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Rosa Palomino no oculta su emoción. Saber que en un par de horas recuperará una parte de su cuerpo que le fue arrebatada tras una negligencia médica la pone feliz. Ella, al igual que otras 400 pacientes, fue candidata para que se le reconstruyera una de sus mamas en la macro campaña impulsada por el Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga.

Es casi mediodía y la mujer de 52 años espera con paciencia para que la ingresen en uno de los seis quirófanos de esa unidad médica, y mientras espera relata su historia.

En agosto de 2014, en su natal Tampico, le practicaron una biopsia y le extirparon tres “bolas del tamaño de una naranja”, pasó el tiempo y el dolor no la dejaba comer, dormir, “ni nada”, a pesar del medicamento que le recetaban no cesaba el dolor ni cerraban los puntos de la cirugía.

El médico le dijo que era normal y la dio de alta, entonces ella regreso a la Ciudad de México, donde radica desde hace siete años.

Su situación no mejoró, pasaron seis semanas y de nuevo el dolor se hizo insoportable, acudió al médico y le dijeron que buscara al doctor que la había operado para que le diera seguimiento a su caso. “Fui con el médico, me abrió, me jurgoneó con las tijeras y salió sangre negra, como coagulada, parecía moronga”, describe. El médico le dijo que con ese procedimiento se compondría y le receto amikacina, un antibiótico, pero el dolor apareció de nuevo, en ese momento Rosa cambió de clínica y la operaron de inmediato.

“Al operarme, todo estaba necrosado, porque me habían dejado tejido cortado adentro y se llenó de abscesos, no se pudo hacer nada, me tuvieron que quitar la mama, no sabían por qué no morí si la infección era muy fuerte”, destaca Rosa.

Una oportunidad se presentó a la vida de la señora Palomino cuando un familiar que vive en Tampico le habló y le contó sobre una convocatoria que invitaba a mujeres que hubiesen perdido uno de sus senos a una macro campaña de reconstrucción de mama en el Hospital General.

“Creí que tendría mala suerte y que no me dejarían ni pasar al hospital”, pero fue aceptada.

El cáncer que padeció esta mujer fue benigno; sin embargo, al haber pasado por una extirpación de seno se convirtió en candidata para participar en esta campaña.

Al entrar al quirófano lo primero que resalta es el grupo de seis cirujanos que están quitando la grasa abdominal de una mujer para trasladarlo a su mama.

Contó que la cirugía duró un par de horas y que para completar el procedimiento es necesario esperar varias horas más para que cuando despierte encuentre en su cuerpo una mama nueva.

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