Cada vez son más las quejas que en cada edición del Maratón de la Ciudad de México por la participación de aquellos que solamente se inscriben para salir en la fotografía o coleccionar las medallas conmemorativas; son muchas las voces que piden que no se les dejé participar más apelando al espíritu y naturaleza del deporte.

Desde 2017, Horacio de la Vega, ex director del Indeporte, aseguró trabajarían en erradicar a estos corredores de "chocolate" debido a que su presencia, aunque incrementa el número de participantes, baja el nivel de competencia. Sin embargo, esto no ha sido posible y lo que es peor, hay otro fenómeno del que poco se ha hablado y es necesario poner en la mesa.

Se trata de los obligados a participar en el Maratón. Trabajadores de empresas privadas y dependencias de gobierno a quienes inscriben para que sean parte de este evento con la amenaza de que si no participan pueden tener una sanción administrativa. Es como cuando a estas personas les exigen que realicen un donativo en colectas como la de la Cruz Roja. Insisto, en algunos casos pasan al boteo por los puestos de trabajo, en otros lo descuentan de la nómina y ni les consultan. Y que no se malentienda, no es malo que se impulse la participación de los trabajadores en actividades deportivas, de hecho es una dinámica que se realiza de muchas maneras y en distintos deportes. Pero lo que es importante, es que se haga con una buena planeación para que quienes sean elegidos no lo sientan como una obligación.

El mayor problema que tienen algunas de estas personas es que ni siquiera les preguntan si les interesa ser parte de esta actividad. Literalmente los obligan, lo que hace que pierda valor y hasta que sea peligroso, ya que para un maratón, para correr los 42 kilómetros 195 metros que conforman la ruta, se necesita entrenar de manera constante por lo menos un año. No hablamos de una carrera de 5K, en la que también se puede correr peligro.

Si la intención de las empresas y dependencias es que su marca o su nómina participe para tener representación, deben hacerlo correctamente. Dar facilidades a aquellos que han sido elegidos para participar, no obligarlo, darles tiempo para entrenar. Sé que como empresario es difícil desprenderse de tus trabajadores, pero si no estás dispuesto a esto, mejor no les impongas que sean parte de esta competencia.

Esto es algo que también deben tener en cuenta las autoridades del deporte, porque así como corren riesgos con los maratonistas de “chocolate”, también los corren con gente que no está preparada para el desgaste que implica.

El Maratón de la Ciudad de México ha ganado mucho prestigio a nivel internacional. De hecho, ya ha alcanzado la Etiqueta de Oro de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, y se modificó la ruta en beneficio de los corredores en la recta final de la carrera. Es decir, es un evento bien organizado, que ha ganado reconocimiento a nivel mundial, pero que merece que todos y cada uno de los que participan lo hagan porque aman el deporte y no porque son obligados.


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