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El Programa Nacional para la Convivencia Escolar (PNCE), la estrategia Mochila Segura, y la enseñanza de valores y habilidades socioemocionales que propone la Secretaría de Educación Pública (SEP) como parte del nuevo modelo educativo no funcionarán para prevenir la violencia en las escuelas, a menos que se atienda el problema estructural de ese fenómeno en el país, coincidieron especialistas.

Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México, argumentó que Mochila Segura tiene 10 años de operación y ha sido un fracaso: “En la Ciudad de México sólo se han encontrado tres armas en las escuelas; esto se ha convertido en una especie de inquisición escolar, porque revisan las mochilas de los chicos y si encuentran preservativos o cosas de índole personal se convierten en motivo de persecución”.

Consideró que durante este tiempo los mexicanos hemos aprendido a vivir con miedo y sin confiar en las autoridades; por eso es que se puede explicar que los padres de familia estén de acuerdo con la revisión de las mochilas de sus hijos. “Es violatorio de derechos humanos porque está focalizado en niños y adolescentes, no se aplica a todo el personal adulto de las escuelas: hay una presunción sólo por su condición de edad”, precisó.

El principal problema del PNCE es que está basado en la atención sicológica de los niños que sufren o perpetran el acoso escolar, pero no se encarga de atender las cuestiones sociales que se reflejan en la escuela y que son las que ocasionan la violencia.

“Suponemos que más que tener problemas sicológicos masivos, el origen del problema es lo social, en las familias, en el trabajo, en las escuelas. No es culpa de las escuelas ni de las maestras ni de nadie, sino de la sociedad en su conjunto. Hay que revertirlo, reeducarnos, hacer las cosas diferentes”, expuso Nelia Tello, especialista de la UNAM en violencia en entornos escolares.

Adriana Ornelas, de la Escuela Nacional de Trabajo Social, explicó que es necesaria la enseñanza de habilidades socioemocionales en las escuelas; pero, mencionó, es necesario involucrar también a los padres de familia para que trascienda de ser un contenido más en la currícula.

“No es que estemos en contra, el problema es llevar el respeto como contenido. No sólo es aprender a recitar qué quiere decir la palabra respeto”, dijo.

La especialista en violencia en contextos escolares Nelia Tello comentó, en conferencia de prensa, que la instauración de la revisión de mochilas es una medida coyuntural y reprobable, puesto que no resuelve de fondo el problema de la violencia en las escuelas y criminaliza a los estudiantes, sin importar que sean padres de familia o maestros quienes revisen las pertenencias de los adolescentes.

“Me opongo y protesto enérgicamente a la presencia de policías en las escuelas revisando mochilas. Si la revisión de la mochila es cuestionable, con la presencia de policías es tratar a los niños como presuntos delincuentes. Son niños. Quisiera preguntar cuántos asesinatos han ocurrido en escuelas en México como para que se requiera ese despliegue de policías”, reclamó.

El miércoles la SEP dio a conocer que nuevamente impulsará la estrategia Mochila Segura, en coordinación con los gobiernos estatales, para inhibir el ingreso de armas a los planteles escolares; esta estrategia había sido cancelada a nivel federal desde 2015.

Tras los hechos en Monterrey, el titular de la dependencia, Aurelio Nuño Mayer, recalcó la inclusión de habilidades socioemocionales en el nuevo modelo educativo que se va a aplicar a partir del ciclo escolar 2018-2019; y anunció la creación de un protocolo de actuación para este tipo de situaciones dirigido a padres de familia y autoridades escolares.

“Mochila Segura no me convence. Tampoco es buena solución que los padres de familia supervisen la mochila desde casa porque sólo estamos transfiriendo la responsabilidad. Lo que tenemos que hacer es enseñar a nuestros hijos a que no deben tener un arma en la mano, a que rechacen ellos mismos la violencia”, dijo Tello, quien agregó que si un adolescente busca llevar un arma a la escuela lo va a conseguir y la va a lograr esconder, con o sin revisión de sus pertenencias.

Ornelas explicó que no se ha logrado ir más allá del escándalo cuando ocurren tragedias como la de Nuevo León, lo cual no permite ir más allá de “encontrar culpables”.

Sin importar quién sea el que revise la mochila, la medida es una muestra de desconfianza hacia los niños y adolescentes. “Militarizar la educación no va a solucionar el problema. No se trata de sobrerreglamentar, de más vigilancia, atentar contra los derechos humanos. Debemos desechar la idea de que esto se va a resolver con más violencia. Debemos crear espacios de convivencia y pensar en mecanismos que sobrepasen a las escuelas”, detalló.

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