A sus 67 años de edad, la vida de Juan Heberto dio un giro radical cuando en junio de 2004, repentinamente presentó un agotamiento físico muy severo, que lo hizo acudir al médico, en donde después de realizarle algunos estudios, se le diagnosticó hepatitis.

“La bilirrubina estaba muy alta y me mandaron tratamiento para la hepatitis, a la semana volví a consulta con otros análisis y los resultados indicaron que todavía tenía los niveles muy altos, lo que ameritó realizarme un ultrasonido en el cual salieron unos nódulos. Después de ver este resultado el médico que me estaba atendiendo me sugirió consultar a un gastroenterólogo, porque estaba bajando mucho de peso y era necesario que me controlaran”, relató el paciente.

A su vez, Jorge Vela, jefe del Departamento Clínico de Hematología de la Unidad Médica de Alta Especialidad “Dr. Antonio Fraga Mouret”, del Centro Médico Nacional La Raza, detalló que cuando el paciente llegó con ellos, pensaron que se trataba de un cáncer en el hígado y después de los estudios pertinentes, el diagnóstico final fue cáncer linfático, conocido como linfoma Hodgkin, el cual tiene más de 50 variantes, pero éste era uno de los más agresivos.

El linfoma Hodgkin es un cáncer que se origina en los glóbulos blancos, llamados linfocitos, los cuales son parte del sistema inmunológico. El cáncer se origina cuando las células en el cuerpo comienzan a crecer en forma descontrolada, explicó el experto.

Debido a que el linfoma que padecía de Juan era estadio 4, el máximo de actividad que tiene este tipo de cáncer diseminado al hígado y otros órganos, se le ofreció el tratamiento requerido y gracias a que siguió al pie de la letra las indicaciones del personal médico y de enfermería, se obtuvo un extraordinario resultado.

Juan Heberto fue sometido primero a un tratamiento nuevo, distinto a la quimioterapia, a través de un anticuerpo monoclonal que sólo afecta las células malignas, sin dañar las células sanas.

Después de un esquema de seis meses, todavía le quedaba evidencia de linfoma por lo que hubo necesidad de modificar el tratamiento por uno más agresivo, a base de cuatro quimioterapias que su organismo toleró muy bien.

Luego de ese tratamiento se logró la remisión completa de la enfermedad, es decir, la desaparición total de la neoplasia del cáncer, pero aún así podía regresar.


Para ya no someterlo a otro tratamiento a base de radiaciones durante la segunda etapa del proceso, se le propuso al paciente hacerse un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos de células de él mismo, del cual salió avante.

Actualmente está controlado, y es considerado como una persona sana y sobreviviente de cáncer. Este tipo de trasplantes es una de las mejores herramientas con las que contamos hoy en día, combinado con otros tratamientos nuevos con los que ya se cuentan en el IMSS.

Jorge Vela, destacó que “el caso de Juan Heberto nos ha enseñado, no sólo a otros enfermos sino también a nosotros como médicos, cómo un paciente que estaba desahuciado cuando llegó, actualmente está vivo, trabajando con su familia y disfrutando de la vida”, concluyó el especialista.

cfe

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