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Familias de origen mexicano no pudieron evitar las lágrimas al ofrecer un rosario en memoria de los 10 migrantes que murieron encerrados en la caja de un tráiler, cuando lo único que buscaban era un futuro mejor, trabajando en suelo estadounidense.

A unos metros de donde perecieron los migrantes, junto a un árbol de sicomoro, improvisaron un altar, donde ofrendaron botellas de agua, porque su carencia fue una de las causas de su muerte y porque simboliza la pureza que habrá de llevar sus almas al Espíritu Santo, explicó Teodora Becerra, representante de las damas guadalupanas de la Iglesia de San Leonardo.

También colocaron juguetes como un perrito y varios osos de peluche, además de una muñeca, porque supieron que entre los fallecidos había un niño o niña, explicó una mujer, quien acudió a solidarizarse con los deudos, que quizá ni están enterados todavía o no tienen posibilidades de acudir a esta ciudad.

“Ellos no merecían esto, es una cosa tan triste, ningún ser humano debe sufrir este tipo de tragedias, murieron inocentemente sólo por buscar un futuro mejor para sus familias”, agregó Becerra.

Desgraciadamente, dijo, tienen que arriesgar y hasta perder la vida, porque la situación en sus países está muy complicada.

Estamos aquí porque nos duele lo que sufren otros hermanos y más cuando era gente de nuestra misma raza, que tenía aspiraciones como nosotros y porque a cualquiera le puede pasar, dijo Teodora Becerra.

Jerry Isaac, quien acudió con un grupo de la comunidad religiosa de la iglesia de San Buenaventura, dijo que acudieron a orar para pedir “que Diosito los recoja en el cielo, porque murieron inocentemente y nunca esperaron morir en esta forma”.

El rosario concluyó con abrazos entre los asistentes, hermanándose en el dolor. Un viento suave, sacudía las ramas de los mezquites, que si pudieran hablar contarían la tragedia que fue noticia mundial.

El caso despertó la conciencia de un militar estadounidense de nombre Doug Rozier, quien este martes se presentó al consulado de México en San Antonio, para ver en qué puede ayudar para hacer menos pesada la carga de las familias de los muertos o lesionados.

El hombre dijo ser originario de un estado del norte, en donde no quieren a los mexicanos y latinos en general: “Pero yo quiero hacer algo diferente”, señaló al personal de la representación consular.

Después que el lunes, el periodista de una agencia internacional de noticias logró “colarse” hasta el cuarto de un hospital y entrevistó a uno de los sobrevivientes, fue reforzada la vigilancia para evitar que sucedan ese tipo de situaciones, porque, afirman, se afectarían las investigaciones sobre las pesquisas para dar con otros involucrados en el negocio del tráfico de personas.

En un recorrido por los hospitales North Central y Metropolitan Metodista, entre otros, personal encargado del área de información señaló que desconocían los datos acerca de los hospitalizados por esta tragedia; sin embargo, si los tuvieran no los podrían proporcionar.

En el Southwest General Hospital, de San Antonio, están los indocumentados que permanecen inconscientes. Ese hospital, en el suroeste de San Antonio, es uno de los más cercanos al sitio donde fue estacionado el tráiler y es una de las siete clínicas locales a las que trasladaron a los sobrevivientes.

Mientras tanto autoridades de migración iniciaron los trámites para la deportación de Mario Alberto Ramírez Méndez, de 24 años, quien ya fue dado de alta.

En contraste, se analiza otorgar visas humanitarias para que familiares acudan a los trámites de identificación de algunos de los muertos y puedan reclamar los cuerpos.

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