En las Fuerzas Armadas no sólo existe la preocupación por el hecho de que su imagen se esté desgastando al tener que participar en labores de seguridad pública para las que no fueron creadas, sino también, nos comentan, por el tema de la capacidad de fuego con la que cuentan los grupos del crimen organizado.

Nos hacen ver que el anuncio que presentó el titular de Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), Gustavo Salas Chávez, se habló del tipo de armas con las que cuenta el grupo que emboscó el pasado mes de septiembre a un convoy del Ejército en Culiacán, y que dejó como saldo 5 soldados muertos, 10 militares heridos y un civil fallecido.

Ametralladoras Barret calibre 50, rifles de asalto AR-15 Y AK-47 así como 80 mil cartuchos y granadas, son parte del arsenal con el que contaba el grupo criminal autor del ataque a los militares.

Nos aseguran que la preocupación, y la molestia de los militares mexicanos es que desde Estados Unidos no se ha podido detener el “río de plomo” que corre hacía México y que está poniendo en manos de los criminales grandes cantidades de armas y municiones, la mayoría de ella compradas en suelo estadounidense. Aseguran que son dos los temas en los que hace falta mayor esfuerzo de las autoridades vecinas: el combate al consumo y el control en la venta de armas.

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