2 de Julio de 2013.

DR. MANUEL MONDRAGÓN Y KALB.

Señor Doctor:

Es una condición de calidad humana aspirar a lo mejor para sus semejantes, y es bajo este razonamiento que le deseo de todo corazón que tenga éxito en la difícil tarea que le fue encomendada por el titular del Poder Ejecutivo Federal, a pesar de los encontrados intereses, que seguramente vencerá.

 

En el momento justo de mi salida del organismo que usted dirige, considero  oportuno  precisarle algunas de las motivaciones que dirigieron mi actuación y conducta como funcionaria encargada de la Dirección General de Política y Desarrollo Penitenciario.

 

Tras casi tres décadas de colaborar en distintas áreas y circunstancias, conoce usted que la línea básica de mi desempeño en las varias encomiendas que he tenido, son la rectitud, el trabajo y la honestidad, enmarcadas todas ellas en un profundo concepto de la lealtad institucional y lealtad a mis superiores, iguales y subalternos.

 

Hablando de lealtad, dicho término es la clave que le servirá para entender mi decisión de presentar a usted mi renuncia irrevocable en días pasados y procedo a precisar.

 

Me quedó perfectamente claro, desde el momento en que me invitó a colaborar con usted en esta reciente tarea, que nos enfrentábamos a una infraestructura consolidada a través de muchos años y con muchas personas involucradas, ciertamente con algunos lados positivos, pero con innumerables aspectos a corregir, la cual debía ser impactada de múltiples formas, para poder dar paso al proyecto final por usted concebido.

 

Es por ello que desde el inicio, al descubrir las tendencias perversas de los círculos articulados en torno a usted, me negué a ingresar a la corriente de informes superfluos y amañados  orientados a “agradar al jefe”; muy por el contrario, asumí una postura crítica y combativa, que quedó plasmada en documentos, en donde denuncié las innumerables inconsistencias a corregir, lo que en forma paralela, como usted comprenderá, me generó por un lado desavenencias con aquellos a quienes no les di el gusto de bajar la mirada y de caminar por una senda perversa, y por el otro calificativos críticos sobre mi persona que le hicieron llegar .

 

La decisión y motivos para presentarle mi renuncia, está más allá de consideraciones subjetivas sobre carácter y personalidad. 

 

¿Cómo califica usted a proceder lealmente con mi superior, no dejando pasar desapercibida la enorme cantidad de problemas existentes en los centros penitenciarios, lo que para mi tranquilidad, está perfectamente documentado en los reportes que le remití durante mi breve gestión?

 

¿Cómo cataloga usted mi decisión de no fingir la no existencia de problemas y negarme a ir hacia la parte más cómoda de la corriente?

 

No doctor, usted bien lo sabe. No está en mis bases morales como servidora pública cobrar un sueldo,  engañar a mi superior y pasarla bien, como considero que está aconteciendo en varias áreas bajo su responsabilidad.

 

Es más, estimo que en este caso vale la pena recordar las múltiples experiencias que a lo largo de  tantos años hemos compartido tal como sucedió en la Procuraduría del Distrito Federal cuando iniciamos los programas de atención a la comunidad (fui su primera Subdelegada en Cuauhtémoc) atención a víctimas, las agencias especializadas en delitos sexuales, el programa de atención a detenidos y preservación de los derechos humanos, mismos que orgullosamente evolucionaron hacia Subprocuradurías en el ámbito nacional, en donde de manera consistente se obtuvieron resultados exitosos a pesar de los múltiples factores en contrario que se tuvieron que vencer. ¿Cómo olvidar el paso por la Subsecretaría Forestal? En el mismo tenor, es de mencionar que en la última encomienda en el Gobierno del Distrito Federal recibí un Centro de Control de Confianza de pésima calidad y dudosa eficiencia, y al final de la comisión se entregó un organismo funcional y articulado, que concluyó con la evaluación de 114,000 personas, permitiendo al Distrito Federal cumplir al 100% el compromiso marcado en la Ley, lo que representa la cuarta parte del estado de fuerza policial de nuestro país, representando hoy por hoy una de las más altas cifras de eficiencia alcanzadas a nivel nacional por Centro de Control de Confianza alguno.   

 

Para el Sistema Penitenciario Federal en el que tuve el honor de elaborar la normatividad vigente desde 2006 (Reglamento de los Centros Federales de Readaptación Social, publicado el en el Diario Oficial de la Federación el 04 de abril de 2006 así como sus manuales e instructivos), quedan sentados además del diagnóstico presentado a usted, las bases para dirigirlo a la consecución de la reinserción social incluida la Estrategia Nacional Penitenciaria.

 

Así, prefiero en todo caso salir con dignidad, con la frente en alto y con el convencimiento del deber cumplido.

 

Sé que le espera una tarea titánica. Tengo la certeza de que se enfrenta a intereses de grupo y personales disímbolos, que requerirán estar muy atento para identificarlos y en su momento neutralizarlos antes de que el círculo que se está articulando a su alrededor se ciña y le haga daño.

 

Por conocerlo después de tantos años, sé que no lo derrotará el desánimo, cansancio, ni la voluntad de hacer las cosas. 

 

No obstante, en su futuro inmediato hay amenazas latentes que provienen de un complicado sistema, forjado a través del tiempo y de alianzas de grupos que a pesar de todas sus incongruencias se ha mantenido.

 

Simplemente para concluir le expreso lo que ya alguna vez habíamos comentado: la lealtad siempre debe tener dos sentidos.  

 

¡Mi parte está cumplida!

 

Con cariño y respeto

DOCTORA SARA ELENA IZAZOLA LICEA.

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