A cinco meses de que el ex presidente panista, Felipe Calderón anunció que donaría su pensión a la fundación Aquí nadie se rinde IAP, Laura Vidales Flores, su directora, asegura a EL UNIVERSAL que el apoyo está comprometido hasta que el ex mandatario lo decida. “Es un donativo y es voluntario, lo va a dar hasta que él quiera”, y aunque los 174 mil 200 pesos son significativos para la tarea que realizan, “tenemos que juntar seis meses y medio [de ese salario] para poder ayudar a un sólo niño”.

La fundadora agradece la ayuda y sabe que el ex presidente está en la mira de todo mundo y que no se iba a arriesgar a dar su dinero a una institución que hiciera mal las cosas.

Desde febrero pasado, Calderón Hinojosa sólo ha visitado en una ocasión la fundación, el día que llevó la carta en la que indicaba que les daría el dinero de su pensión. Su aportación “nos ayuda mucho, pero no nos viene a resolver todo, necesitamos hacer mucha labor, por eso invitamos a la gente a que done”.

El dinero del ex mandatario es usado para la actividad más costosa que realiza Aquí nadie se rinde, que es promover el trasplante de médula ósea de los niños que llegan a la institución y que su costo es de hasta un millón de pesos.

La directora de la organización explicó que la entrega quincenal de los recursos se usa en los trasplantes de médula ósea. “Es un procedimiento muy costoso y en el país sólo dos de cada 10 niños tienen un hermano que les pueda donar de su médula, 80% restante debe recurrir a bancos de cordones o personas no relacionadas, si no hay donantes disponibles, se deben trasladar las células desde otras naciones como Estados Unidos, o desde Europa”.

La mujer, que hace 10 años perdió a su hijo Andrés, víctima de este mal, afirma que luego de que Calderón Hinojosa anunció que donaría su pensión a Aquí nadie se rinde, recibieron críticas de todo tipo e incluso escuchó comentarios como: “Si ya tienen ese dinero, no necesitan más”, por lo que pidió a la gente que se olviden de los colores partidistas y contribuyan, “porque aquí somos multicolor, y todo suma”.

La donación

El 27 de febrero, a través de su cuenta de Twitter, Felipe Calderón informó que daría su pensión a la fundación de Laura Vidales.

“He decidido donar la pensión que me corresponde como ex presidente de México a la organización Aquí nadie se rinde para niños con cáncer”, posteó.

En aquel momento expresó que había recibido el pago mensual porque “nunca robé, ni tenía otro ingreso distinto al de servidor público y lo necesitaba. Afortunadamente, ahora he tenido la posibilidad de dar conferencias y realizar otras actividades que me generan ingreso. Yo espero que mi trabajo como conferencista me permita sostener a mi familia y así seguir apoyando a las niñas y los niños con cáncer, a través de esta institución”.

Una vez que se hizo el anuncio de la cantidad que otorgaría, lo que siguió, cuenta Vidales Flores, es que se puso a la fundación en el “ojo del huracán” al recibir fuertes críticas, porque Aquí nadie se rinde está ubicada a un lado del actual domicilio del ex presidente.

“Es muy raro encontrarme con ellos, si acaso una vez al año, se me hace absurdo que digan que por eso donó su dinero”, afirma.

Laura Vidales relata que antes Aquí nadie se rinde se ubicaba en Jardines de la Montaña, en una casa adjudicada por el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), “habían vivido narcos, y nosotros pagábamos una renta muy razonable, hasta que una vecina, con todas sus palancas nos sacó en una semana y el único lugar donde conseguimos fue aquí, no sabía que seríamos vecinos”.

En su relato Vidales Flores asegura que el acercamiento de la familia Calderón con la fundación no es algo nuevo, sino que desde el sexenio en que gobernó, su esposa Margarita Zavala hizo una serie de eventos a favor de organizaciones de apoyo a niños con cáncer, entre ellas Aquí nadie se rinde.

“Existe una historia con los Calderón porque durante su sexenio, Margarita Zavala estuvo muy cercana de las fundaciones y promovía encuentros y cosas importantes para ayudarnos, entonces, en una de tantas veces, nosotros teníamos un proyecto muy importante que se llamaba Brazadas por la vida, en donde nadadores de aguas abiertas cruzaban algún canal en Acapulco y la fundación vendía sus brazadas. Cuando Margarita Zavala supo de este proyecto invitó a una gran amiga de ella, Gabriela León, para que nadará y diera brazadas en favor de Aquí nadie se rinde. Ella nadó dos veces en Acapulco y eso nos permitió recaudar fondos para ayudar a nuestros niños”.

Ingreso extra

Laura Vidales señala que al estar frente a un organismo nuevo, fue “importantísimo” contar con el apoyo de la ex primera dama. “Su ayuda no pasó a la historia aunque se haya acabado el sexenio”.

Una vez que terminó la administración de Felipe Calderón, la fundación Aquí nadie se rinde siguió con su trabajo altruista, “hasta que un día se acercó una persona del equipo del ex presidente, habló con nosotros y nos dijo que él estaba pensando en donar su pensión, entonces vinieron y me dieron la noticia, fueron sentimientos encontrados, te da susto, nervio, emoción, y te da mucha paz, porque significa un ingreso extra”, comenta la directora.

El político panista llegó al predio ubicado en la colonia Las Águilas y llevó una carta en donde se comprometía a donar los 200 mil pesos que recibía como pensión vitalicia en la Presidencia de la República.

“Desde entonces, cada quincena recibimos una transferencia bancaria, que al mes suma casi 175 mil pesos [por los impuestos]”, menciona Vidales Flores.

Señala a EL UNIVERSAL que no entendía el alboroto que provocó la donación del ex presidente Calderón, puesto que otros miembros de la política y del espectáculo también han brindado su ayuda a la organización.

“En diciembre pasado, el senador Mario Delgado Carrillo nos donó todo su aguinaldo, fueron 159 mil pesos, vino a las instalaciones, en fin, aunque esto también se dio a conocer no vimos tantas reacciones ni comentarios negativos. También la actriz Ana Claudia Talancón ha trabajado con Aquí nadie se rinde”, añade.

Acción complementaria

Recuerda que luego de que se dio a conocer el donativo del ex presidente, la fundación sufrió fuertes críticas. “Decían que esta era su fundación, ojalá lo fuera porque podría apoyar a muchísimas familias, pero estamos limitados, nosotros hemos trabajado cada peso, cada cosa, cada apoyo durante todos nuestros años de vida. Es terrible que la gente hable sin saber, cuando nos han criticado los invito a que vengan, que sepan lo que hacemos, si no les gusta, es loable decir lo que piensan, pero no está padre que nos acaben sin conocernos”, dice.

En su oficina y en el centro de la organización que en este momento tiene en lista a tres niños en espera de un trasplante, la directora afirma que la fundación ha logrado atraer este tipo de ayuda sin necesidad de invitar a las personalidades, sino que su trabajo es la mejor carta de presentación.

“Cuando se trabaja con grupos vulnerables, sobre todo con niños que son nuestro futuro, debemos recordar que una fundación está por encima de cualquier color, del rojo, verde, amarillo, naranja. Cualquier color se queda por debajo de la problemática, y aquí lo que tenemos que hacer es sumar, no hay colores, hay pacientes que necesitan nuestro apoyo, nuestra ayuda”.

Laura Vidales agradece la suma entregada por el ex mandatario panista; sin embargo, invita a la sociedad a seguir ayudando.

“Nosotros dependemos 100% de la gente, si ustedes no quieren aportar, no tendremos recursos y por ende el destino es cerrar. Nosotros estamos aquí para complementar las acciones que está haciendo el gobierno en salud, educación, a mi me toca hablar por Aquí nadie se rinde. Los invito a que sumemos por los niños con cáncer de México, vengan y apoyen, lo dicen ellos, si yo no me rindo, tú tampoco”.

Durante la conversación la directora cita que las aportaciones en donativo que se han entregado a la organización permitieron que tan sólo en 2016 se pudiera brindar ayuda a poco más de mil familias que se acercaron.

¿Qué es Aquí nadie se rinde?

En 2005, Andrés, hijo de Laura Vidales fue paciente con cáncer, entonces, un número considerable de amigos y conocidos de la familia decidió aportar dinero en beneficio del menor de edad y, para hacer todo de manera transparente, se decidió crear la fundación Aquí nadie se rinde.

“Mi esposo jugaba con mis niños a las luchas, entonces cuando uno de ellos decía ‘ya papá, me rindo’, él les decía que no, que ahí nadie se rendía, por eso decidimos nombrar así a la organización”, cuenta Vidales Flores.

La Institución de Asistencia Privada sin fines de lucro surgió como respuesta a un sueño de Andrés, quien quería ayudar a “quitar el dolor” a otros menores de edad, que al igual que él se enfrentaban a esta enfermedad.

“Me acuerdo que él me pedía que ayudáramos a Bruno, un compañerito que también necesitaba un trasplante de médula, en ese momento yo pensaba, ‘uy sí, como si fuera tan fácil conseguir el dinero’”.

Aquí nadie se rinde tiene cuatro programas de apoyo, el primero es: Salvando vidas… una a la vez, que tiene como objetivo financiar trasplantes de médula ósea a menores de edad con cáncer que lo necesitan, además de apoyar sicológicamente a los niños, como a sus familias durante todo el proceso ante el cáncer.

“No podemos pagar trasplantes de bonche en bonche porque son tan específicos y tan complicados que vamos de uno en uno. Este programa involucra toda la salud física y emocional de los pacientes, tenemos sicólogas que les dan soporte dentro de los hospitales, pero también a la familia. Es muy común y triste que los hermanos digan que quieren tener cáncer para sentir todo el apapacho de los pequeños enfermos, entonces nosotros los apapachamos, los llevamos a parques recreativos, les damos regalos a los dos, para evitar estos comentarios, y mejor pidan que su hermano esté sano como ellos”.

El programa Enciende una esperanza, que es el segundo, fortalece a las familias de los pacientes a través de un proyecto autogenerador de recursos, se les enseña a crear productos que puedan vender y tener un ingreso adicional.

“Los cuidadores primarios de los niños, ya sea papá o mamá, aprenden a hacer cosas de joyería muy sencillas, las pueden crear en la silla del hospital junto a su hijo, pueden hacer aretes, pulseras, llaveros, y los venden a los doctores, otros pacientes, cuando van camino a casa. Las familias nos han dicho que con este dinero pueden pagar el gas, la comida o el transporte”.

Alimentando corazones, el tercer programa, busca mejorar el autoestima e integración de los menores de edad que viven con cáncer y los de sus familias, a través de eventos recreativos y educativos dentro y fuera de los hospitales.

“Hacemos que rompan su rutina, los llevamos a la playa, o a parques de diversiones que son divinos pero caros y que no siempre pueden pagar”, explica Laura Vidales.

El programa “más ambicioso” y cuarto de la institución es: Descubriendo lo desconocido, que pretende impulsar la investigación y capacitar al cuerpo médico de oncología pediátrica para lograr un diagnóstico y tratamiento oportunos. “Con este queremos apoyar a investigadores con la idea de saber por qué se enferman los niños, saber qué está pasando y tratar de reducir la tasa de incidencia”.

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