La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inició un programa de inclusión académica para alumnos especiales, que les permite avanzar en sus estudios y titularse, incluso, con mención honorífica.

Matías Alanís Álvarez, quien padece encefalopatía atetoide (parálisis cerebral), que le impide controlar sus movimientos, además de una elevada miopía que lo orilló a la debilidad visual, presentó su examen de admisión e ingresó a la UNAM.

En tiempo récord acreditó, desde su hogar en Guadalajara, Jalisco, y a través de su computadora, todas las materias de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública y, además, se gradúo con mención honorífica.

Su inteligencia y tenacidad lo llevaron a acceder a la educación a distancia creada hace más de 10 años por la UNAM, con el fin de que desaparezcan los impedimentos físicos, sociales y geográficos para quienes, en situaciones especiales, realmente desean estudiar.

En un comunicado, la máxima casa de estudios del país informó que en la Facultad de Ciencias Políticas se compraron dos softwares para apoyar a Matías, los cuales se instalaron en la computadora y en su silla de ruedas.

El primero llamado Jaws, que convierte la imagen a texto, y el, segundo, Open book, que lee el texto y con una voz elegida permite que él escuche el contenido.

Así, con ayuda de su mamá, Patricia Alanís Álvarez, guía permanente, Matías escribió la tesis “Los mecanismos de preservación del sistema político mexicano”.

Al término, madre e hijo llegaron a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, donde el joven politólogo presentó la defensa oral de su examen profesional y le fue otorgada la mención honorífica.

Sobre la elección de su carrera, Matías explicó que se inclinó por esta opción porque desde pequeño le llamaron la atención los asuntos de la vida pública.

Al inicio, confesó, las cosas no fueron sencillas, pues su madre tenía que leerle todos los textos; sin embargo, el software que traducía las imágenes en palabras, se adaptó a la perfección para que estudiara de manera independiente.

El sistema de dictado de voz le permitió hacer los ensayos o resolver los cuestionarios que le mandaban, por lo que su madre sólo lo apoyó en dar forma a sus trabajos para entregarlos.

El joven recordó que las materias que más trabajo le costaron fueron filosofía y matemáticas, “porque implican conceptos abstractos y estoy acostumbrado a los conceptos concretos”.

Ahora, a punto de cumplir 27 años de edad ya tiene nuevas metas: hacer una maestría y ser algún día profesor a distancia de su carrera en su facultad.

egm

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