Toda una efervescencia se ve en el movimiento para conmemorar los 50 años de los Juegos Olímpicos de México 1968. Aquellos que se han involucrado en la organización están haciendo un gran trabajo, pero creo que es importante que la sociedad conozca un poco más de quienes fueron los héroes anónimos en la realización de estos olímpicos.

Me queda claro que cuando el presidente López Mateos, junto al general Flores, decidieron solicitar la sede de este evento, fue un momento especial, pero todavía más, cuando el Comité Olímpico Internacional decidió otorgarlos a nuestro país.

En ese instante, el presidente Díaz Ordaz buscó a las personas idóneas para la organización. Para coordinar todo este esfuerzo fue designado Pedro Ramírez Vázquez, como presidente del comité organizador, y Alejandro Ortega San Vicente, como secretario general (encargado de lo técnico, administrativo y operativo).

Pedro coordinó a un gran grupo de mexicanos para sacar adelante esta responsabilidad, pero su principal fuerza fueron la infraestructura y la olimpiada cultural. Ortega buscó la calidad de los deportistas mexicanos para aquellos juegos. Para eso, el presidente Díaz Ordaz nombró a Josué Sáenz, presidente del COM, sin elecciones ni nada, simplemente consideró que él ocupara este cargo para darle viabilidad a la preparación de los deportistas nacional y lo hizo de gran manera, al conseguir nueve medallas (tres de oro, tres de plata y tres de bronce).

Otro personaje importante fue el doctor Eduardo Hay, un ginecólogo quien era parte del COI, al igual que Ramírez Vázquez, y quien quedó al frente del Centro Deportivo Olímpico Mexicano con la responsabilidad de la parte operativa.

Sáenz, junto con Ortega, decidieron contratar entrenadores extranjeros para preparar a los mexicanos y lo hicieron bien, eso fue lo más importante que México tuvo, personajes como los mencionados. Seguramente hubo más personas importantes, pero tuve la oportunidad de convivir con los que menciono como parte de una gran organización.

El trabajo de este grupo resultó en unos magníficos Juegos Olímpicos de 1968, por eso, cuando veo la presentación de un evento tan importante, como la del lunes pasado de cara a los festejos por los 50 años, me hubiera gustado que se mencionara a estos hombres.

Seguramente en este tiempo, el comité organizador dará a conocer todas esas vivencias que tuvieron estos personajes; seguramente, Felipe Muñoz, junto con Jimena Saldaña, Carlos Padilla y demás involucrados buscarán revivir esos momentos tan importantes. Porque hace 50 años, la planeación fue vital para llegar al éxito. En la inauguración, en la clausura con todos los deportistas mezclados, sin banderas, como amigos, que salieron del estadio y recorrieron Insurgentes para cerrar los juegos. Todo fue gracias a estos hombres, que dieron lo mejor de sí por México.

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