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Bruselas.— Desde que se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV, la Iglesia católica ha crecido hasta convertirse en una de las instituciones más ricas de todo el planeta.

El portafolio económico del recinto espiritual de los aproximadamente mil 200 millones de católicos que habitan en el mundo es enorme, incluye inmuebles, oro, joyas, obras de arte y múltiples inversiones en sectores como la banca y los seguros, así como las industrias acerera y de la construcción.

La riqueza total de la Santa Sede del gobierno de la Iglesia, con el papa Francisco al frente y con representaciones en todo el mundo, es difícil de calcular. La autoridad pontificia advierte que nunca pondrá a la venta su patrimonio, por lo tanto, no está en condiciones de establecer una cifra a los activos acumulados con el paso de los siglos.

Las instituciones de la Iglesia gozan de autonomía administrativa y no existe un sistema financiero que centralice todos los recursos, lo que impide evaluar cuánto dinero mueve. Sin embargo, se sabe que posee —sumando embajadas, iglesias, catedrales, monasterios, conventos y colegios— alrededor de 716 mil kilómetros cuadrados de tierra en todo el mundo.

La Santa Sede “es apoyada financieramente por una variedad de fuentes, incluyendo inversiones, ingresos de bienes raíces y donaciones de particulares, instituciones y diócesis católicas; estos fondos ayudan a la Curia Romana [la burocracia del Vaticano], las misiones diplomáticas y medios de comunicación”, explica la CIA en su informe anual World Factbook.

Tan sólo las parroquias estadounidenses reciben por limosnas y donaciones aproximadamente 8.5 millones de dólares anuales, de acuerdo con un informe del Centro para la Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA).

Los peregrinos y turistas también constituyen una importante fuente de ingresos. Desde la llegada del papa Francisco, las visitas a la Ciudad del Vaticano —que tiene un presupuesto aparte a la Santa Sede y su influencia administrativa abarca el territorio independiente de 44 hectáreas en el corazón de Roma— se han triplicado.

La Prefectura de la Casa Pontificia reportó que durante la era del papa Benedicto XVI, entre los años 2005 y 2013, aproximadamente 20.5 millones de personas asistieron a eventos del Santo Padre, mientras que en lo que va del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, el cual inició el 13 de marzo de 2013, la cifra supera los 12 millones de visitantes.

Otra fuente de financiamiento es el Instituto para las Obras de Religión, mejor conocido como el Banco Vaticano, que fue fundado por el Papa Pío XII en 1942.

Se estima que el banco cuenta con 17 mil 400 clientes y gestiona activos por más de 7.3 mil millones de dólares. Desde que arribó Francisco, en 2013, se comprometió a limpiar el banco del Vaticano, institución que en sus 70 años de existencia ha acumulado múltiples escándalos de corrupción y lavado de dinero.

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