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La lluvia baña la catedral de San Pedro y San Pablo en duelo por la muerte de su arzobispo Antonio Chedraoui Tannous, a quien se le rinden expresiones de dolor y la bendición viene del patriarca de la Iglesia ortodoxa de antioquía, Juan X: “Que tu memoria sea eterna”.

El arzobispo de Líbano, Basilio Mansur, que ha venido de Damasco a una visita a Chedraoui, la cual coincide con su fallecimiento, habla a la comunidad ortodoxa en el altar de la catedral, ocupado por el féretro abierto con los restos del clérigo que llegó a México en 1966 y que será sepultado en este templo que él construyó.

“Que tu memoria sea eterna”, bendice Basilio Mansur, en nombre del patriarca Juan X, a Chedraoui, con quien se entrevistó, pese a su estado de salud quebrantado. “Es el arzobispo de la unión, del acercamiento de las iglesias cristianas”, reconoce el enviado de Damasco.

El Libro de Condolencias está abierto. Allí Miguel Alemán Velasco, quien ha llegado con su esposa Christiane Magnani, ha escrito: “Con amor al señor Chedraoui; en paz descanse”. Michel y Liz Salomón han plasmado las cinco palabras que consuelan a los dolientes de esta catedral silenciosa: “Que su memoria sea eterna”.

A las puertas del templo, Elía Chedraoui, sobrino del arzobispo, quien ha llegado con Ivonne y Tano Chedraoui, recibe abrazos solidarios, dice que la pérdida de la familia y de la Iglesia es grande, y que en la madrugada ocurrió una “bendita muerte, y Dios quiere a quien ha dedicado su vida al bien, y [don Antonio] necesitaba un reposo de paz”.

Fadi Rabbat, canciller de esta Iglesia ortodoxa de antioquía, de la que ha sido cabeza Antonio Chedraoui, dice que amó a México, “y Dios nos mande un arzobispo similar a él”.

La lluvia está tupida, y desde la loma en que se enclava la catedral, en el corazón de Bosque Real, no hay visibilidad. Son las 17:10 horas cuando llega el féretro, lo suben por la escalinata. Abren las puertas centrales y el cortejo cruza la nave de la iglesia sola, en ese momento, y avanza sobre una alfombra roja hasta el altar. La caja de madera es abierta.

Como indica el ritual, Antonio Chedraoui está revestido con el ornamento litúrgico, y por lo tanto lleva la mitra y el báculo arzobispal. Abajo a la izquierda del altar está la corona floral del Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, y a la derecha, otra corona, ésta del presidente Enrique Peña Nieto.

La última vez que Chedraoui ofició misa en su catedral fue en septiembre, en una boda, y en esta tarde de lluvia, que el vicario general de la Arquidiócesis, Andrés Marcos, considera como una bendición, porque la naturaleza “llora la muerte de una persona de bien que se fue en paz”. Esta iglesia recibe coronas florales de amigos como Manlio Fabio Beltrones, Yeidckol Polevnsky, Josefina Vázquez Mota, Antonio Gali, Manuel Hallivis Pelayo, Manuel Granados, Mauricio Sulaimán, Édgar Elías Azar, Miguel Rincón y Aristóteles Sandoval.

Han dado el pésame, entre otros asistentes, Arely Gómez, Virgilio Andrade, el príncipe de Camerún y decenas de feligreses que se reconfortan con las palabras del arzobispo Basilio Mansur, y su plegaria luctuosa: “Que tu memoria sea eterna”.

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