Tras una investigación de más de un año, en la que participaron expertos de al menos cuatro países, el Equipo Argentino de Antropología Forense concluyó que las evidencias científicas recolectadas y los peritajes hechos en el basurero de Cocula no respaldan la hipótesis de que en dicho lugar se hayan incinerado los restos de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.

En el peritaje que ya fue entregado a la Procuraduría General de la República (PGR) se advierte que no hay evidencias de un fuego con la magnitud requerida y de la duración necesaria para poder quemar los restos de los estudiantes, ya que incluso se encontró vegetación en el basurero de Cocula, el cual tenía semanas o meses de estar ahí.

La titular de la forense argentina, Mercedes Doretti, agregó que tampoco se ha encontrado evidencia científica para establecer correspondencia alguna entre los elementos recuperados en el basurero y los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos”.

Agregó que en la opinión de los forenses argentinos tampoco existen elementos científicos suficientes para vincular los restos hallados en el basurero con los que fueron recuperados en el río San Juan por la PGR.

Asimismo, destacó que estos últimos no presentan las mismas características de calcinación y fragmentación que los restos óseos localizados en Cocula.

Además, indicó, que los peritos argentinos lograron comprobar mediante imágenes satelitales que desde el 2012 ya existía una mancha negra en el basurero, la cual indica que este lugar ha sido foco de múltiples quemas e incendios, y no de un solo evento como afirmaba la PGR.

La desaparición de los estudiantes ha sido uno de los golpes más fuertes que ha sufrido el presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió en diciembre de 2012 y ha tenido que reconocer que es una de las causas de la desconfianza social actual hacia su gobierno.

Tras el informe de los expertos de la Comisión Interamericana, el gobierno anunció que encargaría otro peritaje para analizar lo que sucedió en el basurero, lo cual no ha ocurrido hasta ahora.

A principios de 2015, el entonces procurador Jesús Murillo Karam dijo que las investigaciones oficiales habían dado con la "verdad histórica" de lo sucedido: los estudiantes, dijo, fueron detenidos por policías municipales y entregados a un grupo del narcotráfico que los calcinó en el basurero de Cocula y luego lanzó las cenizas en bolsas a un río cercano.

Hasta ahora las autoridades han dicho que se ha identificado a dos estudiantes a partir de restos encontrados en las bolsas: Alexander Mora y Jhosivani Guerrero, aunque sólo con el primero se logró una identificación plena vía ADN.

En el caso de Guerrero, la identificación se hizo con menor certeza debido a que el deterioro de los restos sólo permitió hacer análisis genéticos experimentales que forenses, como los argentinos, consideran imprecisos.

Además, como ningún miembro del EAAF estuvo presente cuando se recogieron las bolsas, el grupo sostiene que no hay evidencia científica para asegurar que esos restos provenían del basurero.

tpc

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