Los candidatos desaprovecharon el segundo debate para exponernos sus propuestas en comercio exterior e inversiones y lo convirtieron en un talk show donde abundaron las descalificaciones. Me quedé con la impresión de que fueron temas omitidos o relegados. No se nos explicó cómo se van a diversificar las exportaciones y se quedaron en plano retórico al coincidir en que había que replantear la relación con Estados Unidos (EU).

Incluso, el tema más bien salió de manera colateral. Por ejemplo, cuando José Antonio Meade Kuribreña (JAMK) cuestionó a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) porque Morena votó en contra del Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP por sus siglas en inglés) o cuando pretendió justificar la invitación a Donald Trump el 31 de agosto de 2016, señalando que EU seguía renegociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) gracias al oportuno acercamiento que tuvo el presidente Peña Nieto con el entonces candidato.

AMLO no respondió a la pregunta sobre el TPP ni a otras como la de la postulación de Nestora Salgado al Senado. Tatiana Clouthier tuvo que salir al quite en el postdebate con Loret de Mola para dar una explicación. Lo que si indicó es que estaba de acuerdo con Trump en que los salarios en México eran muy bajos.

Ricardo Anaya Cortés (RAC) aunque respondió sin rodeos que estaba a favor del libre comercio, tampoco profundizó en el asunto. Se focalizó en atacar a AMLO en alusión a su añoranza por el desarrollo estabilizador, cuando el país tenía una política comercial proteccionista, cuestionándolo porque no comprende cómo funciona el mundo globalizado actual.

Tanto AMLO como RAC se pronunciaron a favor de continuar las negociaciones del TLCAN en 2019. En principio, suena sensata la postura; sin embargo, habría que considerar los plazos que marca la Ley de la Autoridad de Promoción del Comercio de 2015 (TPA) y cuya prorroga ya solicitó la administración Trump en marzo pasado, pero que aún no ha sido aprobada.

Es oportuno recordar que cuando un acuerdo de libre comercio es aprobado por la vía de la TPA, se le tiene que enviar a la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC, por sus siglas en inglés) para que en un plazo de 105 días, publique un reporte del impacto económico del mismo, que servirá como insumo para que los legisladores voten el proceso de fast track. En este sentido, tiene razón Paul Ryan, líder de la Cámara de Representantes, cuando fijó el plazo del 16 de mayo como fecha límite para que el proceso sea concluido por la actual legislatura.

Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de Estados Unidos (EU), extendió el plazo hasta el 31 de mayo para llegar al famoso acuerdo en principio en una entrevista en Fox News el domingo pasado, aunque reconoció que eso era poco probable y consideró que el TLCAN se aprobaría hasta el 2019.

En México, ni en sueños tenemos un protocolo similar. A lo mucho el Senado organiza un foro para que expertos, la mayoría cercanos a la posición del gobierno, legitime al estilo de las consultas populares del Plan Nacional de Desarrollo, la propuesta ya negociada en secreto. Ojalá alguno de los candidatos proponga crear una comisión semejante, autónoma y técnicamente preparada.

EL UNIVERSAL reportó ayer que organizaciones de la sociedad civil hicieron la propuesta de fusionar el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados y el Instituto Belisario Domínguez del Senado para crear un Consejo Fiscal. Eso está muy bien, pero el campo de acción está limitado a lo hacendario y presupuestario, por lo que se requería un organismo especializado en comercio exterior. Sería bueno que le copiáramos a Estados Unidos las buenas prácticas institucionales.

Tanto ROC como AMLO perdieron una magnífica oportunidad de ligar el tema salarial con las dificultades que está atravesando la renegociación del TLCAN. En este sentido, no entendemos por qué ante las acusaciones de que México hace dumping laboral con bajos salarios, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) haya decidido cancelar la discusión para aumentar el salario mínimo de 88 a 98 pesos. Esto no contribuye en nada a mejorar el clima de la negociación del tratado.

Nos queda todavía el tercer debate. Algunos de los temas serán crecimiento, desarrollo económico y pobreza. Esperemos que los candidatos no desaprovechen la oportunidad y nos respondan a la pregunta de si es necesario cambiar de modelo económico, ¿por qué sí, o por qué no?

Addendum. El INE reportó que según cifras de Nielson IBOPE la audiencia en TV del segundo debate fue de 12.6 millones de personas adultas, 1.2 millones más televidentes que en el primero. Destaca el aumento de 9.6%, a pesar del horario (21:30 vs. 20:00 horas), del temblor registrado poco antes y de la final de la Liga MX (afortunadamente no hubo tiempos extra).

Catedrático de la EST-IPN.
Email: pabloail@yahoo.com.mx

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