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El pasado 26 de agosto dos periodistas fueron asesinados mientras transmitían en vivo desde el condado de Bedford, Virginia, en Estados Unidos. Alison Parker y Adam Ward filmaban una entrevista para el noticiario matutino de un canal local. El agresor era un empleado que había sido despedido de la televisora, quien filmó el asesinato con su celular y se suicidó al ser perseguido por la policía.

Este hecho reavivó un debate latente en la sociedad norteamericana: el control de armas. En los días siguientes al tiroteo, el padre de Alison Parker ha ofrecido conferencias de prensa y entrevistas en las que ha declarado que terminar con la violencia relacionada con las armas es, a partir de la muerte de su hija, la misión de su vida.

Comprar y portar un arma es un derecho en Estados Unidos amparado por la Segunda Enmienda de la Constitución de ese país. Sin embargo, los tiroteos en escuelas y eventos como el de la semana pasada desatan las opiniones encontradas sobre si este derecho debe ser protegido o si la posesión de armas debe ser regulada.

La última encuesta sobre control de armas realizada por el Pew Research Center en julio de este año arrojó que 50% de los ciudadanos estadounidenses piensan que regularlo es más importante que proteger el derecho, mientras que 47% opinan lo contrario.

Estas opiniones están ampliamente divididas de acuerdo con el partido político al que pertenecen las personas encuestadas. Los republicanos se inclinan hacia el derecho de posesión de armas: 71% contra 26%; por otra parte, los demócratas opinan que es más importante controlar la venta de armas: 73% contra 25%.

De acuerdo con el centro de investigación estadounidense, en diciembre del año pasado el apoyo a los derechos de posesión de armas llegó al punto máximo, pero desde entonces ha disminuido en cinco puntos porcentuales.

A pesar de que casi la mitad de la población en Estados Unidos opina que poseer un arma es un derecho, también hay un porcentaje significativo: 79% de los encuestados apoyan la propuesta de evitar que personas que padecen enfermedades mentales adquieran armas, mientras que 70% piensan que crear una base de datos sobre venta de armas sería útil y 57% cree que deberían estar prohibidas las armas de asalto.

En cuanto al impacto de las armas en su seguridad, más de la mitad (54%) de los estadounidenses creen que poseer una ayuda a proteger a las personas para que no sean víctimas de un crimen, mientras que 40% piensan que, al contrario, ponen en riesgo la seguridad personal. Esta cifra ha cambiado desde diciembre pasado, cuando 57% de los encuestados dijeron que poseer un arma era garantía de seguridad.

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