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La beca Fulbright-García Robles se mantendrá segura cuando menos para el presente año y en el futuro “no veo su desaparición”, señaló Hazel Blackmore, directora de la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural (Comexus).

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, emitió órdenes ejecutivas para monitorear recursos federales canalizados a México y, eventualmente, suspenderlos.

Blackmore dice que esta beca no corrre riesgos. Por medio de Comexus, 70 estudiantes mexicanos realizaron estancias académicas en la Unión Americana durante 2016.

El programa de becas contó con un presupuesto de alrededor de 60 millones de pesos el año pasado.

El programa Fulbright-García Robles fue creado en 1946 por el gobierno estadounidense para que jóvenes de todo el mundo realizaran estancias académicas en sus campus. Desde 1990, en México funciona gracias a una bolsa de recursos aportada por los gobiernos de ambos países.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Blackmore explicó que, por lo menos para este año, el programa de becas está a salvo, puesto que los recursos ya fueron asignados por la administración saliente de Obama.

Señaló que esta beca ha dado grandes beneficios, puesto que permite el intercambio de estudiantes de excelencia entre ambos países, por lo que dudó que sea cancelada por la administración Trump.

¿Cuál es el objetivo de la beca?

—El fundador, el senador William Fulbright, se dio cuenta del poder de los intercambios académicos y de las redes sociales que se generan a partir de ellos. Lo importante es conocer la cultura y a la gente de otros países, tener un contacto más directo.

Así, cuando en un futuro tengas algún problema, es más fácil que lo resuelvas de manera diplomática a que entres en guerra porque conoces a los otros países. Es un programa pensado en la paz.

¿Cómo se financian?

—Tanto para mexicanos como para estadounidenses, es binacional: el gobierno de Estados Unidos hace aportaciones por medio del Departamento de Estado, y el de México por la Cancillería y la SEP. Todo se va a una bolsa para pagar las becas, no somos un órgano gubernamental, sino un organismo internacional con un acuerdo de sede firmado por ambos gobiernos.

¿Será posible continuar ante el discurso y el contexto existente?

—El programa tiene 70 años y ha existido tanto con gobiernos demócratas como republicanos, funciona en todo el mundo. Se ha invertido mucho dinero y hay poca probabilidad de que desaparezca o disminuya por su fortaleza institucional. Aunque este programa se maneja desde el Departamento de Estado, el recurso se designa en el congreso que lo ha defendido ante las presiones y los recortes presupuestales. Los congresistas aprecian y reconocen la cooperación internacional porque el gobierno mexicano aporta la mitad de los fondos de la beca.

¿A diferencia de otros programas?

—Sí, a diferencia de otros programas en los que el presidente Donald Trump ha señalado que Estados Unidos paga más que otros países, en este hay una verdadera cooperación. La elección presidencial nos mostró que Estados Unidos es un país dividido donde no todo el mundo piensa igual, ni está en concordancia con ese pensamiento de que México no es socio.

La sociedad civil no necesariamente tiene la misma creencia: los estadounidenses ven un valor de venir a México, crear socios, aprender y conocer nuestra cultura. Para México es importante recibirlos porque al final del día van a ser nuestros embajadores allá y hablarán de lo bueno que tiene.

¿Ves cercana la posible desaparición del programa?

—En el futuro cercano no veo su desaparición o una presión. El programa escoge a los becarios por su excelencia académica y liderazgo. Es importante que estos embajadores de México estén allá y demuestren su valor, que hay mexicanos con muchísimo empuje.

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