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La Operación Vuelo de Justicia, también conocida como Gran Rescate o Fuga del Siglo, se refiere al operativo orquestado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) para sacar de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago a sus militantes Mauricio Hernández, alias Comandante Ramiro, segundo al mando de la organización, Ricardo Palma Salamanca, Pablo Muñoz Hoffman, Mauricio Hernández y Patricio Ortiz Montenegro.

Se realizó el 30 de diciembre de 1996 y fue organizada, en gran medida, por el Comandante Emilio.

Según el recuento del propio FPMR, los detenidos fueron rescatados a las 15:45 en una canasta hecha con dos aros de aluminio, tejida con una malla de cordeles y revestida con keblar, un material a prueba de balas.

La canasta era sostenida por un helicóptero  robado, también blindado, y en el que iba el Comandante Emilio, desde el patio de la prisión.

Primero se pensó en bajar con el helicóptero en un tiempo máximo de tres minutos pero, por el espacio del patio, resultaba imposible.

Se pensó en lanzar cuerdas desde el helicóptero, pero eso ponía en riesgo a los militantes.

Fue por eso que se optó por la canasta. Para neutralizar la reacción de la gendarmería, el plan incluyó acercarse al penal abriendo fuego con ráfagas de metralleta.

Dos de los frentistas: Ortiz Montenegro y Hernández Norambuena, no alcanzaron a subirse completamente a la canasta cuando el helicóptero comenzó a elevarse y sobrevolaron el penal colgando de ella. La operación fue precisa, duró apenas 59 segundos.

La historia la cuenta el propio frente en una de sus páginas en internet. La operación se había comenzado a preparar un año atrás luego de ser gestada y decidida por la Dirección Nacional del Frente Patriótico Manuel Rodríguez con el único objetivo de liberar a sus prisioneros políticos.

“Dos minutos de vuelo se transformaron en horas para ellos. En la aeronave, sus compañeros estaban atentos ante el menor intento de alguna fuerza policial por disparar a los evadidos... El piloto escuchaba por la radio cualquier mensaje que pudiera alertar sobre alguna persecución. Nada. Preguntó cómo iban los rescatados y uno de los tripulantes le respondió: “¡Un poco afligidos, pero bien!”.

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