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La dinámica demográfica ha cambiado en América del Norte y Centroamérica en los últimos años; la migración hacia el norte no llegará a los máximos históricos del pasado, debido a que el número de jóvenes mexicanos y centroamericanos de entre 15 y 30 años, edades a las que comienza la migración, disminuye.

A esa conclusión llegaron —en el marco del Día Internacional del Migrante— Silvia Giorguli, presidenta de El Colegio de México, así como Claudia Masferrer y Víctor García, investigadores de esa casa de estudios, quienes en el estudio Un sistema migratorio en construcción. Dinámicas demográficas y políticas de migración en Norteamérica y el Triángulo de Centroamérica, calculan que en 2030 la población en edad de migrar habrá disminuido con el agotamiento del bono demográfico en México y Centroamérica.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Claudia Masferrer y Víctor García afirman que México ha pasado de ser un país de emigración a uno de creciente inmigración, debido al incremento en el retorno de connacionales y al arribo de extranjeros.

“Lo que vemos es que ha habido una disminución considerable de la emigración mexicana y eso se ha visto desde 2009, de manera sostenida las tasas de migración han sido constante.

“Lo que se ha visto es un aumento de las llegadas legales a Estados Unidos. Por ejemplo, en 2015 se emitieron alrededor de 200 mil visas, en su mayoría de trabajo, y si uno lo compara con los datos de aprehensión en la frontera a mexicanos, se encuentran en un mínimo historia desde 1999.

“Si lo comparamos con la cifra de flujos legales, vemos que hay un descenso de la migración desde México, un aumento de la migración documentada, legal y un flujo de retorno de mexicanos de Estados Unidos a México”, comenta Masferrer.

Agrega que además de la baja demográfica, la migración legal, la crisis de 2008 y su recesión, así como las deportaciones han sido factores que han desincentivado el flujo de mexicanos, así como de centroamericanos.

“Pensemos en la crisis de 2008 de Estados Unidos, la recesión de 2009, estos factores afectaron la economía de muchos mexicanos y de muchas empresas estadounidenses, eso lo convierte en un ambiente adverso. Pero también ha estado marcado por la disminución de las aprehensiones en las fronteras. Por otro lado, hay un aumento de las deportaciones al interior de Estados Unidos, personas que llevaban muchos años”, comenta la investigadora.

Víctor García afirma que otro de los factores que inciden en estas estadísticas es que ya no es tan sencillo llegar a la Unión Americana como en otros años, debido a la violencia en las fronteras por el crimen organizado. Esto, dijo, también es un factor importante que disminuye la migración.

La investigación detalla que alrededor medio millón de mexicanos retornaron al país en los últimos cinco años, lo que supone un reto político y social para México.

Informa que 75% de los extranjeros en México son de origen estadounidense, de los que 75% son menores de 18 años; es decir, esta población esta compuesta en su mayoría por menores que acompañan a sus padres en el retorno a este país.

La investigación, que llevó alrededor de medio año, indica que cerca de 80% de la población mexicana indocumentada lleva más de 10 años en Estados Unidos y sólo 7% llegó durante en los últimos cinco años, por lo que esta población refiere a Estados Unidos como su hogar, puesto que ya ha establecido vínculos sociales y familiares, pero aún permanece latente en su vida cotidiana el riesgo de deportación.

Señalan que las amenazas de Donald Trump de deportar a millones de migrantes podrían ser un factor para desincentivar aún más la migración indocumentada, pero “hasta que esté en el puesto no sabremos qué giro va a darle este político a su discurso”.

Sin embargo, dijo, México debe diseñar una estrategia migratoria basada en las responsabilidades compartidas entre países y no en la construcción de muros y barreras.

Señalan que el país debe crear estrategias que le beneficien ante este nuevo panorama y recuperar el liderazgo regional en materia migratoria.

“Podemos ver que quizás la llegada Trump sea un punto adverso, pero justo por la dinámica que se vive, es un momento propicio para retomar el liderazgo en la cuestión migratoria en la región. Necesitamos repensar a México en el tema de migración, tránsito, retorno y recepción de emigrantes.

“El país tiene que pensar estos cuatro papeles que esta jugando. Debe pensar en crear políticas para integrar tanto a mexicanos que regresan como a sus familiares, hay casos de hijos que nacieron en Estados Unidos, pero también extranjeros que van llegando al país y en el caso de tránsito, debe asegurar que los que cruzan en el país lo hagan respetando sus derechos humanos. Pero también debemos ver cómo nos beneficiamos de este retorno de migrantes y la llegada de extranjeros al país”.

Canadá como ejemplo

Claudia Masferrer dice que México debe ver en Canadá el ejemplo de cómo llevar a cabo una política de integración multicultural, puesto que ve a los migrantes como potenciales ciudadanos y celebra la diversidad cultural, a diferencia de otros lugares donde hay xenofobia y discriminación.

“Vemos a Canadá como un ejemplo de buenas prácticas migratorias, aun cuando hay varios desafíos que observamos. Algo que es interesante es que este país brinda opciones legales tanto de residencia permanente como residencia temporal.

“En su política migratoria, Canadá ha sido muy consciente de las necesidades demográficas que tiene y cómo la migración puede jugar un papel benéfico para la realidad demográfica. Tienen una política de integración basada en el multiculturalismo. Si uno compara los discursos de racismo, discriminación y xenofobia que existen en otros contextos, Canadá sale un poco librado, porque sí celebra el hecho de que llegue gente con diferentes lenguas, color de piel, diferentes orígenes étnicos”, señaló.

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