En “alineación total” con las políticas de equidad de género y respeto a los derechos humanos, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) transformó la Escuela Militar de Enfermeras en Escuela Militar de Enfermería, para abrir las puertas a los varones que quieran estudiar esa licenciatura.

Tras casi ocho décadas de ser una institución militar que daba servicio exclusivamente a mujeres, a partir del próximo 1 de septiembre ingresará una nueva generación que estará integrada también por varones.

En la Escuela Militar de Enfermería, que es un internado, los alumnos podrán interactuar con sus compañeras únicamente en el área académica y de capacitación en educación física.

El plantel, por instrucciones del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el presidente Enrique Peña Nieto, fue remodelado a fondo, lo que incluyó la construcción de nuevos edificios, para adecuarlos a la presencia de hombres. El resultado es que 80% de las instalaciones será nuevo y adaptado con tecnologías de última generación.

La subdirectora de la aún Escuela Militar de Enfermeras, la mayor María del Rosario Cardoso Reyes, informó que la institución tiene capacidad para albergar 500 internos en los cuatro años de la licenciatura, que ahora tiene 305 mujeres y está en posibilidad de que cada año ingresen 120 nuevos alumnos.

Explicó que son admitidos no sólo cadetes de planteles militares, sino también de escuelas públicas o privadas que pasan los exámenes de admisión, tanto de conocimiento como cultural, sicológico y físico, y en los primeros seis meses de instrucción son enviados al Colegio Militar para su transición de la vida civil a la castrense.

La escuela tiene un edificio de tres niveles, con 18 aulas con capacidad para 25 cadetes cada una, y en otro edificio está la zona de dormitorios, diseñada para que los varones no interactúen con las mujeres.

La modernidad y la tecnología de vanguardia se pueden apreciar en los laboratorios de media, alta simulación y quirúrgico, donde los estudiantes pueden realizar sus prácticas con maniquíes “sensibles”, diseñados para que se les pueda diagnosticar, por ejemplo, el nivel de presión arterial, entre otros.

Los estudiantes podrán simular que están asistiendo a un médico, incluso que intervienen en un parto, con un maniquí que mueve los ojos, emite sonidos, simula signos vitales y con la asistencia de una enfermera pediátrica, que cuenta con una cuna de labor radiada.

Un edificio más alberga el gimnasio, que cuenta con un área de usos múltiples, para deportes como fútbol rápido, voleibol, baloncesto y handball, así como acondicionamiento físico general; otra con aparatos para ejercicios cardiovasculares y una alberca semiolímpica.

La subdirectora informó que la edad máxima para ser admitido es de 23 años, que de cada 100 personas que ingresan a la licenciatura 70 se gradúan, y las 30 restantes declinan porque deciden que no es la vocación que quieren seguir.

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