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Los cinco integrantes de una familia viven con un riñón. Después de varios años con enfermedades renales, padres y hermanos de la familia Ruiz González, de Jalisco, han donado y recibido este órgano en cirugías de trasplante en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), las cuales les han permitido seguir con sus vidas.

María de Jesús Ruiz González, de 23 años, ha tenido que ser operada en dos ocasiones. La primera vez tenía 11 años y su madre Susana le donó uno de sus órganos, después de que la niña fue dializada durante dos años. El segundo trasplante fue en 2016: su hermano menor fue el donante.

El hermano mayor de María de Jesús también presentó insuficiencia renal y su padre le dio su órgano.

Todos los procedimientos se han realizado en las unidades médicas de alta especialidad del IMSS en Jalisco. Todos los integrantes de la familia han resultado compatibles, por lo que han podido donar y recibir entre ellos. “Bendito sea Dios y nos tocó la suerte de que los tres [madre, padre e hijo] logramos donar el riñón”, señaló Susana Ruiz, mamá de María de Jesús.

Según datos del segundo boletín estadístico informativo del Centro Nacional de Trasplantes, existe una “amplia brecha” entre los realizados y la cantidad de personas que permanecen a la espera.

Entre enero y diciembre de 2016, 20 mil 420 pacientes estaban registrados en el Sistema Informático del Registro Nacional de Trasplantes, a la espera de un órgano. La cantidad representa un incremento de 600 personas respecto a 2015.

De ellas, 12 mil 477 se encontraban en espera de un trasplante renal, 7 mil 486 de córnea, 376 de hígado y 49 de corazón; durante ese año, solamente 23.8% de quienes esperaban tuvieron una operación relacionada con el riñón, con 2 mil 970 casos, se atendió a 47% de los que requerían una cirugía de córnea, 67% (33 operaciones) de corazón y 85% (319 casos) de trasplante de hígado.

La infancia de María de Jesús, Marichuy, como le dicen sus padres, transcurrió con normalidad hasta los nueve años, cuando su familia notó que se hinchaba, estaba cansada y no tenía hambre, fueron los primeros síntomas del padecimiento renal que enfrenta.

“Sus riñones se secaron”, comentó Susana González.

“Me dijeron que iban a hacer pruebas para ver quién podía donar. Mi esposo en ese momento dijo que no porque luego no podría trabajar. Entonces me hice el examen y era compatible”, agregó.

Durante 11 años, la mujer llevó una vida normal gracias a la donación que le hizo su madre, pero en 2016 su organismo comenzó a rechazar el riñón. El segundo órgano lo donó su hermano menor, de 23 años. La compatibilidad era de 92%.

“Nos preguntaron si era mi gemelo, pero les dije que no, que nacimos cada quien por nuestro lado”, señaló María de Jesús, quien actualmente trabaja en una dulcería.

El titular de Nefrología y Trasplantes del Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco, Eduardo González Espinoza, explicó que María de Jesús y su hermano padecen una enfermedad congénita llamada hipoplasia renal, que es cuando los riñones no crecen ni se desarrollan de manera normal, lo que desemboca en una falla renal, María de Jesús, a los 11 años, y su hermano, a los 15, tenían riñones pequeños lo que desencadenó la insuficiencia renal crónica. El caso de María de Jesús se agravó porque su cuerpo comenzó a rechazar el órgano después de 11 años de la primera cirugía.

El especialista explicó que llevar a cabo un segundo trasplante conlleva más riesgo y complicación, puesto que el cuerpo humano crea una respuesta inmunológica en la que desarrolla anticuerpos para no recibir el nuevo órgano.

Se conoce como “sensibilización”. Declaró: “La persona desarrolla anticuerpos que identifican el órgano extraño y reaccionan produciendo un rechazo. Para eso se tienen que llevar a cabo tratamientos, a través de medicamentos muy potentes para disminuir los anticuerpos y defensas del organismo para reducir la posibilidad de un rechazo. “Llevar a cabo una segunda operación en una persona conlleva más riesgos y posibilidades de complicaciones porque como fue trasplantada en una ocasión, se crea en el organismo una respuesta inmunológica en la cual puede desarrollar anticuerpos.

“El hecho de tener que someter a la paciente a un segundo trasplante, puede aumentar la posibilidad de presentar un rechazo al segundo riñón”, dijo el especialista. Susana compartió que su hijo mayor también presentó insuficiencia renal a los 15 años, a causa de un problema congénito.

“Nació con los riñones chiquitos”, así que en esta ocasión fue el padre quien, después de muchas sesiones informativas, decidió donarle uno de sus riñones hace 14 años.

“Los cinco vivimos con un riñón y nos va bien. Todo es prácticamente normal, nada más le bajamos a la sal. Me siento muy bien, nada más es cuidarse, tomar mucha agua y el medicamento que no se me olvide: en el día y en la noche, es poquito; sin embargo, que no falle. El seguimiento nos lo dan en nuestra clínica y en el hospital”, compartió la joven de 23 años.

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