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La Confederación de Trabajadores de México (CTM) representa, al cumplir hoy 80 años de su creación, un espacio de corporativismo debilitado, con dirigentes que ven más por sus intereses que por los de los agremiados, coinciden los profesores investigadores de la UNAM, Alfonso Bouzas y Javier Aguilar.

En entrevista, Javier Aguilar señala que esa central obrera llega a su 80 aniversario sin la fuerza que tenía en el periodo 1936-1983.

Esa debilidad se observa no sólo en su estructura, sino en sus relaciones con el Estado.

Dice que fue considerada uno de los pilares sociales y políticos del sindicalismo durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, para vincular y articular el poder político.

“Antes la CTM representaba un liderazgo político en el PRI, ahora no, sólo a un grupo de líderes corporativos que van a hacer todo lo que en el PRI o en el gobierno federal se decida”. A ello se suma que ha perdido paulatinamente representación en el Congreso de la Unión.

Alfonso Bouzas, quien al igual que Javier Aguilar es integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y especialista en materia laboral, subrayó que si bien en esa central se dice que está fortalecida, considera que sus dirigentes “tienen derecho de picaporte con el gobierno y la anuencia del sector empresarial”.

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