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En zonas del país donde la violencia y la presencia del crimen organizado están presentes, también lo están los socorristas de la Cruz Roja Mexicana.

“Aquí no vemos si son de los buenos o de los malos, a todos atendemos por igual, no hay distinción para nadie”, afirma Marco Antonio Franco Hernández, subcoordinador de Socorros de la Cruz Roja Mexicana, área encargada de las ambulancias, servicios de emergencia y paramédicos a nivel nacional.

Reconoce que sí han tenido bajas, no precisa cuántas, pero dice que se trata de compañeros que fallecieron por accidentes o situaciones adversas al encontrarse en un mal momento por la situación que vive el país.

Los paramédicos —admite— acuden a servicios de alto riesgo que se registran cotidianamente, por desgracia en algunas ocasiones las unidades de la Cruz Roja han quedado en medio de un enfrentamiento.

Frente a esta situación, Marco Antonio Franco, con 27 años de antigüedad, envía un mensaje a la sociedad: “La Cruz Roja Mexicana es neutral e imparcial; su labor de ayuda humanitaria es para todos, y atiende a las personas que requieran, sean de los buenos o sean de los malos”.

Al celebrarse el Día del Socorrista, la Cruz Roja Mexicana cuenta con un ejército de 42 mil voluntarios, en su mayoría jóvenes preparados para atender cualquier urgencia en donde la ciudadanía les pida ayuda, ya sea por accidentes de tránsito, enfermedad o por alguna explosión o inundación.

Franco Hernández afirma que el paramédico auxilia a las personas en cualquier situación, y ahora es más profesionalizado su apoyo porque lo preparan como técnico en urgencias médicas para que la gente que sufre una lesión sea mejor atendida.

“Eso implica más responsabilidad y más tiempo de capacitación”, señala. El sismo de 1985, la explosión de las oficinas centrales de Pemex, el incendio en el Hospital de Cuajimalpa, inundaciones en Tabasco, Acapulco, Chiapas y Baja California, así como los huracanes, “en todas estas situaciones los socorristas de la Cruz Roja Mexicana han estado presentes”, comenta el subcoordinador.

En entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que el trabajo del socorrista es riesgoso porque se enfrenta a situaciones de estrés y contextos que normalmente la gente no vive en su día a día. Sin embargo, afirma, la mayoría de los voluntarios saben que están viviendo dentro de esa zona de peligro, pero saben también que están capacitados para ello, y pone como ejemplo a los diversos jóvenes que realizan sus prácticas en la explanada de la sede central de la Cruz Roja Mexicana.

Entre las experiencias que él recuerda está la del terremoto en Haití. “Estábamos ayudando en el rescate, se habían presentando varias réplicas, cuando comenzó a temblar de nueva cuenta y se comenzaron a caer las paredes, los edificios, fue una situación de riesgo que viví, pero estamos también capacitados para enfrentar estas situaciones”, señala el subcoordinador.

“Lo que le digo a las jóvenes es que ser socorrista es una labor humanitaria, y que la mejor paga que tendrán en este trabajo es que la gente les dé las gracias”, comenta.

En los últimos 10 años, personal de la Cruz Roja Mexicana ha viajado en seis ocasiones a ciudades de Estados Unidos a petición de la Cruz Roja americana para dar ayuda a la población latina que vive en esos lugares.

“Es una población que se identifica mucho con nosotros”, afirma Marco Antonio, quien junto con nueve compañeros más, estará el fin de semana en la parte sur de Texas, que ha sido golpeada por inundaciones. “Se hará una valoración de la zona y se entregará ayuda humanitaria a cerca de cinco mil personas, comida o enseres para que se vistan”, expone.

Hoy, Fernando Suinaga, presidente de la Cruz Roja Mexicana, realizará una ceremonia por el Día del Socorrista en donde entregará reconocimientos al personal.

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