Meneses, de 28 años, es sólo parte de la ideología en su oficio como estandopero: no autocensurarse. Para él la comedia es libertad, poder conectar con las personas de una forma honesta, aunque también le paguen por ello.

¿Cómo hablarle a un Godínez?

Un obstáculo que Raúl ha enfrentado entre las dos versiones de su trabajo como estandopero son las diferencias de público. No es lo mismo hacer reír a hipsters de la Condesa contándoles sobre las personas que viajan en Metro que explicarles a los Godínez de una empresa cómo funcionan los negocios. Son referentes y perfiles de personas completamente distintos.

La manera en que Raúl conduce sus chistes hacia temas financieros está en contarlos lo más cercano a su vida.

“Empecé a escribir sobre mi experiencia como adulto joven en este mundo en el que tienes que ahorrar para tu retiro o entre que no te alcanza para comprarte un coche o un depa, o sobre los gastos que tienes que hacer como el pago de impuestos. Todo lo que tiene que ver con números en la vida de adulto”, dice.

Hay dos maneras de hacer stand up empresarial, según las necesidades de la compañía: dando capacitación e información para personal administrativo o haciendo publicidad para futuros clientes. Al trabajar con las empresas, Raúl tiene una o dos juntas con los directivos donde deciden los mensajes que la empresa quiere emitir por medio del show: unir a los empleados de diferentes áreas, hacerlos sentir pertenecientes a la empresa para la que laboran o tratar temas como el acoso y el bullying. Posteriormente, Raúl presenta propuestas de rutina y los jefes la aceptan o modifican.

“Un estandopero empresarial tiene que estar muy consciente de cuál es el objetivo de que él esté ahí, no es nada más hacer reír”, dice. Las empresas buscan a los estandoperos como mediadores para lograr un fin, sea interno en la compañía con sus empleados o de promoción de un producto o servicio con sus clientes.

Para Raúl es muy importante que lo que diga siempre sea una experiencia directa, y así logre hacer una rutina sincera que conecte con la gente. “El stand up tiene que ser sobre cosas que te pasan a ti, cosas que vives u observaciones que haces. Para mí sería muy difícil escribir de algo que no he experimentado”, afirma.

Necesita formarse una experiencia con la empresa; para tener una opinión sobre ella tiene que conocerla y probar los productos de los que va a hablar. En una ocasión le tocó promocionar lentes; sin embargo, él no los usa, por lo que la empresa le confeccionó unos de acuerdo a sus necesidades, los probó por un mes y así pudo construir su espectáculo.

Raúl define su trabajo como el de un freelance: “Nunca sabes cuándo te va ir bien o te va a ir mal, no tienes seguro el dinero que te van a pagar”. Realiza promedio un evento por semana como estandopero tradicional, en el que un estándar promedio de salario es de 5 mil pesos por show, pero eso también depende del tipo de comediante, la presentación y duración que tenga. En el caso de sus trabajos para empresas, éstas lo llaman para realizar una presentación aproximadamente una vez al mes. Su salario con las empresas depende del mensaje que éstas busquen transmitir, lo que les cuesta aproximadamente mil pesos por minuto.

Él no va trajeado a su empleo, no tiene gafete de presentación ni horario de salida, pero sigue las instrucciones de una empresa para realizar su show. Aunque sea por un momento, se convierte en un Godínez hablando para otros Godínez.

'Godín Show'. 'Stand up' en la oficina
'Godín Show'. 'Stand up' en la oficina

Hacer reír es cosa seria

El stand up comedy es una forma de hacer comedia retomada de la cultura estadounidense, que significa comedia de pie o en vivo. La manera en que se lleva a cabo se conoce como comedia situacional, en la que el comediante comenta sus experiencias más cotidianas e íntimas, haciendo clic inmediato con los espectadores porque son cosas que a cualquiera le pueden suceder.

Por ejemplo, en rutina de stand up tradicional, Raúl narra cuando se sube al Metro y todos lo aplastan por ser tan bajito, igual que cuando va a un concierto y no alcanza a ver su rutina, se burla de las personas a su alrededor por sus condiciones físicas o económicas, una tradición muy implantada en los mexicanos.

A pesar de que los shows de comedia ya existían, actualmente la disciplina ha dado un vuelco de la manera tradicional, diferente a los viejos cómicos mediatizados por las televisoras con chistes grotescos y de pastelazo, pues ha cambiado a una comedia mucho más honesta.

Hay una nueva generación de humor en México que no tiene más de seis años de existencia. Es común encontrar sus espectáculos en bares de las colonias Roma y Condesa. Esta nueva forma de hacer comedia busca modificar la manera en que las personas se divierten y se ríen de su realidad.

Se puso de moda con la llegada del canal de televisión de paga Comedy Central Latinoamérica. Tal ha sido su popularidad que servicios y medios alternativos en distribución de contenidos se han interesado en la comedia, como Spotify, con playlist exclusivos de stand up, y Netflix, con shows especiales de estandoperos mexicanos como Ricardo O’Farril y Sofía Niño de Rivera, con quien Raúl tomó un curso para iniciarse en el stand up.

Comenzó a subir al escenario de los chistes desde hace dos años y medio, cuando el boom del stand up crecía. Aprendió a hacer comedia viéndola y siguiendo a los principales exponentes en México. “Tomé un curso de stand up con Sofía Niño de Rivera y nos enseño técnicas para subirte al escenario, a hablar frente al público y cómo escribir comedia”.

Para hacer la rutina de comedia de una presentación en vivo se debe tener un antecedente escrito, en el que se desplieguen las temáticas a tratar, el ritmo, la entonación y la pertinencia de lo que se va a decir, dependiendo del público y de la ocasión.

La presentación de un estandopero no se trata únicamente de espontaneidad, porque hacer reír a la gente no es fácil, se necesita una preparación. “Lo importante de lo que vas a decir es que primero te parezca chistoso a ti, porque si no es así mucho menos les va a parecer chistoso a los demás”.

Sus chistes tienen que probarse antes del show, por lo que siguen un ritual conocido como “micrófono abierto”, u open mic. “La formación más importante para hacer stand up es esa, el open mic. Por lo regular en bares de la Condesa cualquier estandopero se puede subir al escenario para probar su rutina y sus chistes”. Raúl ya se probó hasta en la oficina de los Godínez.

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