politica@eluniversal.com.mx

Rogelio Ortega, quien dejará la gubernatura de Guerrero el próximo 26 de octubre, manifestó que su antecesor, Ángel Aguirre, “no actuó con la velocidad requerida”, como tampoco lo hizo el gobierno federal, para evitar la tragedia de Iguala del 26 y 27 de septiembre de 2014.

¿Qué piensa de Ángel Aguirre, su predecesor?

—Es un político guerrerense de gran calado, de los políticos vivos más experimentados. De una generación que le dio la oportunidad de cursar una experiencia gubernativa, y para él doble oportunidad: una producto de otra tragedia, la de Aguas Blancas, que le permitió ser gobernador por tres años. Y luego la otra, que le daba la oportunidad de ser gobernador por cuatro. Creo que la segunda oportunidad no la aprovechó.

¿Tuvo responsabilidad política por omisión en la tragedia de Iguala?

—Quizá no se dimensionó toda la magnitud y potencialidad que iba a tener ese problema, visto ahora, a la distancia. Ya había indicios de que las cosas no estaban bien en Iguala, había ya elementos suficientes como para tomar medidas precautorias y no se hizo. El caso de acciones con las que se atentó contra la vida de unas personas y de un líder local de Iguala, perredista, que perdió la vida [Francisco López Liborio, dirigente social y líder perredista, asesinado el 10 de junio de 2015].

Del cual también fue señalado, por cierto, el ex alcalde José Luis Abarca...

—Sí, ahí era como para empezar a tomar distancia y tomar medidas. Pero no sólo ahí, en otros municipios más. Se dejó correr, y luego la noche de la tragedia, el 26 y la madrugada del 27 [de septiembre], de inmediato se debió haber intervenido. Se dejaron pasar minutos y horas extraordinarios, que de haber intervenido de manera inmediata quizá se hubiera salvado la vida de las personas y no estaríamos viviendo la incertidumbre de los desaparecidos.

Desde su punto de vista, ¿sí hay una responsabilidad?

—Yo creo que no se actuó con la velocidad que se requería, tanto el gobierno local como el gobierno federal.

¿Qué opina de la llamada “verdad histórica”?

—Yo lo dije siempre: era insuficiente la investigación que se había realizado como para declarar “aquí se cierra la verdad histórica”. Cuando los actores están inconformes, con una pieza que le falte al rompecabezas, no se termina, está incompleto. Por eso considero muy positiva esta segunda reunión que han tenido [los padres de los normalistas] con el presidente Enrique Peña Nieto.

¿Le parece positiva a pesar de que las madres y los padres dijeron que se sintieron decepcionados porque no se tomaban en cuenta los puntos que estaban pidiendo?

—Los procesos de diálogo entre posiciones discrepantes no son fáciles. Pero el hecho de que se realicen es un gran paso. Cuánto hubieran querido los líderes del Movimiento del 68 que el presidente Gustavo Díaz Ordaz se hubiera reunido con ellos por lo menos 10 minutos.

¿Qué hacía el 26 de septiembre, cuando aún era académico y ocurrió la tragedia?

—Estaba preparando un evento para recibir a Elena Poniatowska, le íbamos a entregar el doctorado honoris causa en la Universidad Autónoma de Guerrero. El 27 ya empezó a correr la noticia, se veía que venía una gran explosión. Un año antes, el 2 y el 3 de julio de 2013, el mismo grupo delincuencial llamado Guerreros Unidos, en Cocula, ingresó a los domicilios de varias personas y sustrajo a 17 jóvenes, que se encuentran desaparecidos hasta la fecha. Pero nadie dijo nada (...) Pasó Ayotzinapa, que es un colectivo que concita solidaridad.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses