La ilusión que implica un embarazo es enorme, sin embargo, casi siempre viene acompañada de miedos que se crean a partir de las experiencias que algunas mujeres cuentan. En medio del boom de empoderamiento femenino que ocurre en la Ciudad de México, resurge una opción para que el parto no sea un sinónimo de sufrimiento. Se trata del parto humanizado, una técnica en la que la paciente toma el control de la situación y tiene el poder de decidir cómo quiere llevar a cabo su trabajo de parto.

Éste no se realiza en un quirófano convencional, existen instalaciones exclusivas para realizar este procedimiento, mismas que cuentan con regaderas, pelotas, bancos, tinas y camas con tecnología avanzada que permiten que la mujer esté en posición vertical, si así lo desea. De esta manera, la paciente puede desplazarse por la habitación buscando la posición que más le favorezca para la llegada de su bebé. Uno de los factores característicos es que en este procedimiento hay un número bajo o nulo de intervenciones médicas. En pocos casos se aplican medicamentos, pues se busca que todo ocurra de manera natural. Además, la mujer se apoya con una doula, quien tiene la función de contener emocional y físicamente durante el trabajo de parto.

Los doctores Mariana Robles Mejía, Cecilio Rodríguez Ayala y Mariano González Aldeco, especialistas gineco-obstetras del Sanatorio Durango, nos explican los beneficios físicos y emocionales que esta práctica tiene para la mujer y el bebé.

“Durante el parto humanizado la paciente toma el control, ella tiene la decisión de hacer su trabajo de parto caminando, en su habitación, utilizando la pelota o incluso en agua. Por el contrario, en el parto ‘normal’, el médico es el que toma las decisiones de cómo será el trabajo de parto. En el humanizado, la mujer y su familia se convierten en los protagonistas. Antes no existía la opción de que la paciente decidiera sobre su trabajo de parto. En este caso, mientras la mamá y el bebé estén bien, ella puede decidir si quiere estar en la regadera, o apoyarse en la pelota, en un banco, acostarse, caminar o lo que requiera”, menciona el doctor González.

En los últimos años este procedimientos ha cobrado fuerza en México, sin embargo, sus orígenes se remontan a la edad media, en la que las mujeres de una familia se reunían para apoyar a la nueva mamá: “Históricamente la mujer siempre han parido de una forma natural. Creo que más bien hay un parte aguas en la medicación del parto, cuando se lleva el parto del domicilio al medio hospitalario. En ese entonces, los hombres llevaban la batuta de la medicina, muchas de las intervenciones que se generaban en los cuerpos de las mujeres eran mediadas, reguladas y decididas por los hombres”, afirma la doctora Mariana Robles.

Si nos enfocamos a la historia del parto humanizado en México, el primero se realizó hace 25 años y fue en el hospital Ángeles del Pedregal y fue en agua: “En los años 80 fue cuando inició toda esta tendencia, esto ya se hacía en Europa y Estados Unidos, pero en México apenas se comienza practicar. De hecho, en Europa no hay diferentes modelos de partos, en países de primer mundo esta es la única manera de atender un parto”, dice la especialista.

El tema de la violencia obstétrica sale a flote en este ámbito, pues una de las cosas que se busca es que la mujer disfrute su parto, en lugar de sufrirlo; sin embargo, los doctores aseguran que el resurgimiento del parto humanizado no se deriva de ésta: “El parto humanizado se renueva o resurge y se retoma -porque el parto se ha hecho durante muchos años- debido a que las mujeres están comprendiendo y haciendo conciencia, cada día más, de que parir es lo más natural para su cuerpo, mucho más que una cesárea y es mucho más benéfico para los bebés que nacen. Hay mucha diferencia entre un bebé que nace de parto y otro que nace por cesárea y sí hay estudios que lo comprueban”, menciona la doctora Robles.

“No podemos negar que existe la violencia obstétrica, pero no es por lo que surge el parto humanizado. Éste surge de la necesidad de las mujeres de vivir y recuperar su poder y ellas ser las protagonistas del parto, porque el parto es de las mujeres. La violencia obstétrica se deriva del desconocimiento y de que se da por sentado prácticas que se siguen llevando en los hospitales y que no son prácticas necesarias y que se hacen por ‘rutina’, como la tricotomía, canalización venoclisis, cosas que no son necesarias en todos los casos”, aseguró el doctor Cecilio.

Como en cualquier procedimiento, esta práctica implica riesgos, mismos que se controlarían, en caso de surgir, por los médicos. En los casos que no se logra un parto natural y la salud de la madre e hijo está en riesgo, se recurre a la cesárea ‘humanizada’, en la que los especialistas provocan contracciones para que la mujer tenga una experiencia similar al parto humanizado. Además, está presente la pareja o familiar y se fomenta el apego de madre e hijo.

Parto humanizado: tú decides cómo dar a luz
Parto humanizado: tú decides cómo dar a luz

El empoderamiento

El parto humanizado no solo tiene efectos benéficos en el aspecto físico de la madre, sino también emocionales. Al parir naturalmente, sin necesidad de una cesárea o mediante un procedimiento impuesto por el médico, la mujer tiene una experiencia totalmente distinta: “Hay beneficios emocionales para la mujer, pues muchas se sienten mejor cuando se encargan de parir, se está haciendo cargo de su bebé. En este caso, el objetivo es que la mujer retome el poder y protagonismo durante el parto y ver esto como algo incluso placentero donde puedes divertirte, disfrutar y se ha hecho creer que solo implica dolor y sufrimiento, pero en realidad puede ser placentero y puede haber orgasmos. Puedes cantar, bañarte y hacer mil cosas, solo tienes que estar en un ambiente relajado para poder hacer todo eso. Así deberían de ser todos los nacimientos”, mencionó el doctor Mariano.

Cabe destacar que el parto humanizado es ideal para mujeres con embarazos de bajo riesgo, si existe un problema como preeclamsia, antecedentes de una cirugía que ponga en riesgo el útero, placenta previa o ‘bebé sentado’, lo ideal es no hacerlo, aunque se puede intentar. Esto, indican los médicos, se valorará dependiendo a las limitantes y, de esta manera, crear el mejor plan para la mamá y el bebé.

Las mujeres lo viven así

Además de la opinión de los médicos, platicamos con Ofelia Guillén, paciente de 34 años que eligió tener un parto humanizado: “Cuando me enteré que estaba embarazada fui al doctor y tomé curso de psicoprofilaxis. Así decidí que quería tener un parto humanizado en el que no te tratan como enferma. El cuerpo está para eso, para parir. En otros países así nacen los bebés, así que yo siempre quise traer a mi bebé al mundo por mí misma y no empotrada en una cama. Me preparé para eso porque un parto es como un maratón en el que haces equipo con tu doctor. El bebé sabe como nacer. Además, teniendo un parto así, te sientes con el poder de saber que estás dando a una vida, de alguna forma le transmites a tu hijo esa fortaleza”, relató la paciente.

Los beneficios

-Recuperación rápida

-Rápida reincorporación de la madre a su vida cotidiana

- Disminuye la depresión postparto

-Disminuye el riesgo de desgarro anal

-Menos necesidad de sutura

-Menos complicaciones con la cicatrización

-Mayor riesgo de desgarros superficiales

-Reduce riesgo de infecciones

-Favorece inicio de lactancia exitosa

-Menor duración del llanto del recién nacido

-Disminuye estrés en el bebé

-Favorece establecimiento de vínculo materno

-Mejora estabilidad cardiorespiratoria

-Reduce estrés postraumático en la madre

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses