Investigadores del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” propusieron eliminar la identidad transgénero de la clasificación de trastorno mental, para reducir el estigma y la persecución hacia ese sector de la población.

Argumentaron que un nuevo estudio de campo de especialistas de la institución y publicado en fechas recientes en la revista The Lancet Psychiatry plantea que la angustia y los problemas que padecen los transexuales son resultado del rechazo social y la violencia padecida.

A decir de Hamid Vega Ramírez, coordinador del Programa de Salud Mental de la Clínica Condesa, esa situación se da por la controversia que generan las clasificaciones CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la DSM-5 de la Asociación Psiquiátrica Americana, al considerar a la identidad transgénero como trastorno mental.

Indicó que por ello ese primer estudio en su tipo propone reclasificar esa condición en algún otro capítulo que exponga aspectos relacionados con la salud sexual.

De acuerdo con Vega Ramírez, la investigación consistió en entrevistar a 250 personas transgénero de entre 18 y 65 años que recibían atención médica en la Clínica Condesa, la única especializada en servicios de asistencia sanitaria en la Ciudad de México.

Al menos 199 de los participantes eran mujeres trans, es decir de sexo masculino asignado al nacer, de las que todas indicaron que su identidad de género ocurrió entre los dos y los siete años, lo que muestra que dicha condición no es propia de la edad adulta.

La especialista Ana Fresan, del Instituto Nacional de Psiquiatría, expuso que parte central de la evaluación fue el distrés psicológico y el deterioro funcional, dos variables consideradas pilares para determinar que una persona tiene un trastorno mental.

Precisó que 83 por ciento de los evaluados reportó algún tipo de distrés durante la adolescencia, siendo los más comunes los síntomas de depresión.

Respecto al deterioro funcional, casi ciento por ciento mostró ese problema en intensidad moderada en varias áreas de su vida, pues más de 60 por ciento lo padeció en los rubros familiar, social y escolar.

Por otra parte, señaló que más de tres cuartas partes de los participantes -76 por ciento- padeció rechazo social en algún momento de su adolescencia, en particular por integrantes de su familia, seguido de sus compañeros de escuela, de trabajo y amigos.

En tanto, 63 por ciento fue víctima de violencia -física y psicológica- y en casi la mitad de los casos la agresión fue perpetuada por un miembro de la familia.

Fresan agregó que con modelos estadísticos, el estudio concluyó que el rechazo social y la violencia son los factores que representan más problemas en las personas trans.

“La evidencia que nosotros presentamos es que ciertamente el distrés y el deterioro funcional son comunes en esta población, pero no son universales. Es decir no todas las personas trangénero cumplen con esa característica para poder hablar de un trastorno mental”, explicó.

Al respecto, la presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Alejandra Haas Paciuc, dijo que el artículo presenta evidencia clara de que “sí se pueden combatir los estigmas”.

Aseveró que los hallazgos del estudio no sólo amplían las fronteras del conocimiento, sino también son una contribución invaluable en el diseño de las políticas públicas, sobre todo hoy en día que la discriminación hacia las personas trans ha cobrado notoriedad.

A su vez, la directora del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida, Patricia Uribe, coincidió en que la discriminación es una de las principales barreras para el acceso a los servicios de salud de las personas de la diversidad sexual.

Opinó que por ello ese estudio, que está siendo replicado en Brasil, Francia, India, Líbano y Sudáfrica, puede convertirse en punta de lanza, pues la generación de conocimiento puede influir de manera decisiva en la forma en que se abordan esos temas.

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