julian.sanchez@eluniversal.com.mx

Javier Garciadiego Dantan se va satisfecho de la presidencia de El Colegio de México. Reconoce que deja a ese instituto en buenas manos, luego de una gestión de 10 años, periodo en el que, asegura, hubo más cosas buenas que malas y otras en las que se actuó rápido, como el plagio de una tesis, acto que fue sancionado por la propia institución.

Admite que uno los pendientes es concretar un reglamento general, “donde debemos poner mucha atención al problema del plagio”, el cual se debe prever con medidas más profundas de inspección y sanciones, como la expulsión de estudiantes que no actúen éticamente en sus tareas. Habrá “tolerencia cero”, enfatiza.

Garciadiego, quien acepta que ha sido “un poquito autoritario” y duro, habla en entrevista con EL UNIVERSAL de los logros como la renovación generacional del Colmex, que se rejuveneció, pues argumenta que la institución “estaba condenada a morir de inanición”, ante lo que el promedio de edad de los profesores investigadores se redujo prácticamente en 10 años.

“Si no hubiéramos tenido este programa de jubilación, hoy el promedio de edad de los profesores de El Colegio de México sería de 60 y altos. Y dentro de 10 años el promedio de edad sería de alrededor de 75 años”.

En un sentido autocrítico, ¿en dónde hubo fallas y qué faltó?

—Fallas muchas. Hay cosas inconclusas y cosas fallidas, que no es lo mismo. Creo que nos quedó pendiente el reglamento del personal académico. Logramos una primera versión, pero está muy cruda, tiene que revisarse, darle un lenguaje jurídico, del que no haya contradicciones. Esto llevará todavía varios meses, si no es que un año o más. Necesitamos un reglamento general, en donde debemos poner mucha atención al problema del plagio, o eso que llaman plagio, porque algunos jueces piensan que es equivalente a secuestro, no entienden el fenómeno en términos académicos editoriales.

¿Cuáles han sido las cosas fallidas?

—Por cosas fallidas reconozco haber sido un presidente un poquito autoritario, duro. No soy complaciente en materia académica. Estoy convencido que para lograr la excelencia se requiere partir de la exigencia y de la competencia. No hay de otra. Si uno quiere ser excelente, tiene que ser exigente, y en ese sentido algunos colegas vieron afectada su carrera, porque aquí no tienen cabida los que no son de excelencia.

Menciona el plagio, ¿cómo evalúa usted los hechos sucedidos en la institución?

—Plagio siempre ha habido, yo puedo dar bibliografía sobre su historia y nos remontamos hasta los griegos. Antes desgraciadamente no se detectaban rápidamente, no se denunciaban incluso. Conozco casos de colegas que fueron plagiados y se tragaron el coraje el resto de su vida. No siento que sea un problema endémico, porque seguramente habrá otros y lo digo con todo el dolor de mi corazón, pero me deja tranquilo que sea la única tesis que se ha descubierto como plagio, habiendo sido presentada en 2004.

Tenemos muchos años donde se presentan muchísimas tesis de licenciatura, maestría y doctorado, y solamente una denunciada como plagio, eso me da mucha tranquilidad. Me duele profundamente, pero tenemos que desarrollar elementos preventivos. Que los sinodales sean realmente expertos en el tema y si no los hay en El Colegio, buscarlos de fuera. Que el director de tesis sea un auténtico conocedor del tema, así como utilizar otros instrumentos, pues los materiales digitalizados en el mundo pueden ser detectados; en fin, muchísimas cosas.

¿Qué se hará con los alumnos en este tema?

—Inculcar en nuestros alumnos, y esto es importante en el nuevo reglamento general de estudiantes que tenemos que hacer, prevenirlos que vamos a tener “tolerancia cero” con los plagios incluso para trabajos escolares. De hecho, eso en El Colegio sí se ha aplicado. En los últimos años tenemos tres o cuatro casos de alumnos de diferentes centros que han salido por no haberse comportado en forma ética para algún trabajo escolar de semestre.

¿Qué destacaría como positivo en su gestión?

—Lo más importante dentro de estos 10 años fue la renovación generacional de El Colegio de México. No solamente renovamos, rejuvenecimos a la institución, le dimos viabilidad. Estaba condenado a morir de inanición. En México si no implementamos un programa de jubilación importante, nuestra ciencia, nuestra tecnología, nuestra simple docencia universitaria, nuestros profesionistas, abogados, médicos e ingenieros, van a salir formados por ancianos y esto es gravísimo.

¿Cuál otro aspecto positivo considera usted?

—El Colegio obtuvo a lo largo de estos 10 años un aumento presupuestal de casi 100%, esto se debe a que fueron buenos años en términos económicos para el país. Hoy tenemos un piso presupuestal apreciable, si el gobierno lo respeta, el próximo año y los siguientes años, podremos seguir trabajando con absoluta certeza. No estamos pidiendo dinero extra para dilapidarlo en proyectos innecesarios, prescindibles, sino para hacer lo que tenemos, que es investigación y formación de los docentes de excelencia.

¿Se queda en buenas manos la presidencia de El Colegio?

—En espléndidas manos. Reconozco la capacidad académica de Silvia Elena Giorguli, su calidad académica en su área es de primer nivel, reconocida nacional e internacionalmente como una de las grandes demógrafas en México y del área. Tiene capacidad administrativa, ya lo demostró como directora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales, tiene una gran calidad política, mejor que la mía. Ella es más conciliadora, tolerante, dialoga mucho más que yo, lo reconozco. Entonces, hará una presidencia más eficiente y agradable que la mía; la comunidad lo va a disfrutar más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses