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Ante los 114 mil casos de quemaduras al año que requieren atención médica, la Secretaría de Salud cuenta desde hace siete años con un Banco de Piel y Tejidos en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), para apoyar en el proceso de restauración de quienes sufren quemaduras de tercer grado.

El jefe del Banco de Piel y de Tejidos, Francisco Martínez, explicó que la mayor parte de los injertos de piel se utiliza en pacientes con quemaduras de tercer grado, es decir, con más de 30% de la superficie corporal comprometida, que afectan la dermis, epidermis y el tejido subyacente.

Explicó que existen zonas que se consideran de alto riesgo como la cara y el periné, que también requieren algún tipo de injerto o cubierta cutánea para acelerar el proceso de cicatrización.

Indicó que una de las funciones básicas del banco es el almacenamiento temporal de los tejidos, por lo que se lleva a cabo el proceso de procuración y procesamiento, y el mismo Instituto Nacional de Rehabilitación utiliza los que se obtienen de los donadores para los pacientes quemados.

El procedimiento, explicó Martínez, se practica con certificación microbiológica y molecular para identificar material genético, principalmente de agentes infecto-contagiosos, que puede generar un problema de salud y riesgo sanitario.

El mejor tratamiento para una persona que sufre quemaduras de alto grado es piel cadavérica, puesto que ningún otro producto tiene las virtudes de la piel humana bien preservada.

Explicó que hay productos artificiales que pueden sustituir a la piel, pero tienen costos muy elevados.

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