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A los pies del Ángel de la Independencia, miles de familias que visten de blanco defienden el matrimonio heterosexual: la familia del tipo de María, José y Jesús.

Del otro lado de la glorieta, cientos de personas que gustan de las ropas negras o del desnudo en público, reclaman con ánimo carnavalesco respeto a ser lesbiana, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual.

El Paseo de la Reforma fue ayer el teatro de un contraste de posiciones a favor y en contra de la iniciativa presidencial para que en la Constitución se escriba el derecho al matrimonio igualitario.

“No”, dicen los que se han puesto camisas blancas, convocados por la Unión Nacional Cristiana por la Familia y por el Frente Nacional de la Familia, los cuales han movilizado en cientos de autobuses a seguidores de casi la mitad de entidades federativas. Domina la presencia de gente de la Ciudad de México. Ahí está un político, el senador panista Víctor Hermosillo: “Represento la posición de la mayoría de Baja California”, dice.

Vienen la abuelita, las tías y las madres que cargan a sus bebés. Ni cómo imaginar que allí haya agresivos que busquen imponer su credo a golpes. En la descubierta van liderazgos; lo mismo son jefes de agrupaciones católicas, que ministros de culto evangélico. Caminan sobre el asfalto de Paseo de la Reforma y se contagian de su causa al cantar parodias de La Cucaracha y la Víbora de la Mar, con ideas alusivas a preservar a la familia.

Con la sonrisa de quien ha visto a un Ángel, Cecilia Maya Martínez, frente al Auditorio Nacional, saluda: “¡Estamos felices!” Es morena, casada en 2008, carga con su retrato de novia y de su esposo, Otilio Castillo Palacios, y difunde en una cartulina su convicción: “Papá+Mamá= Familia Sana”.

Este es el sentido de la marcha en el lado poniente del Ángel de la Independencia. Miles se han propuesto manifestarse “en forma pacífica y festiva”, y así los registran en varias pantallas gigantes colocadas en camellones y los recorridos de drones que ofrecen panorámicas espectaculares.

En lado oriente, desde donde se ve de frente al Ángel, la fiesta es baile, tambores, irreverencia, desfogue de emociones, fuerza que se expresa en trazos sobre el pavimento y las banquetas: “Iglesia Asesina”, y los reproches contra sacerdotes pederastas.

Hay mujeres que por vestimenta tienen pintura que el sudor deslava, hombres que se han vestido con medias negras, diminutos vestidos entallados y con otros disfraces fantasmagóricos. Otros con rostros cubiertos, con aspectos de guerreros, desesperan por romper algo, se van hacia las vallas que separan al Oriente y al Poniente y tienen sus fintas con los policías: “Pinches polis maricones”.

Algunos más ajenos a la vibra lúdica, son muchachos de miradas tristes quienes en cartulinas coloridas, ponen ironía: “La culpa es de los heteros que siguen tendiendo hijos gay”.

Para que entiendan: #LaHomofobiaNoEsDeCuates; #AquíEntreNosNoEstáChido; y de plano, la verdad inobjetable de esta tarde: #ElÁngelTieneChichis. Desde Luego, el Ángel ante el que han venido a medirse es la diosa griega de la Victoria. No es él, es ella.

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