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Las Fuerzas Armadas han tenido que cumplir con tareas que no les corresponden porque las autoridades civiles —encargadas de la seguridad pública— son un fracaso y en los últimos 10 años no pudieron formar policías confiables, por ello es importante que la ley de seguridad interior establezca reglas claras para los militares, porque cuando actúan como soldados los quieren meter a la cárcel, advirtió el penalista Juan Velásquez a EL UNIVERSAL.

De acuerdo con el especialista, México tiene una de las 10 policías más peor preparadas en el mundo, es la más ineficiente en América Latina y la segunda más corrupta a nivel mundial, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que era constitucional que los militares salieran de sus cuarteles a coadyuvar con las autoridades civiles, no a sustituirlas.

En números redondos, explicó, hay 400 municipios sin policías, 800 ayuntamientos con policías que apenas terminaron la primaria y ganan el salario mínimo, y 75% de los cuerpos policiacos de todo el país están infiltrados por la delincuencia.

“Esa ley tendría que ser estrictamente para que hubiera policías, las autoridades civiles encargadas de la seguridad pública son un fracaso y por eso tenemos ese 99% de impunidad.

“Esta ley no tiene ningún beneficio para los soldados, al contrario, sólo heridos o muertos, el único beneficio para los militares es que a través de su actuación están conservando la estabilidad interior de las instituciones, pero a costa de un enorme sacrificio.

“Todos los beneficios son para nosotros los civiles conchudos, comodinos, corruptos e ineficientes; los beneficios de que los soldados nos protegen, y, entonces, ¿para qué queremos policías?”, cuestionó vía telefónica.

Resaltó que los soldados y marinos tienen que enfrentar a la delincuencia organizada asimétricamente, condición que pocas veces se valora.

“Los militares tienen un armamento superior al de los delincuentes, pero no lo pueden utilizar, no los pueden enfrentar con lanzagranadas, con fusiles Barret, con tanquetas, porque se trata de población civil delincuente y no de combatientes como una guerra.

“La delincuencia [sin embargo] es más atrevida, más osada, los ataques a los militares incrementaron 150% y hay militares muertos y heridos, pero sin que eso le importe a las organizaciones de los derechos humanos que se han convertido en protectoras de los delincuentes”, afirmó.

Un ejemplo es la emboscada a un convoy del Ejército, el pasado 30 de septiembre, en Culiacán, Sinaloa, en el que un grupo armado atacó a 17 uniformados con un Barret calibre .50, arma bélica para penetrar blindajes, fusiles y granadas.

Los elementos de la Sedena fueron sorprendidos y superados por el poder de las armas. El saldo fue de cinco muertos y 11 heridos.

Velásquez recordó que el titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos, expresó: “nosotros no somos policías”.

“Obviamente, un policía es alguien que con esa vocación se dio de alta para investigar, descubrir delitos y detener delincuentes. Los militares no son policías, a los militares no se les enseña la labor policiaca, se les enseña a enfrentar al enemigo y abatirlo”, puntualizó.

“Sacamos a los militares de los cuarteles porque no tenemos policías, porque son militares, pero cuando actúan como militares y no como policías, los queremos llevar a la cárcel, lo cual es una absoluta perversión. Sin los militares y los marinos en las calles, ocupando la seguridad pública, ahorita no estaríamos platicando, probablemente estuviéramos en un país inmerso en la ingobernabilidad por la delincuencia.

“No obstante, los militares han sido cuidadosos en cuanto a la historia de los derechos humanos han celebrado convenios con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), han publicado manuales y reglas para el uso de la fuerza, han habilitado a más de 50 mil militares en derechos humanos, pero esa historia no puede ser para siempre”, añadió.

“No hay una sola nota de alto impacto que no involucre a policías o ex policías, Iguala, Ayotzinapa, lo de todos lados. ¿Por qué no pensamos en esos soldados que combaten al narcotráfico, que duermen a la intemperie, que comen una lata de atún, que no ven a sus familias, que si bien les va, los matan o son presos?, los soldados son héroes.

“La CNDH emitió una Recomendación por la peor violación cometida por los soldados, del caso Tlatlaya, esa recomendación que nos desacreditó en todo el mundo, particularmente a los soldados, resultó en la liberación judicial de los militares involucrados porque no hubo ni una prueba para llevarlos a juicio. Esas comisiones, con tal de querer ganar popularidad y protagonismo son los enemigos mayores de las Fuerzas Armadas, las contemplan como ejércitos enemigos, ejércitos de ocupación”, aseguró el penalista.

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