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Amante de la música y del rock, Vladimir Sierra Casiano se ve contento; sus ojos grandes, sus labios gruesos y su cabello negro le han ganado piropos de sus amigas de la Prepa 6, quienes desde su perfil en Facebook lo halagan y lo llaman “guapo”.

Hoy sonríe por otros motivos: el joven, estudiante indígena mixteco de 16 años, ganó la medalla de oro en la Olimpiada Universitaria del Conocimiento de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Vladi, como le dicen sus amigos a través de la red social, es el más pequeño de cinco hijos y desde que llegó a la Ciudad de México se ha esforzado por cumplir uno de sus más grandes sueños: hacer que sus padres se sientan orgullosos.

Originario del municipio de Tlapa de Comonfort en la región de La Montaña guerrerense, sus papás estaban preocupados de que viniera a vivir a la Ciudad de México, puesto que sólo tiene 16 años.

Después de que aprobó el examen de ingreso para el bachillerato de la UNAM, su papá, quien es maestro de primaria, y su mamá, que se dedica a las labores del hogar, le dieron la confianza y la libertad necesarias para abandonar su comunidad y venir a estudiar.

“Deseaban que tuviera un buen promedio de calificaciones, pero no sé si esperaban cosas como éstas [ganar la Olimpiada] de mí, pero yo siempre trato de que estén orgullosos”, comentó.

Vladimir estudia en una de las escuelas más demandadas de la Zona Metropolitana del Valle de México: la Escuela Nacional Preparatoria 6 Antonio Caso.

Conocida como Prepa 6, ingresar a este plantel es una de las hazañas más difíciles para quienes buscan estudiar la preparatoria en el sistema de la UNAM, puesto que se requiere obtener un promedio mínimo de 109 puntos en el examen de admisión para lograrlo; por cada lugar compiten, en promedio, 13 jóvenes.

Vladimir lo sabía, pero también conocía la fama esta escuela. Sus hermanos mayores, quienes viven desde hace tiempo en la Ciudad de México, le hablaron de su prestigio y le dijeron que está ubicada en Coyoacán, una “buena zona” de la ciudad. Con la confianza de sus papás, viajó ocho horas en autobús desde la Ciudad de México, primero para hacer su examen y después, cuando quedó, para mudar su residencia de manera definitiva.

“Estaba genial que me quedara en un sitio donde ellos pudieran estar cerca, sin tantos problemas”, contó.

En la actualidad, el adolescente tiene un año viviendo aquí y estudiando en la UNAM, forma parte del Sistema de Becas para Estudiantes de Pueblos Indígenas y Negros de México de la institución, y con su promedio de 9.5 ha demostrado sus ganas de ser un buen estudiante y salir adelante.

Se define como un estudiante dedicado, que hace sus tareas y cumple con los trabajos especiales que le dejan los maestros; le echa ganas incluso en las materias que no le gustan tanto, como Historia y Literatura.

Su esfuerzo ha rendido frutos: de las dos ocasiones que ha participado en la Olimpiada Universitaria del Conocimiento, se ha ganado dos medallas: en 2015 obtuvo la de plata y en 2016, la de oro. El secreto de su éxito, señala, es tener un objetivo claro.

“Más que nada es encontrar una motivación personal, algo que te mueva día a día a querer ir a la escuela, hacer tarea, hacer trabajos. Lo más importante es que tengas un objetivo claro y estés decidido a llegar a él”, comentó.

Su éxito académico no es producto de la generación espontánea, Vladi comenzó a participar en certámenes de matemáticas desde que iba en la secundaria, cuando se acercó a sus profesores y otros asesores que le dieron clases lo entrenaron para poder concursar.

Al percatarse de su talento, sus maestros en la Prepa 6 lo invitaron a participar en certámenes de conocimiento; y piensa aprovechar su último año en el bachillerato puesto que quiere volver a concursar en la Olimpiada.

Sierra Casiano califica su participación en el concurso como muy interesante; “siento que cuando llegué ya estaba bien preparado, por eso desde el año pasado tuve un buen resultado y en este mejoré un poco más”.

Aunque todavía no sabe qué carrera va a estudiar, el adolescente ya decidió que en el último año de la prepa elegirá el área I de especialización físico-matemáticas. Para la licenciatura sus principales opciones son Ciencias de la Computación o Ingeniería Mecatrónica aunque, dice, “es casi seguro que optaré por Ciencias de la Computación. Me gusta mucho porque mezcla matemáticas y programación, y tiene mucho futuro; siento que tengo aptitudes”.

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