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Para su viaje a México, Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, cambió su apariencia: se quitó la barba, se recortó el copete de estilo hipster que tantos memes en redes sociales le costaron en semanas pasadas y se convirtió en el hombre que fue durante su gestión, ese de rostro duro y serio.

Duarte de Ochoa quiso presentarse con “cara limpia y mucho ánimo” ante la justicia mexicana, así se vio al salir de la prisión en la que estuvo recluido en Guatemala. Al iniciar la extradición, dijo: “El show, cámara, acción”

Al salir, sus abogados aseguraron que está preparado física y mentalmente para enfrentar el proceso, “está tranquilo y bien”, aunque nervioso por las circunstancias. Esta vez, la despedida no fue entre una nube de reporteros, sólo hubo una frase para su abogado: “Hasta luego, nos vemos en México”.

Quien gobernó Veracruz entre 2010 y 2016 fue extraditado para enfrentar los delitos federales de delincuencia organizada y lavado de dinero, y los imputados por el estado por abuso de autoridad, incumplimiento del deber legal, peculado, tráfico de influencias y coalición.

Su traslado del penal de Matamoros, en la ciudad de Guatemala, comenzó a las 05:50, hora de México. Llamó la atención que el ex gobernador abandonara su look a la moda para volver a lucir serio. “Él había hecho una promesa que el tiempo que estuviera recluido en Guatemala se iba a dejar la barba, entonces regresa con una cara limpia a México, porque él tiene la frente en alto”, dijo el abogado guatemalteco Carlos Velázquez.

El político veracruzano regresó a México luciendo zapatos cafés desgastados, camisa a rayas desabotonada, arremangada y desfajada, lentes. Usaba un chaleco oscuro que sobresalía del antibalas, marcado en amarillo con las siglas de la Dirección General del Sistema Penitenciario de Guatemala; se despidió del copete que la semana pasada le ganó el mote de hipster.

Entre las manos esposadas llevaba un refresco y una mochila escolar negra. Tiene 43 años.

La historia que arranca con la huida y luego la reaprehensión de Duarte de Ochoa inició el 12 de octubre de 2016, cuando se fugó y agrega otro capítulo a partir de la mañana del lunes, cuando el gobierno guatemalteco lo extraditó. A las 9:43 de la mañana, el Ministerio de Gobierno de Guatemala publicó en su cuenta de Twitter el video en el cual se le leía a Duarte su acta de extradición. El ex priísta escuchaba, pero giraba la cabeza a izquierda y derecha, volteaba hacia abajo, inquieto. Fue entregado a la Dirección General de Procedimientos Internacionales junto con sus documentos de viaje expedidos por el Servicio Exterior Mexicano de la sección consular en Guatemala. Salió del edificio de la Fuerza Aérea Guatemalteca, caminó hacia la pista y abordó la aeronave Cessna 560, matrícula XC- LNN de la PGR que lo trasladó a México y que despegó 38 minutos más tarde. Duarte cerró el capítulo o de su huida y clandestinidad por seis meses, su captura y encarcelamiento por 93 días.

Voló mil 458 kilómetros entre el penal de Matamoros, en Guatemala, y la Ciudad de México.

Después de más de dos horas de vuelo, aterrizó en la CDMX. Duarte no portaba chaleco antibalas. Durante la hora y media que permaneció en el hangar se le leyó su cartilla de derechos y fue revisado por médicos para corroborar su estado. A las 13:52 horas, un convoy de 10 motocicletas de la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX, un vehículo artillado con agentes con armas largas, y 10 camionetas blindadas de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR salió por la puerta 1 del hangar. Duarte iba en una camioneta blanca blindada sin placas. El convoy recorrió 18 kilómetros hasta el reclusorio. Hubo personas que salieron para observarlo, otros para reclamarle.

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