IMSS salva extremidad con innovadora técnica

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Hace un año Oswaldo sufrió un accidente en motocicleta, perdió 10 centímetros de masa ósea de una pierna, el diagnóstico indicaba que le quitarían completamente su extremidad; sin embargo, especialistas del Hospital de Traumatología y Ortopedia Doctor Victorio de la Fuente Narváez evitaron la amputación, gracias a una técnica innovadora y pionera a nivel nacional.

Se trata de una elongación o alargamiento óseo, esta técnica permite que el hueso recortado se haga más grande al hacer girar —cada seis horas, día y noche— 45 grados un tornillo que permaneció fijo a la extremidad.

Si bien esta práctica no es nueva, lo innovador es poderla usar en personas que sufrieron un accidente de alta energía y no sólo en pacientes que nacieron con una parte del cuerpo más corta.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Fryda Medina Rodríguez, directora de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que Oswaldo se sometió a tres cirugías para lograr esta hazaña médica, que desde un inicio presentaba signos de amputación y comprometía órganos vitales.

“Esta cirugía es toda una aventura, desde programar al paciente, explicar todo el procedimiento a seguir y esperar los resultados”, contó la especialista. La práctica de alargamiento permite que la masa ósea, músculo, piel y tejidos se regeneren hasta alcanzar 10 centímetros de longitud en menos de un año.

La terapia inicial consistió en quitar el tejido muscular muerto; se colocó una barra y realizaron una incisión en la parte superior del hueso, de tal manera que la pierna quedó reducida.

Medina Rodríguez dijo que posterior a este procedimiento se pone una esponja que ayuda a que granulen los tejidos, este aditamento va empujando la masa muscular sin obstruir ningún vaso sanguíneo, y finalmente se cubre el tejido expuesto con piel.

También señaló que como en toda cirugía hay posibilidad de que existan complicaciones: “En este caso podría ser que a la hora de acortar se alcanzará un vaso o un nervio y finalmente alterar las funciones de la pierna, inclusive la circulación y esto podría acabar en una amputación”.

Al final de la intervención, la pierna derecha quedó 10 centímetros más chica que la extremidad sana. Por ello el paciente, en casa, cada seis horas debía girar un cuarto de vuelta el tornillo que le colocaron en la pierna, de esta manera recuperó un milímetro al día, hasta llegar a los cien que perdió.

Antes de someterse a está técnica, el paciente, de 38 años, había sido atendido por otros médicos, quienes no le daban mayor alternativa que la amputación, por ello, para él no significó un problema que la técnica de elongación ósea requiriera esfuerzo y disciplina, todo era mejor que “perder una pierna”, señaló.

Además de salvar su extremidad, Oswaldo evitó daño sicológico irreversible, “cuando un paciente es amputado o tiene que usar una prótesis se genera un sentimiento de minusvalía o de incapacidad”, y este joven se reincorporó en su totalidad a sus actividades cotidianas, ahora hasta puede correr y jugar basquetbol.

La especialista destacó que los pacientes que se someten a este tratamiento recuperan su vida 100%. “Si tuviera que usar una prótesis, pues es como un automóvil, requiere mantenimiento, hay que cambiarla y sale muy caro para el enfermo”, señaló y comentó que de esta manera los costos para el instituto disminuyeron de manera significativa.

Fryda Medina recordó un slogan que rezaba: “Después de un accidente nada es igual”. Ahora puede asegurar que con la práctica de alargamiento óseo, no importa lo aparatoso que pueda ser un accidente, el paciente es capaz de regresar a su vida cotidiana.

“Anteriormente los pacientes no volvían a caminar, eran pensionados de sus trabajos o en el peor de los casos lo perdían, tenían que reinventar su vida”, dijo.

En el caso de Oswaldo su evolución fue favorable, después de un año de rehabilitación regresó a su empleo como agente en un call center y disfruta de la vida, acompañado de su hija y su esposa.