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La venta de cigarros sueltos a menores de edad está prohibida por la Ley General para el Control del Tabaco, así como la existencia de establecimientos fijos, semifijos o vendedores ambulantes que incumplan este reglamento; sin embargo, en un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, se constató que cerca de zonas escolares, o de entradas del Sistema de Transporte Colectivo Metro, esta práctica es común sin que las autoridades la castiguen.

Una cajetilla con 20 cigarrillos cuesta entre 45 y 50 pesos, en los puestos ambulantes se consigue un cigarro por precios que van de los 4 a 6 pesos, esto representa una ganancia para los vendedores que obtienen 50% más de lo que pagaron por el producto.

Los vendedores aseguran que jóvenes y adultos son los que más compran este producto, y uno de esos comerciantes mencionó que en ocasiones menores de edad compran cigarros aludiendo que son para sus padres, pero no siempre se aseguran de que esto sea verdad. “A veces vienen niños y dicen que el cigarro es para su papá o mamá, yo no me aseguro de que sea cierto, además, en cualquier lugar, hasta en las escuelas, hay alumnos que venden cigarros, o si no los pueden conseguir en su casa”, dijo Carlos, quien prefiere reservar su nombre real.

Alberto, es dueño de una tienda de abarrotes cerca de metro Balderas, en entrevista, relató que desde que se estableció que la venta de cigarros sueltos estaba prohibida él acató las reglas, pero ver que gente a su alrededor que no pagaba impuestos y obtenía ganancias lo orilló a hacer lo mismo.

“Más de siete años aguanté sin vender cigarros sueltos, pero también las cajetillas pasaron de costar 30 pesos a 50 y la gente no viene por un paquete completo, además, en cada esquina veía puestos que tenían cajetillas abiertas para que el cliente tomará uno o dos cigarros sueltos, si los vendían a 4 o 5 pesos le sacaban casi el doble y yo tenía mis cajas enteras porque nadie las quería así. Dije, ellos no pagan impuestos, nadie les dice nada y yo no los echaré de cabeza, mejor me les uno y así la competencia es pareja”.

A pesar de esto, afirmó que nunca ha vendido cigarros a menores de edad, “sí vienen chavos que salen de la secundaria o prepa, no me han tocado más chicos, y me piden que les venda hasta las cajetillas enteras, pero no lo hago, esta bien que quiera vender, pero ver a los niños con el vicio en las manos o en la boca pues ya es otra cosa”.

Con respecto a la venta de cigarros a niños, el tendero expresó que este vicio se aprende en casa y que aunque debe haber sitios donde sí se venda tabaco a los menores de edad, también es común que roben cigarros a sus padres.

“Yo aprendí a fumar cuando tenía 13 años, pero no me arriesgaba a comprar en una tienda, mi mamá fumaba mucho y yo le sacaba los cigarros de su bolsa, eso es lo que sigue pasando ahorita. No creo que en este momento venga un niño de 10 o 12 años a comprarme un cigarro. Si en su casa es más fácil conseguirlo, no tienen ni porqué gastar, la chamba es también de los papás, a nosotros nos satanizan y dicen que hacemos cosas prohibidas, yo sé que es ilegal la venta, pero es mi forma de subsistencia, los cigarros sueltos es de lo que más vendo, pero tampoco los ando dejando en mi casa para que mis hijos los consuman; además, ya me alejé de ese hábito. También es que los niños replican todo lo que hacemos los papás”.

Afuera de la escuela primaria anexa a la Normal de Maestros Luis Hidalgo Monroy, ubicada en la avenida México– Tacuba, sí hay puestos ambulantes, pero en ninguno venden cigarros sueltos, se ven frituras, fruta picada y aguas de sabor, pero no productos que contengan tabaco.

Padres de familia señalaron que los comercios donde venden cigarros están más cerca de la Escuela Nacional de Maestros o a metro Colegio Militar porque ahí se encuentra el Instituto de la Juventud de la Ciudad de México.

“Nos hemos preocupado por lo que venden aquí, los puestos son pocos y hay desde papas, chicharrones y fruta de temporada con limón y chile, pero no he visto a niños fumando, o que vendan cigarros sueltos. La venta de este producto se realiza más cerca del metro Colegio Militar, hay jóvenes que asisten a la secundaria y los que tienen actividades en el Injuve, y ellos sí se ve que estén con su cigarro en la boca, aunque tampoco es frecuente”, mencionó Rosario, quien acudió a recoger por sus hijos, quienes cursan cuarto y quinto grado respectivamente.

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